La desaceleración económica en Latinoamérica ha cobrado una nueva víctima: la expansión de la clase media.
La historia de su crecimiento no deja de ser impresionante: tres millones y medio de latinoamericanos se incorporaron a la clase media en 2014. Sin embargo, es un número bajo en relación a lo que se registró en la región entre 2002 y 2012, cuando “más de diez millones de latinoamericanos engrosaron cada año las filas de la clase media”, afirma el economista Oscar Calvo-González, gerente de la práctica de pobreza y equidad para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
A ese ritmo, América Latina iba en camino a convertirse en una región predominantemente de clase media en 2017, según cálculos del Laboratorio contra la Pobreza en América Latina (LAC EquityLab, en inglés) del Banco Mundial.
Sin embargo, se produjo la caída de los precios internacionales de las materias primas (que habían impulsado el “boom” de la década 2002-2012) y eso provocó la desaceleración del crecimiento económico, especialmente en los países sudamericanos. En promedio ponderado la región entra a su quinto año consecutivo de desaceleración.
Esta nueva realidad aleja –y los expertos no se animan a vaticinar hasta cuándo- el horizonte de llegar a ser una región de clase media.
Sin embargo, hay dos buenas noticias. La primera es que la clase media –aunque no está creciendo al mismo ritmo que durante el “boom”- no ha disminuido (de hecho pasó del 34,8 por ciento de la población en 2013 al 35 por ciento en 2014). La segunda es que la pobreza continuó cayendo, cerca de un uno por ciento entre 2013 y 2014.
Si la pobreza se redujo y la clase media se estancó, ¿qué sucede con la mayoría de los latinoamericanos? De acuerdo a las cifras del Banco Mundial, conforman el sector de los denominados vulnerables, que ganan entre US$4 y US$10 por día. De hecho, este sector es el que más ha venido creciendo en los últimos años.
¿Por qué vulnerables? Pues, porque corren más riesgo de caer en la pobreza que la clase media. “Minimizar que dicho riesgo se materialice será una agenda importante para la región, a medida que se adapta a un nuevo entorno económico", agrega Calvo-González.