Las remesas, un oxígeno de muchas economías latinoamericanas, son también el pilar de millones de hogares que reciben este sustento mensual de familiares en el extranjero.
El envío de dinero hacia América Latina se ha visto favorecido por la recuperación económica de Estados Unidos y también por la mejora del mercado de trabajo, aunque el devenir incierto de las economías de la Eurozona ha hecho que las remesas se moderaran y no legaran al esplendor de otras épocas.
Aun y así, un nuevo informe prevé que durante el 2012 el envío de remesas a Latinoamérica crezca un modesto 2,9%, llegando a los US$64.000 millones.
El informe estima que, con la recuperación económica, las remesas hacia Latinoamérica crecerán progresivamente. Para el 2013, por ejemplo, se prevé que sumen US$68.000 millones, mientras que en 2014 llegarán a los 75.000 millones en 2015 a los 84.000. Para México, la historia es otra. Las remesas se mantuvieron estáticas entre julio y setiembre, con un crecimiento de 0%, lo cual parece contradictorio a la luz de la mejora del mercado laboral en EE.UU. Expertos lo atribuyen a una caída en el flujo migratorio desde México.
A nivel global los resultados tienen otra cara. Las cifras oficiales estiman que el flujo de remesas mundiales ascenderá a US$406.000 millones en 2012, cifra que representa un incremento del 6,5% en relación al año anterior. Según estima el informe, para el año 2013 las remesas crecerán un 8% en 2013 y un 10% en 2014.
“Los trabajadores migrantes están mostrando una tremenda adaptación a la continuada crisis económica”, dijo Dilip Ratha, Director de la unidad de Remesas del Banco Mundial y autor del informe. “Su habilidad para encontrar empleos alternativos y restricciones en los gastos han prevenido el retorno a sus países de origen”.
Ante este panorama, urge la necesidad de abaratar los costos asociados al envío de remesas -de media un 9% del dinero enviado-, para lograr que los recursos que llegan a los países en desarrollo tengan una repercusión más amplia.