En Angola, un proyecto (i) cofinanciado por el Banco Mundial y la Agencia Francesa de Desarrollo contribuyó al programa de diversificación económica del Gobierno respaldando la transición de un sector agrícola de subsistencia a uno más competitivo y orientado al mercado. El proyecto está ayudando a los productores o a las pequeñas y medianas empresas a preparar y financiar inversiones agrícolas. Hasta diciembre de 2023, se habían aprobado 268 proyectos, equivalentes a unos USD 37 millones en inversiones agrícolas. El proyecto financió el primer plan de garantías parciales de créditos dedicado al sector agrícola en el país —una innovación para el sector agroindustrial de Angola—, el cual ha movilizado, hasta la fecha, USD 4,1 millones en financiamiento de la banca privada.
En Argentina (i), el Banco brindó apoyo a 14 630 familias que se beneficiaron con una mayor inclusión socioeconómica. En el marco del proyecto, 2409 familias tuvieron acceso a agua para consumo humano y animal, así como para riego; 7499 hogares rurales mejoraron su capacidad de producción, y más de 900 familias accedieron a infraestructura, equipos y capacitación que mejoraron sus actividades comerciales. Sobre la base del modelo de alianzas productivas, 2801 familias de diferentes regiones se convirtieron en beneficiarias al vincular su producción con los mercados. Entre las actividades financiadas se destacan la producción de miel, árboles frutales, forraje, ganado, frutos secos, especias, yerba mate y té, entre otros.
En Benin, entre 2011 y 2021, el Proyecto de Diversificación y Productividad Agrícola ayudó a 327 503 productores a adoptar tecnologías que mejoran la productividad, permitiendo que 135 549 hectáreas de tierra se cultivaran con tecnologías mejoradas. Las intervenciones del proyecto ayudaron a aumentar la producción de castañas de cajú de 0,45 toneladas a 0,81 toneladas, la producción de maíz de 1,2 toneladas a 2,97 toneladas, la producción de arroz de 4 toneladas a 6,2 toneladas y la producción de piña de 50 toneladas a 70 toneladas. El proyecto permitió incrementar considerablemente la producción de arroz blanqueado y pescado. En combinación con la ayuda para la producción y el procesamiento de cultivos, el apoyo a las exportaciones ha dado lugar a un aumento de las exportaciones de castañas de cajú y piñas.
Desde hace 18 años, Bolivia (i) viene desarrollando una estrategia para mejorar la producción y comercialización agrícola a través del modelo de alianzas productivas. Este modelo vincula a los pequeños productores rurales con los mercados, y facilita su participación en las cadenas de valor y les da acceso a asistencia técnica y tecnologías para llegar a los mercados. Actualmente, se han implementado más de 2600 alianzas productivas, que benefician a 107 308 familias de productores. En 2023, se puso en marcha la tercera fase del modelo de alianzas productivas, que espera tener un impacto significativo en casi 130 000 comunidades de productores rurales, y pone especial atención en la seguridad alimentaria, la adopción de prácticas innovadoras para una agricultura resiliente y una mayor participación de las mujeres productoras.
Un proyecto (i) respaldado por el Banco y ejecutado en asociación con el Gobierno de Rio Grande do Norte, uno de los estados más pobres y violentos de Brasil, tiene como objetivo mejorar la productividad agrícola, la calidad de la salud y el acceso a ella, la seguridad pública, la educación y la gestión del sector público en todo el estado. El proyecto ha implementado 131 subproyectos de agricultura familiar, ha reparado 274 kilómetros de caminos, ha restaurado y reforzado la seguridad de una importante presa, y ha construido 22 centros modernos de atención a la ciudadanía.
En Bhután, un proyecto (i) respalda los esfuerzos del Gobierno para reducir la pobreza rural y la malnutrición a través de la implementación de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes. Ciertas tecnologías de riego e invernaderos introducidos por el proyecto han ayudado a los agricultores a aumentar su acceso a los mercados locales y de exportación. Más de 6500 personas han aumentado la calidad y la cantidad de productos como arroz, maíz, papas, hortalizas, quinua, cítricos y manzanas, y especias de alto valor (p. ej., cardamomo y jengibre).
En Burkina Faso, el Banco apoyó el Proyecto de Desarrollo del Sector Ganadero, que se ejecutó entre 2017 y 2022. Al finalizar el proyecto, los beneficiarios de las cadenas de valor seleccionadas aumentaron su rendimiento en un 8,4 %. La producción de vacuno, ovejas y huevo aumentó un 6,76 %, un 11,93 % y un 6,50 %, respectivamente. Las ventas subieron un 45 %, superando el objetivo de un incremento del 30 %. El volumen de préstamos otorgados por las instituciones financieras asociadas ascendió a USD 5,02 millones, por encima de la meta original de USD 4,38 millones. El proyecto llegó a un total de 329 000 beneficiarios, de los cuales 138 314 eran mujeres y 112 573 eran jóvenes.
En la República Centroafricana, a través del Proyecto de Respuesta de Emergencia para Aumentar la Seguridad Alimentaria, 330 000 pequeños agricultores recibieron semillas, herramientas para cultivar y capacitación en técnicas agrícolas y de poscosecha. El proyecto ayudó a los agricultores a impulsar su producción y a ser más resilientes a los riesgos climáticos y de conflictos. La producción local de alimentos aumentó un 250 %, de 28 000 toneladas en septiembre de 2022 a 73 000 toneladas en junio de 2023. Además, 21 006 hogares agrícolas recibieron capacitación en gestión de pérdidas poscosecha y equipos (como unidades móviles de almacenamiento) para mejorar el envasado de los productos agrícolas, lo que se tradujo en mayores precios de venta.
En Colombia, desde 2010, la adopción de sistemas de producción silvopastoril inocuos para el medio ambiente (i) en más de 4100 establecimientos ganaderos permitió convertir 100 522 hectáreas de pastizales degradados en paisajes más productivos y capturar 1 565 026 toneladas de CO2 equivalente. Además, casi 40 000 hectáreas de pastizales se transformaron en sistemas de producción silvopastoril y 4640 hectáreas en sistemas de producción silvopastoril intensivos. Asimismo, 4100 agricultores beneficiarios directos, de los cuales 17 % eran mujeres, recibieron capacitación en ambos sistemas, y más de 21 000 agricultores, técnicos y productores también asistieron a sesiones de formación, visitaron granjas de demostración y participaron en talleres, eventos y brigadas tecnológicas. También se estableció una red de 116 viveros, los cuales produjeron alrededor de 3,1 millones de árboles forrajeros que se entregaron a los agricultores beneficiarios.
En Côte d’Ivoire, entre 2013 y 2017, el Proyecto de Apoyo al Sector Agrícola (i) aumentó la productividad de 200 000 agricultores y reparó 6500 kilómetros de caminos rurales. Esto facilitó el transporte de los productos agrícolas y redujo las pérdidas posteriores a las cosechas. Para ayudar a la industria de la producción de castaña de cajú, el Banco también apoyó un programa de investigación que ayudó a distribuir 209 genotipos de árboles de alto rendimiento y a crear 18 viveros. El proyecto financiado por el Banco también colaboró en la movilización de USD 27,5 millones en inversión privada para aumentar la productividad de al menos 26 500 hectáreas.
En Etiopía, desde 2015, un proyecto (i) ha ayudado a 2,5 millones de pequeños agricultores a aumentar la productividad y la comercialización agrícolas mediante el establecimiento de vínculos con los mercados, el mayor acceso a los servicios públicos agrícolas, el fortalecimiento de la capacidad de los pequeños agricultores para gestionar el agua y los cultivos de manera eficiente e implementar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, y la mejora de la diversificación de la dieta. El proyecto también ha promovido el uso de la agricultura sensible a la nutrición y el género y la agricultura climáticamente inteligente, que incluyen una diversidad dietética a través de cultivos ricos en nutrientes, los productos ganaderos, el procesamiento y la manipulación posteriores a las cosechas y la comunicación para el cambio de los comportamientos sociales, junto con la inocuidad de los alimentos y la salud maternoinfantil. Además, ha ayudado a los agricultores a aumentar el rendimiento de los cultivos y la ganadería en un 19 % y un 52 %, respectivamente, y sus ingresos en un 96,2 %. Hasta la fecha, el proyecto ha proporcionado servicios de riego y agua para 58 823 hectáreas de tierra, y más de 1,6 millones de agricultores han adoptado tecnologías agrícolas mejoradas promovidas por el proyecto. Como resultado de todas estas intervenciones, se ha creado casi 1 millón de puestos de trabajo para la población rural, entre ellas mujeres y jóvenes de zonas frágiles y afectadas por conflictos.
En Granada (i), el Banco Mundial apoyó a agricultores y pescadores locales, así como a cooperativas agrícolas y agroindustrias para mejorar su acceso a los mercados y las ventas entre 2017 y 2023 a través del Proyecto Regional de Competitividad Agrícola de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO). El proyecto entregó vales a 206 agricultores y pescadores y ofreció oportunidades de cofinanciamiento a 10 agroindustrias, lo que condujo a mejoras significativas en sus instalaciones de producción y en el acceso a los mercados. Además, 260 empleados y 53 agentes de divulgación agrícola recibieron capacitación, que les permitió mejorar sus competencias en producción agrícola y su acceso al mercado. A través del proyecto, 150 productores adoptaron diversas tecnologías climáticamente inteligentes, como paneles solares y sistemas de recolección de agua de lluvia, poniendo de relieve el compromiso del proyecto con la sostenibilidad y la eficiencia.
En Guinea, de 2018 a 2023, a través del Proyecto de Desarrollo Agrícola Integrado (i), los agricultores locales aumentaron la productividad y la sostenibilidad de la agricultura. Con el fin de ayudar a las comunidades locales, el proyecto distribuyó semillas de alto rendimiento, mejoró el riego y capacitó a mujeres y jóvenes para que accedieran a fondos que permiten crear empleos. El proyecto también promovió el uso de tecnologías digitales climáticamente inteligentes y con perspectiva de género entre los productores locales. Ha llegado a 149 000 agricultores (de los cuales el 38 % son mujeres y el 30 % son jóvenes). Los resultados del proyecto incluyen un aumento del 30 % en el rendimiento del arroz y el maíz; un incremento del 42 % en las ventas de productos básicos; la aplicación de tecnologías mejoradas en una superficie de 47 470 hectáreas; el acceso de más de 97 000 usuarios a tecnologías mejoradas, y la creación de más de 2000 puestos de trabajo para mujeres y jóvenes.
En Haití (i), un proyecto del Banco Mundial fortaleció la capacidad institucional del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural al darle acceso a tecnologías para aumentar no solo la productividad y la producción agrícolas, sino también para mejorar los medios de subsistencia y la resiliencia. En el marco del proyecto se desarrollaron sistemas de riego y drenaje en 2244 hectáreas; se crearon 115 escuelas de campo para agricultores, y se capacitó a facilitadores en técnicas de extensión agrícola. Un total de 78 242 pequeños productores tuvieron mayor acceso a los mercados, la mitad de los cuales eran mujeres; más de 3368 funcionarios de los sectores público y privado (incluido personal del Ministerio de Agricultura y de municipios, entre otros) y 600 agricultores recibieron capacitación en vigilancia y vacunación, uso de trampas para moscas de la fruta, control de las cochinillas blancas y protección de los animales contra la rabia y el ántrax, y más de 3,6 millones de animales fueron vacunados.
En Honduras, desde 2010 (i), 12 878 pequeños agricultores, 27 % de los cuales son mujeres, han empleado alianzas productivas para mejorar la productividad y el acceso a los mercados, lo que ha permitido movilizar USD 33,5 millones en financiamiento de bancos comerciales e instituciones de microfinanzas. En el marco del proyecto, las ventas brutas de las organizaciones de productores aumentaron en un 25,3 %. Además, gracias al apoyo proporcionado a la Alianza para el Corredor Seco de Honduras, 12 202 hogares han podido implementar planes de negocios agrícolas y de seguridad alimentaria, y se han mejorado los rendimientos agrícolas, la nutrición y la diversidad de los alimentos de los beneficiarios del proyecto.
En India, el Proyecto de Transformación Agroindustrial y Rural de Assam (i) ayudó a más de 400 000 familias de agricultores, 1270 empresas y más de 100asociaciones sectoriales y organizaciones de productores a mejorar su productividad e ingresos y a crear nuevos canales de comercialización desde 2017.
En Kenya, desde 2016 (i), 1,5 millones de agricultores (i), de los cuales más del 60 % son mujeres, han aumentado su productividad, resiliencia climática y acceso a los mercados. El registro digital (que incluye geoetiquetado) de estos 1,5 millones de agricultores les permite acceder a avisos agrometeorológicos y de mercado. Asimismo, el Banco está facilitando la creación de alianzas entre el Gobierno y 26 organismos de apoyo a la ag-tech (nuevas tecnologías que se aplican a los sistemas agropecuarios) que permiten a casi 500 000 agricultores acceder a una amplia gama de servicios, como insumos, servicios financieros y mercados, aprovechando las tecnologías digitales.
En Kosovo (i), el Banco proporcionó 775 donaciones a agricultores y 103 donaciones a agroprocesadores para aumentar las capacidades de producción y mejorar la competitividad del mercado en el sector de la ganadería y la horticultura. Con ese fin, se modernizaron las instalaciones, se adoptaron nuevas tecnologías y se implementaron normas en materia ambiental y de seguridad alimentaria. Además, se proporcionó apoyo para la rehabilitación de los sistemas de riego que cubrían una superficie de 7750 hectáreas, y esto incidió en la producción, el rendimiento, la calidad y la variedad de los productos cultivados en la zona.
En la República Kirguisa, el financiamiento adicional para el Proyecto Integrado de Mejora de la Productividad Lechera está aumentando la productividad mediante mejores tecnologías y razas de ganado lechero en lugar de aumentar el número de estos animales. El proyecto proporciona a las empresas procesadoras capacitación, servicios de inseminación artificial y control de la producción de leche por vaca y de la calidad de la leche. Hasta la fecha, 10 000 pequeños agricultores, incluidas 5000 mujeres, han recibido formación en prácticas relacionadas con la agricultura climáticamente inteligente y capacitación para mejorar la productividad. Más de 13 000 vacas fueron inseminadas artificialmente para mejorar la raza, y se obtuvo una tasa de preñez positiva de un 67,3 %, que es superior a la media mundial. En el caso de las razas de animales lecheros mejoradas, el valor de mercado de los terneros cruzados es mayor al de los terneros locales, y la producción media de leche por vaca ha aumentado casi en un 15 %. El proyecto también ha creado una herramienta digital para controlar la calidad de la leche, que está siendo utilizada por ocho empresas procesadoras de productos lácteos. En el marco del proyecto se establecieron 30 puntos de recolección de leche a través de grupos de agricultores, equipados con tanques refrigerados y equipos de análisis avanzado, que se ubican en un lugar estratégico para garantizar una calidad de la leche constante y su reparto oportuno, especialmente durante los veranos calurosos.
En Madagascar, desde 2016 (i), el Banco ha ayudado a aumentar la productividad de más de 130 000 agricultores y recuperar 60 000 hectáreas de arrozales de regadío. Además, el Banco brindó apoyo al sector del cacao por medio de investigaciones, el desarrollo de semillas certificadas y la promoción de técnicas más adecuadas de producción y procesamiento. Estas medidas permitieron que 4000 productores de cacao aumentaran sus ingresos e incrementaran en un 50 % los volúmenes de producción y exportación. El Banco también financió la mayor iniciativa de registro de los derechos sobre la tierra emprendida por el país, en cuyo marco se entregaron más de 200 000 títulos de propiedad a agricultores.
En Mauritania, entre 2016 y 2021, la intervención del proyecto de apoyo regional del Sahel ofreció activos y servicios a más de 400 000 agricultores/pastores, de los cuales casi el 30 % eran mujeres. Más de 1,9 millones de hectáreas de tierra se gestionaron mediante prácticas de gestión sostenible, se construyeron 133 centros de vacunación y se establecieron 118 puntos de abastecimiento de agua (pozos y perforaciones). Además, se proporcionaron otras infraestructuras de valorización y comercio de animales a comunidades agropecuarias. El Banco ofreció apoyar, desde abril de 2023 hasta junio de 2028, al Proyecto de Apoyo a la Innovación y el Desarrollo Agrícolas (PADISAM) (i) para mejorar la gestión de los recursos de la tierra y fomentar la agricultura comercial inclusiva y sostenible en zonas seleccionadas de Mauritania. Se anticipa que, al término del proyecto, habrá 72 000 beneficiarios directos y unas 5000 hectáreas de tierra bajo prácticas de gestión sostenible del paisaje.
Después de la invasión de Rusia a Ucrania y las consiguientes subas abruptas de los precios del trigo en 2022, el Banco Mundial dio apoyo de emergencia a varios países de Oriente Medio y Norte de África para mitigar las consecuencias socioeconómicas negativas en las personas pobres y vulnerables. Estos proyectos de emergencia garantizaron el acceso a pan asequible para más de 89 millones de habitantes en toda la región. En Líbano, un proyecto (i) (USD 150 millones) financia desde hace más de un año importaciones de trigo que respaldan el acceso universal a pan árabe asequible para 5,36 millones de personas que viven en el país, de las cuales 1 millón son sirios, palestinos y otros refugiados. En Egipto, un proyecto (i) ayudó a adquirir alrededor de 1,15 millones de toneladas métricas de trigo, equivalentes al suministro de al menos dos meses para cubrir las necesidades de 72 millones de personas vulnerables. En Túnez, un proyecto (i) ayudó a comprar 160 099 toneladas métricas de trigo blando, equivalentes a siete semanas de suministro de pan para una población de 12 millones de habitantes.
En Moldova, desde 2012 (i), el Banco ha ayudado a más de 7500 agricultores a obtener acceso a mercados locales y regionales de alto valor para frutas y hortalizas frescas, y ha incrementado la productividad del suelo a través de la promoción de prácticas sostenibles de gestión de la tierra en 120 000 hectáreas de tierras agrícolas.
En Montenegro (i), el Banco, a través del Segundo Proyecto de Desarrollo Institucional y Fortalecimiento de la Agricultura (MIDAS 2), ayudó al Gobierno a poner en marcha la primera medida agroambiental similar al instrumento de ayuda de preadhesión de la Unión Europea para los programas de desarrollo rural (IPARD), de conformidad con los requisitos de la UE, aumentando la cantidad de prados y pastizales registrados en el Sistema de Identificación de Parcelas de 13 600 hectáreas a 92 000 hectáreas. El Banco también ha ayudado a 4000 agricultores que trabajan en huertos, viñedos, cría de ganado y cultivo de plantas aromáticas; 224 agroprocesadores y 59 agricultores que se dedican a actividades de procesamiento y que cumplen con los requisitos de la UE sobre seguridad alimentaria, y a 278 hogares agrícolas que adoptan medidas agroambientales, mejorando su competitividad y sostenibilidad.
En Marruecos (i), el programa por resultados sobre fortalecimiento de las cadenas de valor agroalimentarias ha financiado la construcción del primer mercado mayorista regional moderno en Rabat, que mejorará la distribución de los productos agrícolas en toda la región y beneficiará a más de 4,6 millones de habitantes. El programa también financió el establecimiento del centro de producción de machos estériles del insecto Ceratitis capitata, que permitirá a los productores de cítricos de las regiones de Souss-Massa y Berkane, que representan el 52 % de la producción nacional de cítricos y generan alrededor de 6 millones de días de trabajo al año, proteger su producción de los daños causados por la mosca mediterránea de la fruta. El programa también permitió a más de 1000 pymes agroalimentarias obtener la aprobación sanitaria después de modernizarse, lo que condujo a un aumento del empleo de casi el 61 %. Además, cofinanció más de 70 unidades de envasado, almacenamiento en frío y procesamiento, lo que movilizó alrededor de USD 86 millones en forma de inversión privada y llevó a un aumento general del valor de la producción de alrededor del 34 %.
En Níger (i), a través del Proyecto de Apoyo a la Agricultura Climáticamente Inteligente (i), el Banco Mundial dio asistencia a más de 370 000 agricultores, de los cuales 145 000 eran mujeres. Los agricultores se beneficiaron de las inversiones del proyecto, que incluyeron riego a pequeña y gran escala, agricultura climáticamente inteligente y prácticas de gestión sostenible de la tierra. Más de 154 000 hectáreas se gestionaron de manera sostenible y 4400 hectáreas se pusieron bajo riego. En colaboración con el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las Zonas Tropicales Semiáridas y la FAO, el proyecto promovió las buenas prácticas agrícolas mediante servicios electrónicos de extensión dirigidos por los agricultores y asistencia técnica. Las inversiones del proyecto dieron lugar a importantes aumentos de la productividad agrícola: los rendimientos del caupí, el mijo y el sorgo se incrementaron en un 169 %, un 164 % y un 142 %, respectivamente. El proyecto también reforzó el sistema nacional de información climática mediante el fortalecimiento de la capacidad del Departamento Nacional de Meteorología (se instalaron 30 estaciones meteorológicas y 600 pluviómetros). A través del apoyo al Centro Regional de Hidrometeorología y Agrometeorología del Sahel, el proyecto fortaleció los sistemas de alerta temprana de instituciones como el Departamento Nacional de Meteorología y la Dirección Nacional de Hidrología.
En Nigeria, se diseñó el proyecto APPEALS (i) para mejorar la productividad agrícola de los pequeños y medianos agricultores y aumentar el valor agregado a lo largo de las cadenas de valor prioritarias. Desde 2017, el proyecto ha permitido que se muestren 204 tecnologías mejoradas a 93 009 agricultores. La producción de cultivos alimentarios ha aumentado, y asciende a 304 516 toneladas métricas, lo que representa un incremento del 3,1 % del producto nacional. Además, el proyecto ha proporcionado a 61 171 agricultores activos de procesamiento para mejorar la calidad de sus productos. También capacitó a 10 346 mujeres y jóvenes, incluidas personas con discapacidad, y les proporcionó formación empresarial, técnica y de preparación para la vida, apoyo en las áreas de planificación empresarial y registro de nombres de negocios, una donación para crear empresas comercialmente viables, y tutoría para que los beneficiarios cuenten con el apoyo continuo de empresarios agroindustriales consolidados. El proyecto vinculó a los agricultores con el mercado facilitando asociaciones comerciales, lo que dio lugar a un total de 327 alianzas comerciales con 147 compradores que ya adquirían productos agrícolas en 11 cadenas de valor, con una transacción por valor de USD 59,7 millones. De manera similar, el proyecto ha conectado a 200 conglomerados agroindustriales con infraestructuras que incluyen 55 kilómetros de caminos de acceso a granjas rurales, 75 centros de agregación y procesamiento artesanal, 102 intervenciones de agua alimentadas con energía solar y suministro de energía.
En Paraguay, desde 2008, unos 20 863 agricultores (i) aumentaron sus ingresos agrícolas en al menos un 30 %, y 18 951 productores adoptaron prácticas agrícolas mejoradas que incrementaron la productividad de sus tierras.
En Filipinas, desde 2015 (i), el Banco ha ayudado a elevar los ingresos rurales, aumentar la productividad de los establecimientos agrícolas y pesqueros, mejorar el acceso al mercado e introducir reformas institucionales y operativas, así como la planificación basada en evidencias científicas para los productos agrícolas básicos en 81 provincias. El proyecto ha beneficiado a 323 501 personas —46 % de las cuales son mujeres— a través de la construcción de caminos agrícolas y sistemas de riesgo y mediante proyectos de empresas agrícolas, lo que ha permitido aumentar los ingresos en un 36 %.
En Rwanda, desde 2020 (i), el Banco ha ayudado a más de 410 000 agricultores —la mitad son mujeres— a mejorar su producción agrícola desarrollando más de 7400 hectáreas para pantanos de riego y llevar a cabo labores de riego en las laderas de más de 2500 hectáreas. Varios cientos de productores recibieron donaciones de contrapartida para respaldar sus inversiones en tecnologías de desarrollo de riego dirigido por agricultores en más de 1200 hectáreas de sus tierras. Las intervenciones también incluyeron la mejora de la conservación del suelo y la erosión en más de 39 000 hectáreas de laderas. Los rendimientos del maíz, el arroz, los frijoles y las papas se han duplicado con creces y alrededor de 2,5 toneladas de hortalizas se exportan cada semana a Europa y Oriente Medio desde las zonas de intervención, o localmente, donde se venden más productos hortícolas a mercados de primera calidad, como hoteles de cinco estrellas o la aerolínea nacional RwandAir. Menos de dos años después de que uno de los proyectos respaldados por el Banco (i) introdujera la agricultura de invernadero en las zonas de intervención para minimizar los impactos de las condiciones climáticas desfavorables y controlar mejor las plagas y enfermedades de los cultivos, la demanda de estas tecnologías ha aumentado rápidamente en estas áreas en 2023 y se han adquirido e instalado 132 unidades a través del programa de donaciones de contrapartida. Los datos muestran que los agricultores que invierten en tecnologías de invernaderos obtienen ingresos relativamente altos y estos, en el caso de los productores de hortalizas, aumentan hasta 15 veces.
Desde 2019, el actual Proyecto de Agricultura Competitiva de Serbia, respalda el programa gubernamental de diversificación económica y competitividad dirigido a los pequeños y medianos agricultores y su participación en un sector agrícola más orientado al mercado. El modelo de alianza productiva apoyado por el proyecto ha contribuido a mejorar los vínculos con el mercado agroalimentario de 823 agricultores, de los cuales 330 son mujeres. En el marco del proyecto, 4356 agricultores han recibido asistencia técnica para preparar sus ideas y planes de negocios (1307 son mujeres), y 1319 planes de actividades empresariales han recibido diversas formas de asistencia, como donaciones de contrapartida, asistencia técnica y apoyo para el desarrollo de negocios. Los agricultores han contraído préstamos con bancos comerciales para invertir en innovaciones agrícolas, por ejemplo, equipamiento, riego, agricultura digital y tecnologías de agricultura climáticamente inteligente. El proyecto ha proporcionado un cofinanciamiento de EUR 24,17millones en donaciones de contrapartida y los planes de negocios respaldados por el proyecto han movilizado EUR 24,17 millones adicionales en capital privado hasta la fecha, que incluyen préstamos comerciales a la tasa de interés del mercado otorgados por 11 bancos locales a agricultores y contribuciones en efectivo de los productores beneficiarios. Entre ellos, 1117 agricultores beneficiarios utilizan por primera vez un mecanismo de crédito.
En Tayikistán (i), el Banco respaldó la formación de 545 grupos de agricultores y las cadenas de valor hortícolas, específicamente de albaricoque, manzana, pera, limón, pepino y tomate, y la cadena de valor de productos lácteos, beneficiando a un total de 13 516 agricultores, de los cuales el 48 % eran mujeres. El Banco también apoyó la creación de 342 asociaciones productivas que ayudaron a 4340 pequeños agricultores. Un total de 21 882 beneficiarios pudieron aumentar su actividad comercial. El proyecto respaldó la capacitación de 13 516 agricultores en el área de desarrollo de cadenas de valor.
En Túnez, el Banco ayudó a 113 aldeas rurales remotas a mejorar (i) sus prácticas de gestión de la tierra en 37 000hectáreas para aumentar su productividad. Además, apoyó la rehabilitación de 930 kilómetros de caminos rurales que conectan a unas 160 aldeas.
En Uruguay, desde 2014, se han aplicado técnicas de agricultura climáticamente inteligente (i), adoptadas por 5541 agricultores en 2,7 millones de hectáreas, que han generado un potencial de secuestro de carbono de hasta 9 millones de toneladas de dióxido de carbono anuales.
En Uganda, desde 2015 (i), el sistema de vales electrónicos del Proyecto de Desarrollo de Agrupaciones Agrícolas ha movilizado más de USD 12 millones en inversiones de agricultores, permitiendo a más de 450 000 hogares acceder y utilizar insumos agrícolas mejorados, lo que se traduce en un mayor rendimiento de los cultivos. El suministro de donaciones de contrapartida ha ayudado a aumentar la capacidad de almacenamiento en 55 000 toneladas métricas, adquirir equipos y maquinaria que añaden valor, facilitando así que las organizaciones de productores puedan agregar valor y llevar a cabo actividades de marketing colectivas. El apoyo adicional para la infraestructura destinado a abordar los atascos en las carreteras también ha dado lugar a un mejor acceso a los mercados.
El Banco también ha realizado inversiones para fortalecer las funciones regulatorias y administrativas del Ministerio de Agricultura mediante el desarrollo de plataformas y herramientas informáticas que facilitan la planificación y la toma de decisiones oportunas.
En el Proyecto Multisectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Uganda, el Banco ha contribuido a aumentar los conocimientos sobre nutrición, lo que ha redundado en una mejora de la nutrición y los ingresos de los hogares de 1,55 millones de beneficiarios directos del proyecto.
En Uzbekistán, el Proyecto de Desarrollo Hortícola ha ayudado a crear 34 520 empleos, 13 124 de ellos para mujeres, y a aumentar la productividad de los beneficiarios en un 24 % y la rentabilidad en un 124 %, incluida la entrada en nuevos mercados de exportación. El Proyecto de Desarrollo del Sector Ganadero (i) respaldó un subpréstamo que benefició a 560 ganaderos comerciales de gran escala, y un total de 135 proyectos de desarrollo de la cadena de valor que beneficiaron a 1456 pequeños agricultores (Dekhans). Como resultado, la proporción de razas de ganado mejoradas y de alto rendimiento aumentó en un 98,7 %, y la producción de leche y carne creció un 33 % y un 38 %, respectivamente. El Proyecto de Empresas Rurales del Valle de Ferghana ha apoyado el establecimiento y funcionamiento de nueve centros de incubadoras de empresas en las regiones de Andijan, Namangan y Ferghana, con el fin de apoyar a los empresarios locales en la preparación de planes de negocios; ha facilitado el acceso al financiamiento y la incorporación de tecnología, y ha organizado actividades de capacitación entre 5000 promotores de proyectos en 36 distritos del valle de Ferghana. El proyecto, en el marco de las actividades de su línea de crédito, financió un total de 501 subproyectos de inversión con USD 119,6 millones del fondo del proyecto, de los cuales el 77,8 % se entregaron a pequeños empresarios. Esto creó un número considerable de nuevos puestos de trabajo y aumentó los ingresos de las empresas rurales.
En Viet Nam, desde 2010, el Banco ha promovido medios de subsistencia sostenibles ayudando a crear 9000 “grupos de intereses comunes” que abarcan más de 15 500 hogares, y a vincularlos con empresas agrícolas. También ha ayudado a más de 20 000 agricultores (i) a mejorar su producción ganadera, y ha beneficiado a otras 130 000 personas con programas de fortalecimiento de la capacidad en materia de seguridad alimentaria.
En el marco del Programa de Productividad Agrícola en África Occidental (i), el Banco respaldó un esfuerzo de investigación y desarrollo que promovió la generación, difusión y apoyo en el ámbito tecnológico para sistemas agrícolas locales en 13 países de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (ECOWAS) (i). El proyecto llegó a más de 2,7 millones de beneficiarios, 41 % de los cuales eran mujeres, y dio lugar a 112 tecnologías que se aplicaron en más de 1 850 000 hectáreas.
El Proyecto para Fortalecer la Respuesta y la Resiliencia ante la Seguridad Alimentaria de Yemen (i) ha beneficiado directamente a más de 1 millón de personas hasta la fecha. Este se centra en el fortalecimiento de la resiliencia en medio de crisis prolongadas, como conflictos, inseguridad y conmociones vinculadas con el clima. El proyecto ha creado alrededor de 20 000 empleos de corta duración y ha beneficiado a más de 50 000 familias de pequeños agricultores a través de diversas mejoras en la infraestructura agrícola. En el marco del proyecto se invirtió en la vacunación de 11 millones de pequeños rumiantes y se trató un número similar de parásitos. Además de fortalecer la resiliencia, como respuesta a corto plazo, el proyecto entregó a 20 000 hogares vulnerables ayuda para huertos familiares y kits de ganadería, capacitación en desarrollo empresarial y donaciones para nuevos emprendimientos dirigidas a mujeres vulnerables. Asimismo, el proyecto facilitó la puesta en marcha de un programa de alimentación suplementaria para más de 740 000 beneficiarios en situación de gran vulnerabilidad.
Última actualización: Abr 09, 2024