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Mejorar la resiliencia al cambio climático de las infraestructuras de África: El sector de carreteras y puentes



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Sarah Farhat/Banco Mundial

Una red vial confiable tiene el potencial de impulsar la economía de África y asegurar que en la región todas las personas tengan acceso a oportunidades y servicios. Sin embargo, la infraestructura vial es particularmente vulnerable frente a los efectos del cambio climático. En África, según la mayoría de las previsiones, el incremento de las temperaturas, el aumento de las precipitaciones y las inundaciones llevarán al límite un sistema vial ya de por sí sometido a gran presión. Ahora que se prepara para realizar cuantiosas inversiones en infraestructura, la región dispone de una ocasión única para anticiparse a las consecuencias de un clima en proceso de cambio mediante la modernización de las carreteras existentes y la adaptación de las nuevas que se construyan. Para promover la resiliencia en el sector de las carreteras, un nuevo estudio del Banco Mundial brinda ayuda a los planificadores en la determinación de cuál puede ser el procedimiento de adaptación más apropiado y con mejor relación costo-eficacia en distintas situaciones de cambio climático.

El futuro de África depende de sus carreteras

  • Una red vial adecuada y fiable será esencial para el desarrollo económico y social de África. Las conexiones de buena calidad por carretera pueden ampliar considerablemente el acceso a empleos, mercados, escuelas y hospitales. En particular, en el caso de las comunidades rurales, una carretera es con frecuencia la arteria vital que conecta poblaciones aisladas con oportunidades económicas y servicios.
  • La baja densidad y el mal estado de la infraestructura vial existente constituyen un grave obstáculo para el crecimiento de la región. Actualmente, solo un tercio de la población rural vive a menos de dos kilómetros de una carretera utilizable durante todo el año, lo que supone el nivel más bajo de accesibilidad de todo el mundo en desarrollo. Además, la escasez de fondos para el mantenimiento habitual de la red acelera su deterioro, por lo cual muchas carreteras acaban en mal estado.
  • Como parte de una iniciativa más amplia para extender y modernizar su red de transporte, África recibirá inversiones considerables en infraestructura vial durante las próximas décadas. Mediante la combinación de iniciativas regionales y planes directores de ámbito nacional, el promedio de la inversión en capital en el sector de carreteras será de aproximadamente USD 4600 millones al año, hasta un total de USD 78 000 millones hasta 2030.

El cambio climático supondrá un elevado costo para el sistema vial de África

  • Para garantizar que el gasto en carreteras proporcione el máximo provecho posible y aporte beneficios duraderos para el desarrollo, es de vital importancia que los planes de inversión tomen en cuenta las consecuencias de un clima en proceso de cambio, puesto que los activos viales son especialmente vulnerables a factores climáticos de estrés, tales como el incremento de las temperaturas, el aumento de las precipitaciones y las inundaciones.
  • Prácticamente todos los modelos muestran que los fenómenos meteorológicos extremos ejercerán un estrés considerable sobre el sistema vial de África. El deterioro y el envejecimiento acelerado de las carreteras causado por el cambio climático exigirán que aumenten las tareas de conservación y que sean más frecuentes las de rehabilitación.
  • Además de los costos de conservación y rehabilitación más elevados, el deterioro de la infraestructura vial derivado del cambio climático también ocasionará interrupciones más frecuentes en la circulación de bienes y personas, lo que tendrá consecuencias directas sobre la productividad económica.
  • Afortunadamente, existen maneras efectivas de adaptar las carreteras nuevas y de modificar las existentes para mejorar la resiliencia al cambio climático.

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Arne Hoel/Banco Mundial

Valoración del costo de la inacción frente a la adaptación proactiva

Para ayudar a los planificadores a determinar cuál es el procedimiento de adaptación más apropiado y con mejor relación costo-eficacia, el estudio ha desarrollado un método para comparar el costo de la inacción frente a la adaptación proactiva en el que se analizan tres dimensiones principales:

  • Evaluación del costo de los activos viales durante todo su ciclo vital, incluidas la construcción, la conservación, la reparación y la rehabilitación: La importancia de este análisis estriba en que, si bien las carreteras resilientes al cambio climático suelen tener mayores costos iniciales de construcción, en muchos casos quedan compensados con creces por los menores gastos anuales en mantenimiento, reparación y rehabilitación.
  • Consideración de diversas hipótesis derivadas del cambio climático: La mayoría de las previsiones indican que el clima de África será muy diferente del actual, aunque no existe consenso en lo que respecta al carácter, la intensidad y la distribución geográfica de los cambios. Por este motivo, la metodología utilizada en este estudio se diseñó para que tomara en consideración diversos escenarios  de cambio climático. La integración de una gama completa de hipótesis climáticas posibles en el futuro puede complicar el análisis, pero, de no hacerse así, los planificadores podrían “errar el blanco” y prever inversiones en resiliencia al cambio climático superiores o inferiores a las necesarias.
  • Cuantificación del impacto general de las interrupciones del tránsito derivadas del cambio climático: Cuando una carretera ve anulada o reducida su capacidad a causa de fenómenos climáticos, las consecuencias sobre las cadenas de distribución, la producción económica y el acceso a los servicios varían de manera considerable en función de factores locales, tales como el volumen de tránsito de una carretera en particular o la existencia de rutas alternativas. En vías de alta densidad de tránsito, incluso los cambios relativamente menores en el clima pueden tener un gran impacto en las personas y a la economía, lo que justificaría sobradamente las medidas de adaptación.

No hay soluciones “válidas para todos los casos”

A partir de esta metodología, el estudio concluye lo siguiente:

  • Un adecuado mantenimiento vial es el mejor y más eficiente modo de reducir el impacto de un clima en proceso de cambio sobre el sistema vial. Los daños ocasionados por fenómenos climáticos se agravan si no existe un régimen adecuado de mantenimiento. 
  • Prácticamente siempre está justificado invertir de modo proactivo en mejoras de la pavimentación para prevenir los efectos de temperaturas más elevadas, en especial, si se tiene en cuenta que los costos incrementales de esas medidas de adaptación son bastante bajos.
  • En lo que respecta a las precipitaciones y las inundaciones, la justificación de las medidas de adaptación tiene algunos matices: La mejora de la resiliencia frente a factores climáticos de estrés, por lo general, viene acompañada de un elevado costo, y el consiguiente ahorro en mantenimiento y rehabilitación puede no ser suficiente para compensar los mayores costos iniciales. En este contexto, para determinar si las medidas de adaptación tienen lógica desde el punto de vista económico, es fundamental factorizar el impacto general de las interrupciones del tránsito.
  • Al decidir si se desea adaptar la infraestructura vial al cambio climático y cómo hacerlo, los planificadores del transporte deben evaluar sus opciones caso por caso y evitar “recetas generales”.

Para poner en práctica estas recomendaciones y proteger su infraestructura de transporte frente a los efectos del cambio climático, la región tendrá que potenciar la capacidad financiera, técnica e institucional del sector de las carreteras. Para ello, el Banco Mundial ha desarrollado varias iniciativas con las que ayudar a los países a incorporar el cambio climático en la gestión de activos viales. El Banco Mundial colabora también con la Comisión de la Unión Africana y con la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas (UNECA) en el establecimiento del nuevo Mecanismo de Inversión para la Resiliencia al Cambio Climático de África (Africa Climate Resilient Investment Facility, AFRI-RES), que desarrollará la capacidad de la región para integrar consideraciones ligadas al cambio climático en la planificación y el diseño de inversiones a largo plazo.

 

Este estudio ha sido elaborado con el apoyo financiero de las siguientes instituciones: Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (UK Department for International Development, DfID), Fondo Nórdico de Desarrollo (Nordic Development Fund, NDF), Institución de Crédito para el Desarrollo (Kredit Anstalt für Entwicklung, KfW), Agencia Francesa de Desarrollo (Agence française de développement, AFD), Programa de Asociación Países Bajos-Banco Mundial (Bank-Netherlands Partnership Program, BNPP) y Fondo Fiduciario para el Desarrollo Ambiental y Socialmente Sostenible (Trust Fund for Environmentally and Socially Sustainable Development, TFESSD).




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