Los trastornos mentales imponen una carga de morbilidad enorme a las sociedades en todo el mundo. Solo la depresión afecta a 400 millones de personas, y es la enfermedad que causa la mayor cantidad de años de discapacidad a las personas que la padecen. Los trastornos mentales, que se ven agravados por bajos niveles de inversión y de cobertura de los tratamientos, tienen también consecuencias económicas serias: se estima que la depresión costó por lo menos USD 800 000 millones en 2010 en términos de pérdidas de producción económica, un monto que —según estimaciones—, se duplicará en 2030. A nivel mundial, los ingresos económicos no percibidos debido a los trastornos mentales, neurológicos y el abuso de sustancias alcanzan los billones de dólares.
Los países no están preparados para enfrentar este problema con frecuencia “invisible” e ignorado. Pese a su carga social enorme, los trastornos mentales continúan estando ocultos debido a los estigmas, los prejuicios y el temor a perder el empleo o la posición social si se revela una aflicción, o simplemente por la falta de servicios de apoyo social o médico o porque estos no se encuentran al alcance de los afectados y sus familias.
A pesar de estos desafíos, existe una preocupación cada vez mayor por poner la salud mental en el centro del programamundial de salud y desarrollo. Tal como se destaca en el Plan de Acción sobre Salud Mental 2013 - 2020 (PDF) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una serie de estrategias multisectoriales y basadas en pruebas han resultado ser mucho más efectivas en la promoción, la protección y la recuperación de la salud mental que los enfoques del pasado que se concentraban en la institucionalización. Si se implementan apropiadamente, estas intervenciones representan las mejores alternativas para cualquier sociedad, con beneficios considerables en términos sanitarios y económicos.
Para lograr plenamente el objetivo de cobertura sanitaria universal en todo el mundo, es fundamental integrar los servicios de prevención, tratamiento y atención para los trastornos mentales, junto con mecanismos de apoyo sicosocial, en programas de prestación de servicios y protección financiera que sean de fácil acceso. Además, las autoridades normativas y sanitarias necesitan identificar “puntos de partida” en todos los sectores para encarar los factores sociales y económicos que contribuyen a la aparición y la larga duración de los trastornos mentales.
Iniciativa del Banco Mundial y la OMS
Como parte de una serie de eventos sobre salud mental, (i) el Grupo Banco Mundial y la OMS organizarán conjuntamente un panel de alto nivel centrado en poner los trastornos mentales en el centro del programa de desarrollo mundial. La iniciativa apunta a hacer participar a los ministros de finanzas, las organizaciones multilaterales y bilaterales, las empresas, los innovadores tecnológicos y la sociedad civil en inversiones urgentes que se necesitan en el ámbito de la salud mental y el apoyo sicosocial, y en los beneficios sanitarios, sociales y económicos que se derivan de esas inversiones.
Los objetivos de estas reuniones son:
- Presentar argumentos en favor de la inversión en salud mental, lo que incluye la identificación de intervenciones rentables, asequibles y factibles; su integración en la atención primaria y los entornos comunitarios como parte de la realización progresiva de la cobertura sanitaria universal, y los beneficios sanitarios, sociales y económicos previstos de la inversión.
- Identificar puntos de partida para las nuevas acciones e inversiones a nivel nacional, regional y mundial, incluida la consideración de mecanismos de financiamiento para una mayor protección financiera y social, así como un mayor acceso a los servicios.
- Movilizar una coalición mundial para adoptar medidas que permitan ampliar la implementación.