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Agricultura: Resultados del sector

Abril 02, 2014


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Stephan Bachenheimer/Banco Mundial

Más a menudo, se espera que la agricultura aborde una amplia variedad de necesidades críticas: alimentos nutritivos para una población que llegará a 9000 millones en 2050, ingresos más altos y con mayor capacidad de recuperación y servicios ambientales. Las exigencias fundamentales de impulsar la productividad, especialmente de los pequeños agricultores; ampliar el acceso a los mercados; reducir los riesgos; fomentar el empleo en las zonas rurales, y proveer servicios ambientales se dan en un contexto en que la agricultura enfrenta desafíos como el aceleramiento del cambio climático, el aumento de los riesgos del mercado, las restricciones en los recursos, la creciente exigencia de contratar al sector privado para proveer bienes públicos agrícolas, y el progreso demasiado lento en el aumento de los ingresos rurales en algunas regiones y en las mejoras de la nutrición, especialmente para las mujeres y los niños. El Grupo del Banco Mundial ha incrementado la nueva asistencia a más de US$7000 millones anuales y está aplicando un planteamiento de paisaje intersectorial, que considera la agricultura, los recursos hídricos, la silvicultura y la biodiversidad.

Desafío

En el futuro, se necesita un sistema agrícola que produzca alrededor de un 50 % más de alimentos para abastecer a los 9000 millones de personas que habitarán el planeta en 2050, que provea alimentos para una nutrición adecuada, que aumente los niveles y la capacidad de recuperación de los ingresos y del empleo para la mayoría de los pobres del mundo (75 % vive en áreas rurales y depende en gran medida de la agricultura como sustento), que entregue servicios ambientales —tales como el secuestro del carbono, la gestión de las cuencas hidrográficas y la preservación de la biodiversidad— y que utilice más eficientemente los limitados recursos hídricos y del suelo. Este sistema se puede lograr con una mayor y mejor inversión en el sector, más atención en los vínculos intersectoriales que existen entre las intervenciones agrícolas y los resultados del crecimiento económico, la seguridad de los medios de sustento, el medio ambiente, la nutrición y la salud pública. Estos nexos se abordan con mayor profundidad en el Informe sobre el desarrollo mundial de 2008, Agricultura para el desarrollo (IDM 2008), el cual se preparó en consulta con una gran variedad de académicos, legisladores, la sociedad civil y organizaciones locales e internacionales en todo el mundo.

En el último tiempo, ha surgido la necesidad urgente de adoptar medidas en la agricultura debido a las alzas constantes en los precios mundiales de los alimentos, la variabilidad del clima, la reducción de las reservas mundiales de granos básicos en los países exportadores, los pocos avances en los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) relacionados con la nutrición y el riesgo asociado de tensiones sociales y políticas. Aun así, los retornos sobre la inversión en el sector pueden ser altos. Los beneficios económicos de la agricultura no son más caros que los de otros sectores, y el crecimiento derivado de la actividad agrícola ha sido entre 2 a 4 veces más eficaz para reducir la pobreza que el de otras áreas.

Solución

El Grupo del Banco Mundial, en consulta con sus clientes, se ha comprometido a expandir significativamente su respaldo a la agricultura.  A diciembre de 2013, los compromisos del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (AIF) en materia de préstamos, créditos y donaciones para el sector agrícola llegaron a US$16 800 millones, los cuales han sido destinados a 298 proyectos en 92 países. De este monto, US$10 200 millones corresponden a compromisos de la AIF dirigidos a financiar 208 proyectos en 65 países.

El Plan de Acción para la Agricultura del Grupo del Banco Mundial 2010-12 tuvo como objetivo implementar el marco estratégico para el sector establecido en el IDM 2008. El Banco continúa implementando el IDM 2008 a través de un plan de acción para los ejercicios 2013-15. Este último plan mantiene el centro de atención en cinco áreas temáticas clave, a fin de ayudar a los clientes a mejorar la sostenibilidad del crecimiento agrícola, los ingresos, la nutrición y la capacidad de recuperación frente al cambio climático, mediante: i) el aumento de la productividad agrícola y la capacidad de recuperación, a través del apoyo a una mejor gestión del suelo y del agua y a mejores tecnologías, por ejemplo a través del CGIAR (conocido anteriormente como el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional), y un mayor respaldo de la Corporación Financiera Internacional (IFC) a insumos críticos, tales como fertilizantes y equipos agrícolas; ii) la vinculación de los agricultores con los mercados y fortalecimiento de las cadenas de valor, mediante el respaldo a una mejor infraestructura, el manejo posterior a las cosechas, el comercio y el acceso a las finanzas; iii) la facilitación de los ingresos rurales no provenientes de la agricultura, a través de la mejora del entorno para la inversión rural y el desarrollo de destrezas; iv) la reducción del riesgo y la vulnerabilidad, mediante el apoyo a los mecanismos de gestión de riesgos y  una mayor transparencia en los mercados de alimentos, y v) el fortalecimiento  de los servicios ambientales y la sostenibilidad, incluido el respaldo a la gestión de los sistemas ganaderos, bosques, océanos y la mejora del secuestro del carbono en el suelo.

Para que la implementación sea exitosa, se requerirá seguir encarando los problemas del buen  gobierno en materia agrícola a nivel mundial, regional, nacional y local.  Si bien el nuevo plan de acción mantiene el foco estratégico establecido en el IDM 2008, este responde al contexto mundial en desarrollo con un mayor énfasis en la agricultura climáticamente inteligente, las respuestas del sector privado, la gestión del riesgo agrícola, los resultados nutricionales, las estrategias de producción agrícola que consideran el paisaje y el buen gobierno.  Estas áreas se describen con mayor detalle en la sección “Próximos pasos”.

Resultados

Desde 2008, solo el Programa de Respuesta a la Crisis Mundial de los Alimentos (GFRP, por sus siglas en inglés) benefició a 66 millones de personas en 49 países. Con su programa agrícola regular más amplio, el Banco ha respaldado las inversiones de largo plazo, como actividades de investigación y extensión agrícola, y ha mejorado la gestión de los recursos hídricos mediante la medición de los progresos en áreas de riego (proveyó servicios nuevo o mejorados de drenaje o irrigación para alrededor de 4,1 millones de hectáreas en proyectos aprobados entre 2004 y 2013) y la adopción de tecnologías nuevas (2,6 millones de agricultores adoptaron nuevas tecnologías en el mismo periodo). Todas estas inversiones contribuyen a incrementar la capacidad de recuperación de los medios de sustento de las familias de pequeños agricultores.



Algunos ejemplos de proyectos financiados por el BIRF son:

Marruecos: el Proyecto de Desarrollo del Riego basado en la Comunidad de Marruecos mejoró la calidad de vida de 58 800 habitantes de comunidades rurales pobres en tierras altas y remotas mediante la recuperación de los sistemas de riego de mediana escala e infraestructura comunitaria relacionada.  Entre las temporadas de cosecha 2004-05 y 2007-08 los cultivos de cereales de bajo valor fueron cambiados por cultivos hortícolas y arbóreos de mayor valor.  Durante el mismo periodo, los ingresos netos promedio se duplicaron en valores constantes: de US$1051 a US$2095 por hectárea.  En total, se mejoraron las modalidades de irrigación de 11 022 hectáreas; se construyeron 209 kilómetros de caminos y los tiempos de viaje se redujeron en dos tercios. Además, se bajó a la mitad el tiempo empleado en buscar agua en 48 sistemas de aprovisionamiento de agua potable y se ayudó a disminuir en un 50 % la incidencia de enfermedades transmitidas por el agua. También, se construyeron 117 escuelas y 20 centros sanitarios. Como parte del fortalecimiento institucional, se formaron 69 asociaciones de usuarios del agua y todas ellas contribuyeron con efectivo, o en especies, al financiamiento del proyecto.

México: el Proyecto Forestal Comunitario de México (ejercicio de 2003) ayudó a las comunidades indígenas y a los ejidos que poseen bosques en las regiones prioritarias de Durango, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Oaxaca y Quintana Roo a mejorar la gestión y conservación de los recursos de sus bosques y a generar fuentes alternativas de ingresos, de forma sostenible. Aproximadamente el 50 % de los beneficiarios pertenecía a grupos indígenas. Como resultado, se designaron más de 760 000 hectáreas de áreas nuevas de conservación mediante los planes de zonificación como lugares de conservación comunitarios o reservas ecológicas. Los beneficiarios recibieron capacitación para mejorar sus habilidades como  administradores y así conservar y gestionar de manera sostenible los hábitats naturales. El proyecto facilitó y sirvió como catalizador para  la protección de cerca de 50 000 hectáreas de áreas naturales, a través de esquemas de pago por servicios ambientales. Los resultados más importantes incluyen: 90 920 hectáreas de bosques con gestión sostenible certificada llevada a cabo por partes independientes, 41 asociaciones y 179 empresas forestales comunitarias reforzadas, y 913 000 hectáreas de bosques mejor administradas. Las herramientas de planificación comunitaria incorporadas a través del proyecto ayudaron a los beneficiarios a desarrollar una visión más amplia de su propio futuro. El fomento del consenso y la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones para incrementar el capital social ayudó a garantizar la sostenibilidad de las actividades del proyecto.

Kazajstán: el Proyecto de Competitividad Agrícola de Kazajstán (ejercicio de 2005) contribuyó a la expansión de la agricultura de conservación/ gestión de técnicas de cultivo de cero labranza para la producción de trigo como resultado de la capacitación y asistencia técnica provista por CGIAR (i) y otros asociados. Esta solución de agricultura climáticamente inteligente ha permitido un crecimiento de la producción de trigo de casi 2 millones de toneladas,  un aumento de US$580 millones en los ingresos incrementales entre 2010 y 2012 y el secuestro de unos 1,3 millones de toneladas  de CO2 anuales.

Algunos ejemplos de proyectos financiados por la AIF son:

Níger: el Proyecto de Promoción de los Sistemas de Riego Privados de Níger (ejercicio de 2002) aumentó la producción y la rentabilidad de los cultivos irrigados de alto valor por parte de pequeños agricultores privados con tecnologías sencillas de bajo costo. Alrededor de 30 826 agricultores adoptaron, por lo menos, una nueva tecnología promovida por el proyecto y aproximadamente 13 087 mujeres participaron en actividades de dicho proyecto. Como resultado, en comparación con la línea de referencia de 2001, los incrementos en el rendimiento correspondiente a cuatro cultivos principales al cierre del proyecto variaron del 57 % al 85 % durante un periodo de siete años. Los aumentos de la rentabilidad se situaron en el orden del 200 % al 2000 % en términos constantes.

Afganistán: el Proyecto de Emergencia para la Rehabilitación de los Sistemas de Riego de Afganistán (ejercicio de 2003), pese a los retos existentes —particularmente en términos de seguridad y capacidad limitada de gobernabilidad—, ayudó a recuperar los múltiples sistemas de irrigación y benefició a más de 600 000 hogares en todas las 34 provincias del país. El proyecto presentó formas innovadoras de supervisar los sistemas en áreas inseguras, como por ejemplo, mediante el uso de fotos y videos con referencias geográficas para hacer el seguimiento e informar sobre los avances.

Sri Lanka: el Proyecto de Medios de Subsistencia para las Comunidades en Áreas afectadas por Conflictos de Sri Lanka (ejercicio de 2004) fue diseñado para brindar oportunidades de generación de ingresos a las personas vulnerables, incluidas las víctimas de la guerra  de 30 años entre el Gobierno y los Tigres de Liberación del Eelam Tamil, que devastó casi las dos terceras partes de la población de las provincias del Norte y del Este. Al final del proyecto, los ingresos de alrededor de 200 000 familias beneficiarias subieron más del 50 %, las comunidades habían invertido en actividades de generación de ingresos dentro de la economía local (US$5,5 millones en total), habían establecido fondos rotativos (un total de US$7 millones) y los 1568 de jóvenes que recibieron capacitación para el desarrollo de destrezas ahora tienen empleo. 

África occidental: el Programa de Productividad Agrícola de África occidental (ejercicio de 2007) busca generar y acelerar la diseminación y adopción de tecnologías mejoradas que han sido desarrolladas por los centros del CGIAR, organismos de extensión  y universidades, con un énfasis en las principales prioridades agrícolas de los países. A septiembre de 2012, el programa había llegado a 253 881 beneficiarios directos y se habían aplicado mejores tecnologías en 166 938 hectáreas de tierra.


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El video habla sobre los resultados de la seguridad alimentaria de emergencia y el Proyecto de importaciones de semillas en Tayikistán.  Vea video en inglés.


Contribución del Banco Mundial

En los últimos 10 años, los compromisos del BIRF/AIF en el sector de la agricultura  aumentaron significativamente (con algunas fluctuaciones) de US$1.300 millones en el ejercicio de 2003 a US$4.200 millones en el ejercicio de 2012. Si bien las cifras ascendieron en forma constante, la proporción de asistencia total a la agricultura por parte del BIRF/AIF permaneció igual en 8% durante los periodos de los ejercicios de 2003-07 y 2008-2012. La proporción mayor se destinó a África al sur del Sahara (subió del 23% en 2003-07 al 31% en 2008-2012), seguida de Asia meridional. Desde el ejercicio de 2003, la irrigación, el drenaje y la agricultura en general representaron, en total, cerca del 56% del financiamiento del BIRF/AIF para la agricultura.

La AIF y el BIRF respondieron inmediatamente a la crisis de los precios de los alimentos de 2008-09, a través del Programa de Respuesta a la Crisis Mundial de los Alimentos (GFRP). A principios de septiembre de 2012, el GFRP benefició a 66 millones de personas en 49 países, a través de US$1.600 millones en asistencia de emergencia, incluidos US$339,3 millones en fondos fiduciarios respaldados por donantes. Se puede encontrar más información sobre la crisis de alimentos y la respuesta del Banco Mundial en la reseña temática “Programa de Respuesta a la Crisis Mundial de los Alimentos: Respuestas rápidas para facilitar soluciones a largo plazo”.

La fortaleza del Banco radica en su capacidad de respaldar su apoyo financiero con otros mecanismos diseñados para fomentar el enfoque estratégico, que incluye la generación de capacidades, el desarrollo inclusivo y la coordinación de la inversión y las actividades de reforma de políticas en los países clientes. El financiamiento de las políticas de desarrollo para la agricultura casi se triplicó, de un promedio de US$230 millones en 2003-07 a US$640 millones en 2008-2012. Las operaciones de políticas de desarrollo generalmente brindan un acceso rápido a la asistencia financiera que respalda una variedad de objetivos de desarrollo que requieren actividades institucionales y políticas esenciales de mediano plazo. Este enfoque es crítico para la pequeña agricultura donde se necesita una gran cantidad de acciones en secuencia para permitir a los agricultores producir más y vender en mercados agrícolas en expansión, pero con alta demanda. 

El interés en las tierras agrícolas aumentó debido al incremento de los precios de los combustibles y los alimentos, las obligaciones respecto de la producción de biocombustibles, los problemas de seguridad alimentaria y las preocupaciones sobre los efectos del cambio climático en los escasos recursos. Como resultado, existe una necesidad particular de asegurar los bienes de los pobres.  Las políticas inapropiadas de tierras son una limitación seria para el desarrollo económico y social.  Las acciones para mejorar la seguridad, el acceso y la capacidad de transferencia de tierras aumentan el valor de los bienes del grupo familiar, generan niveles más altos de inversión y de productividad agrícola y también facilitan el acceso al crédito.  A enero de 2013, se están supervisando 24 proyectos que abordan estos problemas, los cuales tienen compromisos netos de US$924 millones. 

Para poder alimentar a la población que va en aumento en 2050, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) estima que solo la inversión agrícola del sector privado debe crecer aproximadamente un 50%.  Una de las muchas herramientas existentes para fomentar el desarrollo rural y agrícola sostenible es el trabajo con sistemas de cultivo de mayor escala pero debe hacerse adecuadamente. Las grandes adquisiciones de tierra no deberían poner en desventaja a los pequeños agricultores que dependen del suelo como medio de sustento, ni poner en peligro los derechos de las comunidades locales.  

El Grupo del Banco Mundial no respalda las inversiones ni adquisiciones especulativas de tierras que se aprovechan de las instituciones débiles de los países en desarrollo o que ignoran los principios de la inversión agrícola responsable.  La institución ha apoyado activamente la preparación y aprobación (mayo de 2012), por parte del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial, de las directrices voluntarias sobre la gestión de gobierno responsable de la tenencia de la tierra (i), la pesca y los bosques en el contexto de seguridad alimentaria nacional. El Banco también trabaja para crear un piloto sobre los principios de la inversión agrícola responsable, que contribuirá al proceso de consulta de dos años del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. Más información sobre este tema y la respuesta del Banco Mundial en la reseña "Política de tierras: Asegurar los derechos de tenencia de tierras para reducir la pobreza y fomentar el crecimiento".

Asociados

El contexto mundial en desarrollo, con una mayor volatilidad de los precios de los alimentos y el cambio climático, requieren de una acción colectiva más decidida para lograr aliviar esos impactos sobre los pobres en el mundo. Algunos problemas emergentes de gran interés político y financiero para los clientes trascienden las dimensiones nacionales o regionales y concuerdan con el rol especial del Banco como institución multilateral, multirregional, multisectorial y multidimensional, que ofrece productos financieros y de conocimientos. Esta ventaja comparativa es relevante para casos tan diversos como el tratamiento de los impulsores de la crisis de los precios de los alimentos de 2008 y sus efectos, los problemas de reservas de peces migratorios o los intercambios de conocimientos sobre la seguridad alimentaria entre regiones.

Algunas asociaciones mundiales tienen se enfocan en la construcción de un consenso técnico sobre la forma de proceder con grandes cantidades de consultas técnicas y actividades de asistencia, y otras en aumentar la participación financiera para tipos específicos de soluciones, mediante proyectos ejecutados por los receptores. El Grupo del Banco Mundial ha forjado cada vez más alianzas de ambos tipos, a fin de encarar los problemas mundiales de la agricultura, las cuales complementan su respaldo a los países a través de: la entrega de conocimientos que ayudan a moldear el debate sobre los bienes públicos mundiales (especialmente los que afectan los programas nacionales); la mejor coordinación de las actividades y del conocimiento con sus aliados mundiales, y continuas consultas a todas las partes interesadas y la movilización de recursos adicionales.  A continuación, se presentan algunos ejemplos:

Producción agrícola y seguridad alimentaria: además de la rápida respuesta a través del GFRP, se lanzó el Programa Mundial para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria (i) (GAFSP, por sus siglas en inglés) con el fin de abordar las brechas de financiación de los planes a más largo plazo de inversión estratégica en seguridad alimentaria y agrícola que ya comenzaron a desarrollar los países en consulta con los donantes y demás participantes. El GAFSP incluye mecanismos de financiamiento tanto del sector privado como público.  A noviembre de 2012, la modalidad del sector público asignó a 18 países un total de US$658 millones en préstamos ejecutados por los receptores, más las comisiones de supervisión.  Por su parte, la modalidad  del sector privado otorgó un préstamo de US$5 millones a una empresa agrícola en Bangladesh e inició su segunda convocatoria para propuestas de financiamiento.  Además, el Banco realiza actividades de coordinación con los organismos de las Naciones Unidas (ONU) –mediante el Equipo de Tareas de Alto Nivel sobre la Crisis Mundial de la Seguridad Alimentaria (i)- y organizaciones no gubernamentales, y respalda la alianza del Sistema de Información sobre el Mercado Agrícola (i) (AMIS, por sus siglas en inglés) creado para mejorar la transparencia del mercado de los alimentos y ayudar a los Gobiernos a tomar medidas informadas respecto de las alzas de los precios de estos productos.

Nutrición: más de 100 asociados, entre ellos el Banco Mundial, aprobaron el marco de acción “Intensificación de las actividades para mejorar la nutrición” (SUN, por sus siglas en inglés).  Todas las nuevas propuestas de proyectos de agricultura son evaluadas desde el inicio, para saber si incluyen resultados explícitos en el área nutricional.

Investigación agrícola: el Banco Mundial respalda los bienes públicos mundiales críticos mediante el financiamiento y la colaboración con el CGIAR (i), recientemente reformado, que es una alianza mundial que reúne a las organizaciones que trabajan en la investigación sobre el desarrollo sostenible y aquellos que financian esta labor. Actualmente, el CGIAR con un gasto de US$800 millones anuales (ha aumentado la contribución del Banco en 16 veces) concentra el trabajo de  1.000 científicos altamente calificados en el problema crucial de aumentar la productividad de los cultivos de alimentos de los pequeños agricultores en los países pobres.

Financiamiento rural: el Banco Mundial y la Fundación Bill & Melinda Gates establecieron un Fondo de Apoyo al Financiamiento Agrícola (i) para respaldar la reproducción o la ampliación de los modelos de negocios de financiamiento  rural rentables y la generación de conocimientos y el aprendizaje sobre estos modelos. 

Recursos pesqueros marinos: a fin de mejorar del buen gobierno y los medios de sustento sostenibles de la industria pesquera, el Banco Mundial, en colaboración con los donantes y partes interesadas clave, estableció la Alianza Mundial a favor de los Océanos (i) y la Alianza para la Pesca Responsable.

Enfermedades animales: para abordar los impactos mundiales de las enfermedades emergentes y reemergentes de origen animal en la salud pública, la seguridad alimentaria, el comercio y los medios de sustento,  el Banco Mundial trabaja en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y otros asociados para fortalecer los sistemas mundiales veterinarios y de salud pública y de este modo prevenir y controlar mejor las enfermedades zoonóticas. El tratamiento de los problemas relacionados con las enfermedades animales y la tenencia de tierras son dos aspectos fundamentales para garantizar los bienes de los pobres en las zonas rurales.

Seguridad alimentaria: la globalización del suministro de alimentos ha provocado que los riesgos para la seguridad alimentaria se extiendan más allá de las fronteras nacionales, y tiene serias consecuencias para la salud pública y el comercio.  A partir del trabajo iniciado en el marco del Foro de Cooperación para la Seguridad Alimentaria (i) (FSCF, por sus siglas en inglés) del Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), el Grupo del Banco Mundial facilita la creación de una nueva Alianza a favor de la Seguridad Alimentaria Mundial (i) (GFSP, por sus siglas en inglés) de múltiples partes interesadas, con el propósito de respaldar la generación de capacidades en materia de seguridad alimentaria en todo el mundo. Entre los principales asociados se encuentran organismos internacionales -OMS, FAO, OIE, la Organización de las Naciones para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC)-, empresas y asociaciones del sector privado, proveedores de servicios técnicos y entidades gubernamentales. 

Silvicultura: el Banco Mundial se encuentra coordinando actividades de asociación para incrementar el financiamiento y mejorar  del buen gobierno y los impactos de las actividades del sector forestal. La institución trabaja estrechamente con la FAO en la creación del nuevo Fondo de Agricultura  y Bosques (i) (FFF, por sus siglas en inglés), que es una continuación del trabajo de las alianzas para la plantación de bosques (i) respaldadas por el Banco.  El FFF será una iniciativa destinada a promover asociaciones entre los gobiernos nacionales, la sociedad civil, los organismos de financiamiento y desarrollo y el sector privado para apoyar la gestión forestal sostenible a nivel de paisajes y crear una plataforma para que la sociedad civil pueda participar en la formulación de políticas forestales en los países. Asimismo, el Banco integra el Programa sobre los Bosques (i), una alianza de donantes múltiples que implementa un análisis innovador y actividades de asociación;   participa, como uno de los múltiples bancos de desarrollo multilaterales (BDM), en los fondos de inversión en el clima (i) (por ejemplo el Programa de Inversión Forestal (i)), y auspicia el Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (i).

Próximos pasos

En reconocimiento del contexto mundial en desarrollo, el nuevo Plan de Acción para la Agricultura del Grupo del Banco Mundial (i) enfatiza más en:

i) la agricultura climáticamente inteligente, dentro del tema del crecimiento de la productividad agrícola, incluida la mayor proporción del financiamiento y las inversiones agrícolas del BIRF/AIF/IFC que respaldan la adaptación y mitigación del cambio climático, como por ejemplo el desarrollo y la adopción de variedades de plantas más tolerantes a las inundaciones y sequías y el apoyo a los sistemas de gestión forestal y de animales que ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GHG, por sus siglas en inglés);

ii) la facilitación de la respuesta del sector privado, entre otras acciones, las crecientes inversiones en las empresas agrícolas por parte de IFC;

iii) la búsqueda de una gestión de riesgos en la agricultura más explícita, mediante, por ejemplo, el aumento de la cantidad de evaluaciones de riesgo del sector agrícola a nivel de país y el continuo desarrollo de nuevos instrumentos de cobertura de riesgos en base al mercado para los agricultores;

iv) una mayor atención a los resultados nutricionales de las medidas agrícolas, incluida la proporción cada vez más alta de los proyectos agrícolas con un claro foco en la nutrición;

v) un mayor uso de enfoques que consideran el paisaje, mediante una cantidad cada vez más alta de proyectos que combinan complementariedades de la agricultura, los recursos hídricos, la silvicultura y la biodiversidad, y

vi) el buen gobierno, tal como el fortalecimiento del trabajo analítico para comprender la naturaleza de las limitaciones políticas e institucionales para mejorar el rendimiento agrícola y respaldar la optimización del buen gobierno en la tenencia de tierras.

Beneficiarios

El Banco Mundial tiene un función fundamental de llegar a los pobres que viven en las zonas rurales y a la población que padece hambre mediante el uso de la agricultura para el desarrollo. Un ejemplo concreto muestra lo que está en juego.  Malathi Devi, de 40 años, es madre de cinco hijos -tres hombres y dos mujeres-, y habita en el poblado de Aima in Bihar (India). Como la mayoría de las mujeres de la comunidad Musahar, un grupo de personas sin tierras tradicionalmente dependientes de los bosques y quienes ahora trabajan como trabajadores agrícolas casuales, Malathi se casó a los 10 años de edad aproximadamente.  Ella solía cultivar su pequeño terreno  de 0,05 acres y trabajaba como asalariada para grandes agricultores; su remuneración eran 3 kilos de grano por día de trabajo. Pero la temporada de agrícola dura solo cerca de tres meses cada año. Sus responsabilidades incluían plantar, sembrar, cosechar y sacudir el grano. En los meses en que no se cultivaba, Malathi buscaba empleos informales en establecimientos de construcción o en fábricas de ladrillos, como lo hace la mayoría de los habitantes de estas comunidades. Cuando un especialista de una aldea del Proyecto de Medios de Subsistencia de las Zonas Rurales de Bihar financiado por la AIF le contó a Malathi acerca del Sistema de Intensificación del Cultivo Arrocero (SICA)  -una técnica científica para aumentar la productividad del cultivo de arroz irrigado que se realiza mediante el manejo de plantas, suelo, agua y nutrientes-, Malathi decidió probarlo. Muy esperanzada, ella también arrendó otros 0,17 acres para obtener los beneficios del SICA. Con el apoyo técnico recibido de una organización no gubernamental que colabora con el mencionado proyecto, Malathi eligió mejores semillas de arroz y fertilizantes. La producción fue un 60% superior con el uso del SICA que con el método tradicional anterior. Ahora ella y sus cinco hijos tienen alimentos todo el año, además de dinero en efectivo extra.

MULTIMEDIA

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hogares en todas las 34 provincias de Afganistán se beneficiaron del mejoramiento de los sistemas de riego.




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