CONTEXTO
Si bien en el mundo la pobreza extrema está disminuyendo, en los países afectados por fragilidad, conflictos y violencia (FCV) va en aumento. Se estima que, para 2030, dos tercios de las personas extremadamente pobres del mundo vivirán en esos sitios. Estos desafíos amenazan con echar por tierra los esfuerzos dirigidos a poner fin a la pobreza extrema, y afectan tanto a los países de ingreso bajo como a los de ingreso mediano.
Los impactos sobre las personas y las economías son desoladores. Los conflictos violentos se han incrementado drásticamente desde 2010: en la actualidad son la causa del 80 % de todas las necesidades de asistencia humanitaria y reducen el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2 puntos porcentuales al año, en promedio. La exclusión social y económica, el cambio climático, las desigualdades de género y de otra índole, los problemas demográficos, los flujos financieros ilícitos y otras tendencias globales intensifican esta complejidad. Los desafíos relacionados con las situaciones de FCV no respetan fronteras y a menudo derivan en crisis multidimensionales, regionales o mundiales.
Este aumento en los conflictos violentos también ha dado lugar a niveles históricamente altos de desplazamientos forzados. De los 79,5 millones de personas que han sido desplazadas (i) de sus hogares por la fuerza para escapar de la violencia, los conflictos y la persecución, 26 millones son refugiados, el número más alto del que se tenga registro. Cerca del 85 % de estos refugiados son recibidos por países en desarrollo, y 77 % de ellos aún no han regresado a sus hogares al cabo de cinco años de haber partido. Estos desplazamientos tan prolongados pueden tener un efecto devastador sobre las generaciones de refugiados e impactar profundamente en las comunidades que los reciben.
En este contexto, la pandemia de COVID-19 agrega mucha más presión, amenazando con revertir décadas de avances en la reducción de la pobreza y el desarrollo:
- Los países afectados por situaciones de FCV experimentarán la peor recesión en 50 años. Se prevé que la actividad económica en estos entornos se contraerá un 4,3 % en 2020, lo que representa 8 puntos porcentuales menos que proyecciones anteriores.
- Las estimaciones del Banco Mundial indican que entre 18 millones y 27 millones de personas más caerán en la pobreza en 2020 en los países afectados por FCV.
El hecho de que las situaciones de FCV perduren cada vez más significa que, más allá del apoyo humanitario esencial, se necesitan también inversiones para el desarrollo de largo plazo que permitan proteger el capital humano, construir una paz duradera y garantizar la prosperidad compartida.
ESTRATEGIA
El Banco Mundial se creó después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de apoyar la reconstrucción de Europa tras el conflicto. Desde entonces, ha ido evolucionando para abordar los desafíos que surgen antes, durante y después de las crisis. La Estrategia de 2020 del Grupo Banco Mundial (GBM) sobre FCV, que la entidad aplica en su trabajo en países de ingreso bajo y mediano, refleja un enfoque desde la perspectiva del desarrollo que pone de relieve las siguientes prioridades:
- Ayudar a prevenir las crisis abordando sus causas subyacentes, como el cambio climático, la transparencia y la rendición de cuentas de los Gobiernos, la justicia y el Estado de derecho.
- En zonas de conflictos activos, continuar trabajando para preservar las instituciones clave y el acceso de los más marginados a los servicios básicos, como la salud y la educación.
- Respaldar a los países en la transición posterior al conflicto.
- Brindar apoyo a los refugiados y a las comunidades que los reciben.
- Facilitar el crecimiento del sector privado local, en particular de las pymes, que representan el 80 % del empleo en los entornos frágiles.
En el contexto de la crisis provocada por la COVID-19, el apoyo se debe focalizar en los más vulnerables, y estos incluyen los entornos frágiles y afectados por conflictos y las poblaciones desplazadas. Esta asistencia se centra en prevenir y detectar el virus y responder a la amenaza planteada por la COVID-19, y reforzar los sistemas nacionales de preparación en la salud pública. Alrededor de un tercio de los proyectos del Banco Mundial para combatir la pandemia se ejecutan en situaciones de fragilidad y conflicto.
Una estrecha colaboración con las entidades que se dedican a la ayuda humanitaria, el desarrollo, la paz y la seguridad es también fundamental para lograr resultados en estos entornos complejos.
Financiamiento del programa sobre FCV
Este mayor énfasis en las situaciones de FCV se refleja también en la labor de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países de ingreso bajo. El nuevo paquete de financiamiento para la decimonovena reposición de los recursos de la AIF (AIF-19) incluye USD 18 700 millones que se destinarán a respaldar a países afectados por situaciones de FCV, lo que supone un aumento del 27 % respecto de la reposición anterior, en la que ya se había duplicado el financiamiento disponible para estos países. Con estos fondos se respaldarán las prioridades delineadas en la estrategia sobre FCV. Asimismo, se destinarán USD 2200 millones para brindar apoyo a los refugiados y a las comunidades que los reciben. También se podrán utilizar otros fondos de la AIF para movilizar inversiones en el sector privado, abordar los desafíos vinculados con la fragilidad regional e invertir en actividades de preparación y respuesta ante las crisis. Con todo este apoyo se busca abordar las dimensiones económicas y sociales de mediano plazo de las situaciones de crisis.