En América Latina, un 45% del agua se pierde antes de llegar al cliente. Esta pérdida, que no se le puede facturar a nadie, no sólo complica el reto de aumentar el acceso a agua potable, sino que también representa un gran despilfarro de energía.
Las empresas de agua y saneamiento consumen alrededor del 4% de la energía total producida en el mundo, pero pierden hasta 4/5 de esa energía entre la planta potabilizadora y el grifo.
Según el Programa de Asistencia para la Gestión del Sector de Energía del Banco Mundial, (ESMAP) las medidas de eficiencia energética pueden ayudar a las empresas de agua y saneamiento a reducir el costo de energía entre el 5 y el 25%.
Ejemplos concretos de esta afirmación son:
- La Compañía de Agua y Saneamiento de Alagoas (CASAL) y la Compañía de Saneamiento Básico de São Paulo (SABESP) aumentaron el acceso al agua de 13 a 24 horas al reducir las pérdidas a través de tuberías rotas y de conexiones ilegales. El acceso las veinticuatro horas del día ya es realidad para un millón de personas más en el barrio Benedito Bentes de Maceió, Alagoas, Brasil.
- El programa integrado de gestión de energía de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), Colombia, sigue activamente el uso de energía en todo el sistema de agua. Los datos de EPM identifican anormalidades y supervisan los objetivos de eficiencia. De esta manera, de 2010 a 2013 EPM ahorró aproximadamente US$ 455.000.
- El programa puesto en práctica por Obras Sanitarias del Estado (OSE) de Uruguay, en Ayuí, Artigas, se tradujo en un ahorro de 382.000 m3 de agua (correspondientes a US$ 156.000) por año, lo cual redujo el agua no contabilizada del 73 al 21% y constituyó un estímulo para ampliarlo a todo el país.
Empresas de agua y saneamiento, organismos oficiales y expertos de ocho países de América Latina compartieron experiencias como éstas en Mar del Plata, Argentina, en un taller de intercambio de conocimientos y resultados.