En muchos países de ingreso bajo, la naturaleza es una vía para salir de la pobreza. Los sectores basados en la naturaleza —entre ellos la silvicultura, la pesca y el ecoturismo— pueden crear empleos, impulsar las economías y aumentar la resiliencia al cambio climático, si se gestionan de manera sostenible. De igual manera, los países de ingreso bajo son los más perjudicados con la pérdida sin precedentes de la biodiversidad en la actualidad; la pérdida de tan solo unos pocos servicios ecosistémicos clave podría costar a los países de ingreso bajo el 10 % del producto interno bruto (PIB) anual de aquí a 2030. Numerosos países de ingreso bajo han empezado a observar que los avances recientes en materia de desarrollo se ven socavados por la degradación de la naturaleza, la contaminación y los impactos en el clima.
Por ello, la Asociación Internacional de Fomento (AIF) es un recurso fundamental para el Banco Mundial a la hora de apoyar a los países de ingreso bajo para que inviertan en la naturaleza. La asistencia financiera proporcionada por la AIF sirve para proteger la naturaleza y, al mismo tiempo, respaldar el desarrollo económico, crear medios de subsistencia y ayudar a los países a mitigar el cambio climático y adaptarse a él.
La AIF invierte en la naturaleza para favorecer a las personas y las economías de todo el mundo:
Participación comunitaria y fortalecimiento de las capacidades:
En los proyectos de la AIF se subraya la importancia de involucrar a las comunidades locales y fortalecer sus capacidades para que puedan participar en la conservación de la biodiversidad. El Proyecto de Transformación de los Paisajes para Aumentar la Resiliencia y Fomentar el Desarrollo (TRALARD) (i) tiene como objetivo crear una economía forestal sostenible en Zambia centrándose en el aumento de la resiliencia y la productividad de los ecosistemas dentro de paisajes vulnerables y mejorando la preparación para desastres. Mediante el trabajo en conjunto con la participación de las comunidades, el proyecto promueve la sensibilización sobre el valor de los bosques y fortalece las capacidades en relación con el cambio climático y las prácticas de gestión sostenible.
Prácticas sostenibles e infraestructura respetuosa del medio ambiente:
La gestión sostenible de la agricultura, la acuicultura, la pesca y la silvicultura no solo ayuda a la conservación de la biodiversidad, sino que también puede beneficiar a las economías y contribuir al bienestar y los medios de subsistencia sostenibles de las comunidades que dependen de la naturaleza. Con el apoyo de la AIF, el Programa de Fomento del Turismo de Fiji (i) promueve prácticas turísticas sostenibles que minimizan el impacto ambiental y apoyan la conservación de la biodiversidad. Esta iniciativa incluye el desarrollo de infraestructura turística ecológica y la aplicación de mejores prácticas en la gestión de residuos, el uso de energía y la conservación del agua.
Gestión de las zonas protegidas:
Los cambios en el uso de la tierra y el mar son los principales factores que influyen directamente en la pérdida de biodiversidad. Los proyectos de la AIF se centran habitualmente en apoyar la gestión de las zonas protegidas de forma que se beneficien las comunidades más cercanas a estas áreas. Por ejemplo, el programa Desarrollar la Economía Azul del Caribe (i), que se lleva a cabo en Granada, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas, respalda la creación y la implementación de planes de gestión integral para las actuales y nuevas zonas marinas protegidas. En estos planes se presentan estrategias para la conservación, el uso sostenible y el cumplimiento de estas. También se incluyen programas de capacitación dirigidos a las autoridades locales y los miembros de la comunidad con el fin de mejorar sus capacidades para hacer cumplir las regulaciones dentro de las áreas protegidas, por ejemplo, patrullando, monitoreando y denunciando actividades ilegales como la caza furtiva y la pesca no reglamentada.
Fortalecimiento de la gestión ambiental:
Las crecientes demandas y los usos conflictivos de la tierra y de los recursos subrayan la necesidad de adoptar enfoques intersectoriales para la gestión de la biodiversidad. Con el apoyo de la AIF, el Proyecto de Gestión de los Recursos Naturales de Senegal (i) respalda los esfuerzos para mejorar el manejo de los recursos naturales mejorando la transparencia, la rendición de cuentas y los procesos decisorios participativos. Ello implica fortalecer los marcos jurídicos e institucionales para la gestión de los recursos naturales y promover la participación de la comunidad en los esfuerzos de conservación.
Fomento de la resiliencia climática:
El cambio climático es uno de los factores que impulsan la pérdida de biodiversidad. Pero los países clientes de la AIF son los más afectados por la crisis climática, a pesar de que contribuyen muy poco a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En Nepal, el Primer Crédito Programático para Políticas de Desarrollo Verde, Resiliente e Inclusivo (i) apoya reformas esenciales para generar resiliencia frente al cambio climático, e incluye medidas para reducir la vulnerabilidad de la infraestructura, los ecosistemas y las comunidades ante los impactos climáticos. Al aumentar la resiliencia, el proyecto ayuda a proteger la biodiversidad de los efectos adversos del cambio climático y garantiza la sostenibilidad de los servicios ecosistémicos.
La biodiversidad sustenta las economías y el bienestar humano en los países de todos los niveles de ingreso y en todas las regiones del mundo. Esta es la razón por la que la biodiversidad sigue siendo un tema importante de debate en la vigesimoprimera reposición de los recursos de la AIF. En el caso de los países de ingreso bajo, la AIF es un recurso clave para garantizar que el desarrollo no se produzca a expensas de la sostenibilidad, y que las comunidades puedan seguir aprovechando los beneficios de los ecosistemas saludables a lo largo de generaciones.