La idea era simple: dar dinero a una madre de familia para alentarla a que mande sus hijos a la escuela y al doctor. Pero esta simple idea que empezó en los años noventa se transformó en un programa de envergadura nacional en México, que ha beneficiado a 5.8 millones de familias –el equivalente a la cuarta parte de la población total.
La iniciativa mejoró las tasas de escolarización y la nutrición de los niños en el país, al punto tal que más de 50 países en el mundo replicaron el modelo y tienen ahora un programa similar.
Antes llamado Oportunidades, el programa expandió su alcance hace poco: no solamente se dio el cambio de nombre a “Prospera”, sino que también busca que sus beneficiarios puedan también acceder a la educación superior y se vinculen al mercado laboral formal. Otra meta de Prospera es que las familias tengan acceso a servicios financieros, asegurando así una mayor inclusión social de los más pobres del país.
Hablamos con Francesca Lamanna, experta en protección social del Banco Mundial, para que nos explique de cerca cómo funciona el programa.
¿Cuáles son los mayores logros del Programa Oportunidades (ahora Prospera)?
Los logros son muchos, y abarcan resultados en diferentes dimensiones de la pobreza como la nutrición, educación y salud, así como la pobreza monetaria.
Oportunidades (ahora Prospera) es uno de los programas más estudiados y evaluados rigurosamente por instituciones externas. Estos estudios muestran impactos positivos del programa en tasas de escolarización y en el nivel de educación conseguido por los niños, mejoras significativas en el estado nutricional y mayor prevención de salud. Por ejemplo, hombres jóvenes beneficiarios del Programa han ido, en promedio, 0.85 años más a la escuela, o cerca de 10 meses más, mientras que las mujeres jóvenes fueron en promedio 0.65 años más a la escuela, o casi 8 meses más. Además, hubo una reducción de 11.8 puntos porcentuales en los casos de anemia en niños de menos de 2 años.
Los estudios también muestran el importante papel del Programa en la reducción de la pobreza por ingresos en las zonas rurales, atribuyéndole hasta un tercio de la misma.
¿Por qué ha funcionado este programa?
El Programa tiene una serie de fortalezas que han sido muy importantes para su éxito en sus 17 años de funcionamiento.
Primero, la población a la cual se dirige está muy bien definida: tienen mecanismos claros y transparentes para su priorización.
Segundo, la provisión de dinero en efectivo directo a las familias incentiva la participación de los beneficiarios para enviar a sus hijos a la escuela e ir a sus consultas al centro de salud; alivia restricciones extremas de ingresos para cubrir sus gastos de alimentación y les permite realizar inversiones importantes para romper el ciclo de la pobreza.
Además, el programa tiene una fuerte presencia territorial lo cual facilita una comunicación más directa con los beneficiarios hasta en áreas muy marginadas y remotas. Así permite detectar eventuales problemas y mejorar la cohesión social en las comunidades.
Finalmente, cuenta con una muy buena agenda de evaluación que ha permitido fortalecer su diseño en el tiempo.
México fue uno de los primeros en implementar la transferencia de efectivo condicionada. ¿Ha funcionado este esquema en otros países?
Oportunidades fue el primer programa de transferencias condicionadas con cobertura nacional, que focalizó sus acciones en los hogares pobres y extremadamente pobres y que integró tres derechos sociales básicos –salud, educación y alimentación. Desde el inicio se planteó una evaluación de impacto que en el corto plazo mostró resultados. Esto volvió al programa rápidamente un modelo para el resto del mundo.
Desde su creación en 1997 este modelo se ha replicado en 52 países alrededor del mundo en contextos muy diferentes: en América Latina, en Asia y África.
Varios factores permitieron replicar este modelo en diferentes países, pero es importante subrayar que los programas de transferencias han puesto particular atención a la evaluación, que ha permitido demostrar su impacto así como modificar y adaptar el diseño del programa según la evolución de las circunstancias de los beneficiarios y el contexto de cada país.
Los impactos en reducción de pobreza, mayores niveles educativos, mejor nutrición y salud están comprobados en diferentes contextos, y le han dado una legitimidad cada vez mayor a estas acciones. El intercambio continuo de experiencias entre diferentes países en todas sus etapas ha sido y sigue siendo fundamental para el éxito de estos programas.
Recientemente Oportunidades cambió de nombre a Prospera, ¿qué más cambió?
El programa mantiene sus componentes básicos que han demostrado resultados a lo largo del tiempo: alimentación, salud y educación. Con Prospera se fortalecen estos componentes, ampliando la oferta de salud a más intervenciones y aumentando la atención a estrategias como el desarrollo infantil temprano, asegurando que las familias pobres sigan invirtiendo en desarrollo de capital humano de sus niños y niñas.
Pero además, y aquí radica la parte más innovadora, el programa amplía su acción para favorecer la inclusión social y productiva de sus beneficiarios.
Para lograr eso, Prospera impulsa la vinculación de beneficiarios con programas sociales y productivos complementarios, amplía la oferta formativa para los jóvenes a través de becas para educación técnica y capacitación para el trabajo y favorece su inserción laboral a través del Servicio Nacional de Empleo; impulsa la inclusión financiera favoreciendo el acceso de los pobres al ahorro, a microcréditos y a seguros.
¿Cuáles son los próximos pasos del gobierno en temas de protección social?
México, en esta nueva etapa, está haciendo inversiones importantes en el desarrollo de políticas, programas e instrumentos claves para asegurar un México incluyente.
En este sentido la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) está trabajando en el desarrollo de un sistema integrado de información social que permitirá saber quiénes son los pobres, dónde están y qué carencias tienen. Con el sistema de información social se podrá saber qué tipo de apoyo se necesita y cuál programa de la Secretaría y de otros sectores existe o debería estar disponible para atender estas necesidades de la población.
El desarrollo de estos Sistemas de Integración de Información social es una inversión clave para focalizar mejor las intervenciones del estado, hacer el gasto más eficiente y evitar duplicidades de beneficios. En Brasil, el Cadastro Único tiene registrada la información de más de 27.3 millones de familias y se usa para más de 20 programas nacionales y también para un gran número de programas estatales y municipales. Este Sistema ha sido clave para una política inclusiva y de equidad de los brasileños.
¿Por qué es importante integrar el sistema de protección social en México?
México requiere vincular la política económica con la política social. Este es el principio fundamental de lo que la SEDESOL ha llamado política social de nueva generación.
Garantizar seguridad alimentaria a todos los mexicanos (a través de la Cruzada Nacional contra el hambre), fortalecer el desarrollo de capital humano de las nuevas generaciones de las familias pobres en México, fortalecer políticas y programas que permitan a los jóvenes insertarse al mercado laboral formal; vincular a las familias de Prospera a programas de desarrollo rural, inclusión financiera, microcrédito: todo esto permite avanzar en la consolidación de un sistema de protección social integrado, inclusivo, con equidad y con oportunidades para todos los mexicanos.