La labor del Banco Mundial en materia de desarrollo urbano apunta a crear comunidades y ciudades sostenibles a través de un proceso de urbanización verde, inclusivo, competitivo y resiliente, que contribuya al Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (ODS 11), a la implementación de la Nueva Agenda Urbana (i) y a los objetivos del Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida.
El Banco Mundial invierte cada año un promedio de USD 5000 millones en planificación y ejecución de proyectos de financiamiento sobre ciudades y comunidades sostenibles, con el fin de ayudar a satisfacer las demandas fundamentales de la urbanización. La cartera activa consta de 231 proyectos, por valor de USD 33 900 millones, e incluye una combinación de instrumentos, como financiamiento para proyectos de inversión, préstamos para la formulación de políticas y financiamiento de programas por resultados.
Concretamente, el Banco adopta enfoques integrados para transformar los sistemas esenciales de las ciudades, centrándose en cinco prioridades:
1. Mejorar el sistema de planificación y la capacidad de las ciudades
La primera estrategia clave es ayudar a las ciudades a fortalecer sus sistemas de planificación y sus capacidades locales para diseñar, planear y gestionar mejor los bienes de la ciudad y los entornos urbanos. En este contexto, el Banco proporciona a las ciudades diversos instrumentos de diagnóstico que permiten tomar decisiones de planificación bien fundadas, y realiza inversiones en infraestructura urbana y prestación de servicios.
2. Fortalecer los sistemas fiscales y financieros
La segunda estrategia tiene como objetivo maximizar los múltiples recursos financieros disponibles para las ciudades mediante la mejora de los sistemas fiscales y financieros, de modo que puedan satisfacer sus necesidades de financiamiento e inversión en materia de infraestructura y prestación de servicios. Se estima que, impulsadas por el crecimiento sostenido de las ciudades y la búsqueda de la adaptación y la mitigación climáticas, las necesidades de financiamiento para infraestructura urbana a nivel mundial ascienden a entre USD 4,5 billones y USD 5,4 billones al año, lo que incluye una prima del 9 % al 27 % para hacer que esta infraestructura tenga bajas emisiones de carbono y sea resiliente a los impactos del cambio climático. Si bien es probable que la mayor parte de esta necesidad de financiamiento se concentre en los países en desarrollo —donde los déficits históricos de infraestructura son más marcados—, solo una pequeña fracción del financiamiento necesario puede ser aportado por los recursos fiscales existentes y los asociados en el desarrollo. Muchas ciudades enfrentan limitaciones financieras cruciales para abordar sus desafíos de infraestructura y realizar las inversiones necesarias.
El Banco Mundial se encuentra en una buena situación para ayudar a las ciudades a ampliar el acceso a financiamiento de múltiples fuentes, incluido el privado, y a fortalecer sus sistemas y capacidades fiscales para que puedan mantenerse a largo plazo. Además de proporcionar financiamiento a las ciudades y los Gobiernos locales, el Banco también trabaja con ellos y con los Gobiernos nacionales para fortalecer los pilares básicos de un financiamiento sólido para las ciudades reforzando los sistemas institucionales, fiscales y regulatorios. Los pilares son los siguientes: generación de ingresos propios, lo que incluye diversificar las fuentes de ingresos; creación de sistemas de transferencias fiscales intergubernamentales, especialmente a los Gobiernos regionales y locales de zonas rezagadas que necesitan más financiamiento; mejora del desempeño en términos de gestión financiera en los municipios y los organismos de prestación de servicios, y creación de un entorno propicio para la participación y el financiamiento del sector privado a través de marcos regulatorios adecuados.
3. Promover el desarrollo territorial y espacial
El tercer elemento clave es promover el desarrollo territorial en los países y las ciudades en desarrollo. Se trata de una concentración inevitable, pero también conveniente. Se ha comprobado que los países prósperos y pacíficos han conseguido buenos resultados al reunir a las personas y las empresas en las ciudades, aprovechando así las economías de aglomeración para aumentar la productividad, la creación de empleo y el crecimiento económico.
En el marco de la labor del Banco Mundial en materia de desarrollo territorial, no solo se considera a las ciudades como entidades individuales, sino que también se tiene en cuenta la coordinación entre ellas en diferentes niveles: se identifican las prioridades de las regiones rezagadas, se conectan los espacios urbanos y rurales, y se abordan las desigualdades espaciales dentro de las ciudades con el fin de permitir un crecimiento económico más rápido y vincular a las personas con mejores empleos.
4. Construir ciudades resilientes e inteligentes en relación con el clima
Con una concentración cada vez mayor de personas y bienes en las ciudades, una creciente y compleja variedad de perturbaciones y tensiones impone enormes costos en todo el planeta. Los desastres afectan de manera desproporcionada a los países en desarrollo, que pierden un promedio anual del 1 % del PIB a consecuencia de desastres, en comparación con entre el 0,1 % y el 0,3 % en los países desarrollados.
Los segmentos más pobres de la población resultan particularmente vulnerables, ya que tienden a vivir en asentamientos más peligrosos y carecen de las redes de protección social necesarias para recuperarse de crisis económicas o ambientales. Sin un desarrollo urbano inclusivo y con consideraciones climáticas, para 2030 el cambio climático podría empujar a la pobreza a 100 millones de residentes urbanos más.
El Banco se centra en mejorar la capacidad de las ciudades para adaptarse a una mayor variedad de condiciones nuevas y para mitigar el impacto del cambio climático mediante la generación de resiliencia en la infraestructura, la movilización de capital y el financiamiento en la fase inicial de las estrategias y los análisis climáticos.
5. Invertir en comunidades urbanas marginadas y de ingreso bajo
El último elemento clave consiste en promover ciudades más inclusivas y abordar cuestiones relacionadas con la pobreza urbana, los barrios marginales y las soluciones habitacionales seguras y resilientes para los residentes actuales y nuevos, incluidos quienes debieron ser reubicados a causa de desplazamientos forzados.
Durante décadas, el Banco Mundial ha invertido en mejorar los asentamientos y los barrios informales ampliando el acceso a la infraestructura y los servicios urbanos. Los estudios analíticos dirigidos a los pobres de las zonas urbanas y los diagnósticos integrales sobre los perfiles físicos, socioeconómicos y de riesgo de los asentamientos informales han fortalecido la función de asesoría del Banco Mundial y la calidad del financiamiento en el sector. Para abordar las causas básicas de los asentamientos informales, el Banco Mundial aplica un enfoque integrado al sector de la vivienda lo largo de toda la cadena de valor —lo que incluye las regulaciones de planificación y construcción, el acceso a la tierra, la infraestructura, los subsidios y el financiamiento—, con el objetivo de construir ciudades seguras e inclusivas.
Se ha demostrado que el fortalecimiento de la capacidad y la asistencia técnica para promover y aplicar enfoques de desarrollo participativos y centrados en la comunidad desempeñan un papel importante en la lucha contra la pobreza aguda, la desigualdad y la exclusión en las ciudades, al tiempo que contribuyen al proceso de democratización y empoderamiento. En particular, el Banco Mundial ha incorporado y profundizado la inclusión de las cuestiones de género en sus operaciones urbanas y ha promovido la incorporación de la discapacidad, en consonancia con la meta de no dejar a nadie atrás y construir ciudades accesibles para todos.
Dado que la vivienda representa entre el 50 % y el 65 % de todos los activos tangibles de las ciudades y que la industria de la construcción es una parte importante del PIB y una fuente de empleo en muchos países en desarrollo, es fundamental mejorar y reacondicionar las viviendas existentes, construir nuevas unidades habitacionales y promover los mercados de alquiler en los países en desarrollo para impulsar la actividad económica y el crecimiento.
El Programa Mundial de Vivienda Resiliente se creó para responder a la necesidad urgente de invertir en la identificación y mejora de viviendas de mala calidad y en la prestación de servicios para las poblaciones urbanas en riesgo.
RESUMEN DE LAS ACTIVIDADES
Las cinco prioridades se traducen en seis líneas de actividad y la plataforma de cambio climático:
· administración, gobierno y finanzas de la ciudad;
· cuestiones geoespaciales y relacionadas con la tierra;
· resiliencia y gestión del riesgo de desastres;
· infraestructura y servicios urbanos sostenibles;
· desarrollo territorial y espacial;
· pobreza urbana, ciudades inclusivas y vivienda;
· ciudades y cambio climático.
Última actualización: Oct 06,2022