“Yo me desnudo frente a ellos, es decir les cuento cosas muy personales de modo que ellos entiendan y sientan que este es un espacio de mucha armonía y respeto”, cuenta Lorena Méndez, quien desde hace 12 años encabeza el colectivo La Lleca, un proyecto de intervención artística- social que trabaja con presos en cárceles de la Ciudad de México.
A través de talleres como radio, fotografía, poesía o performance La Lleca promueve la confianza, la comunicación respetuosa y el juego entre los internos de los penales buscando crear una relación armoniosa entre ellos y su entorno. Este colectivo se compone de voluntarios de diversas disciplinas como psicólogos, ingenieros, comunicadores o artistas plásticos, es un proyecto independiente en el que cada uno de sus integrantes dona los recursos para las actividades que desarrollan con los presos.
El trabajo de este colectivo se suma a otros que se han realizado en diversas prisiones de la región latinoamericana como Mejorando la empleabilidad en el Penal de Cusco, apoyado por el Banco Mundial en Perú, dentro del cual también se busca evitar la reincidencia de la población carcelaria y promover una mejor condición para la reinserción social de los internos al salir de prisión.
La Lleca trabaja en sensibilizar a las personas en reclusión, consideran que potenciar el lado humano, mostrar afecto y solidaridad es una vía para poder iniciar un proceso de desarrollo personal, intentan mostrar a los internos que también hay otras formas de interacción como la comunicación no violenta y el diálogo respetuoso.
Así por más de una década La Lleca ha trabajado con más de 1500 presos (hombres y mujeres) en las cárceles de la capital mexicana, contando con el apoyo de 75 voluntarios intermitentes desde su creación.