El Banco Mundial se ha comprometido a ayudar a los países en desarrollo a lograr la cobertura sanitaria universal (CSU) a través de sistemas de salud más sólidos y más resilientes y proporcionar servicios sanitarios de calidad y asequibles para todos, especialmente los más vulnerables. Sin embargo, los avances hacia la consecución de la CSU siguen estando muy lejos del objetivo.
Las últimas investigaciones (i) del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud revelaron un alarmante estancamiento en el progreso de los esfuerzos para proporcionar atención médica accesible, asequible y de calidad a todas las personas en el mundo. Más de la mitad de la población mundial aún no recibe servicios sanitarios esenciales, y 2000 millones de personas enfrentan graves dificultades financieras cuando deben pagar de su bolsillo los servicios y productos que necesitan.
Pese a evidencias contundentes de que invertir en salud es fundamental para la productividad y el crecimiento inclusivo (i), el gasto público en salud ha disminuido desde que finalizó la pandemia de COVID-19.
La cartera mundial de salud del Banco Mundial, de USD 36 000 millones, incluye más de 210 proyectos que ayudan a los países a adoptar un enfoque integral para mejorar los resultados de salud, especialmente en el caso de las personas pobres y vulnerables, mediante el fortalecimiento de la atención primaria y las funciones clave de la salud pública. |
Garantizar que todas las mujeres y los niños tengan acceso a atención médica es también fundamental para poner fin a la pobreza, crear economías sólidas y lograr la CSU.
El Mecanismo Mundial de Financiamiento para las Mujeres, los Niños y los Adolescentes (GFF) (i), una alianza de múltiples partes interesadas con sede en el Banco Mundial, ha brindado apoyo a los países con mayor carga de mortalidad materna e infantil y necesidades financieras más acuciantes. Desde que se fundó este mecanismo en 2015, los países asociados han logrado avances significativos para mejorar la salud maternoinfantil.
El cambio climático (i), las pandemias, los cambios demográficos y la dramática escasez de trabajadores sanitarios en todo el mundo ejercen presión sobre los sistemas de salud y exacerban las tendencias negativas en el sector. Los riesgos son mucho mayores para las personas más vulnerables.
Estos desafíos se ven agravados por el rápido envejecimiento de la población, lo que ha provocado un fuerte aumento de las enfermedades no transmisibles y de los costos de la atención de la salud en todo el mundo.
En la actualidad, dichas enfermedades provocan el 70 % de las muertes a nivel mundial, la mayoría de las cuales se registra en países de ingreso bajo y mediano. Al mismo tiempo, y a pesar de los avances en la reducción de la carga de estas enfermedades, en muchos sitios las tasas de malnutrición siguen siendo elevadas, y los servicios de salud sexual y reproductiva y las medidas para luchar contra la mortalidad materna son insuficientes.
Respaldar sistemas de salud sólidos y resilientes
Los sistemas sanitarios de muchos países se enfrentan a diversos desafíos provocados por la pandemia, el cambio climático, el envejecimiento de la población y la carga cada vez mayor de afecciones relacionadas con el estilo de vida.
Hoy más que nunca, para garantizar una mejor protección frente a brotes importantes de enfermedades, es crucial prepararse para posibles casos de pandemia y abordar la vigilancia de las enfermedades sobre la base de sistemas de salud sólidos y resilientes que abarquen a toda la población, en especial a los grupos más vulnerables.
En un informe reciente del Banco Mundial (i) se incluye un programa para lograr una atención primaria reconfigurada y adecuada para sus objetivos. Refleja una nueva comprensión de las vulnerabilidades y oportunidades a nivel mundial y local tras la pandemia de COVID-19. En otro informe titulado Change Cannot Wait: Building Resilient Health Systems in the Shadow of COVID-19 (i) (El cambio no puede esperar: Crear sistemas de salud resilientes a la sombra de la COVID-19), basado en el análisis anterior, se presenta un nuevo marco para aumentar la resiliencia de los sistemas sanitarios y ayudar a los países y los asociados a focalizar mejor las inversiones para mejorar los resultados de salud.
Última actualización: Abr 04, 2024