Preguntas y respuestas
¿A qué países se aplica la suspensión del servicio de la deuda del G‑20?
- Los países elegibles incluyen a todos los países prestatarios de la AIF y todos los países menos adelantados (i) (según la definición de las Naciones Unidas) que estén al día en el pago del servicio de la deuda al FMI y el Banco Mundial, es decir, 72 países clientes de la AIF activos y Angola. En principio, todos tendrán la posibilidad de solicitar una suspensión de los pagos de la deuda, pero cada país beneficiario deberá comprometerse a lo siguiente:
- Utilizar el espacio fiscal creado para aumentar el gasto social, en salud o en sectores de la economía con el fin de enfrentar la crisis. Se prevé que las instituciones financieras internacionales (IFI) implementen un sistema de seguimiento con este propósito.
- Divulgar todos los compromisos financieros del sector público (deuda), respetando la información comercialmente sensible. Se prevé que las IFI proporcionen asistencia técnica, según sea necesario, a tal efecto.
- No contraer nuevas deudas en condiciones no concesionarias durante el período de suspensión, más allá de los acuerdos correspondientes a esta iniciativa o de conformidad con los límites acordados en virtud de la política del FMI sobre límites a la deuda o la política del Grupo Banco Mundial sobre endeudamiento en condiciones no concesionarias.
¿Cuál es el monto de la deuda bilateral de los países muy endeudados?
- Según nuestras estimaciones preliminares, en estos países, tan solo los pagos del servicio de la deuda bilateral oficial suman casi USD 14 000 millones en 2020, incluidos los pagos de intereses y amortización. De este monto, menos de USD 4000 millones corresponden a miembros del Club de París, por lo que, para lograr un cambio, será fundamental contar con la participación amplia y equitativa de todos los acreedores bilaterales oficiales. El G‑20 también ha instado a los acreedores comerciales a tomar parte en esta iniciativa en condiciones similares.
Los elevados niveles de deuda eran un problema ya antes de la COVID‑19. ¿Qué se hará ahora para garantizar que la situación no se agrave?
- Para los países muy endeudados, es fundamental que el financiamiento se otorgue en condiciones concesionarias o en forma de donaciones. El espacio fiscal reservado al servicio de la deuda debe reorientarse a gastos destinados a responder a la pandemia, lo que incluye la respuesta económica. De lo contrario, una respuesta de gasto público significativo podría implicar grandes aumentos en una deuda pública ya insostenible.
- El Banco Mundial ayudará a los países a diseñar respuestas mediante políticas específicas fiscalmente sostenibles que ayuden a lidiar con la crisis a corto plazo y contribuyan a la recuperación económica a mediano plazo.
¿Cómo garantizará el Banco Mundial que los fondos de emergencia se utilicen en servicios públicos esenciales y no se desvíen para pagar a los acreedores?
- El financiamiento de emergencia proporcionado por el Banco Mundial está sujeto a las mismas salvaguardias estrictas que el financiamiento habitual. Esto incluye el cumplimiento de las políticas vigentes, los requisitos de presentación de informes y la supervisión, así como el alto grado de transparencia presente en todo el financiamiento del Banco Mundial.
¿Por qué el Banco Mundial no suspende los pagos del servicio de la deuda de los prestatarios de la AIF?
- La COVID‑19 ha ampliado de forma extraordinaria las necesidades de financiamiento de los países clientes de la AIF, que necesitarán recibir mayores flujos de fondos no solo en 2021, sino también en años posteriores. En un período de crisis mundial, nosotros y nuestros países accionistas creemos que es imprescindible maximizar los potenciales beneficios para los países clientes de la AIF en cada dólar que invertimos. Esto es crucial para contribuir al espacio fiscal de los países e impulsar su capacidad para responder a la crisis sin incrementar las vulnerabilidades derivadas de la deuda.
- La AIF ofrece uno de los mejores medios disponibles para maximizar los beneficios en favor de los países más pobres. La entidad apoya a los países suministrándoles lo que necesitan en una crisis: acceso a “flujos netos positivos” de apoyo financiero en niveles sólidos y sostenibles y en condiciones sumamente concesionarias o a título de donación.
- Eso significa brindarles un apoyo financiero superior a lo que gastan en los pagos del servicio de la deuda al Banco Mundial. La AIF está acelerando su financiamiento para ayudar a los países a enfrentar los efectos de la pandemia mucho más allá de lo que adeudan a la AIF: cada USD 1 que se reembolse a la entidad por concepto de préstamos a bajo costo se compensará, en promedio, con USD 11 en nuevo financiamiento de bajo costo destinado a los países más pobres.
- Esto es posible gracias al generoso apoyo de los donantes de la AIF y, fundamentalmente, a nuestra sólida posición en los mercados financieros. Si el Banco simplemente estableciera una suspensión temporal de los pagos del servicio de la deuda a la AIF, el nuevo financiamiento que podríamos ofrecer se reduciría de forma significativa. También podría afectar nuestra capacidad para otorgar financiamiento a bajo costo a los países clientes de la AIF a largo plazo.
- Ese posible daño es ampliamente reconocido. Tal como señaló (i) el Centro para el Desarrollo Mundial: “Si la AIF suspendiera los pagos de la deuda, esto podría socavar su capacidad para ofrecer y mantener un financiamiento importante en respuesta a la COVID‑19. Los llamados a reducir el pago a la AIF también ignoran el mecanismo que emplea actualmente la entidad para aliviar la carga de la deuda en los países de alto riesgo. El objetivo de la AIF debe ser maximizar el nuevo financiamiento neto”. Save the Children del Reino Unido manifestó (i): “No ampliar el flujo de recursos financieros a los países clientes de la AIF sería dejar que los Gobiernos y las comunidades intentaran apagar el equivalente a un incendio forestal para el desarrollo humano con pequeños baldes de agua”.
- Nosotros y nuestros accionistas hemos llegado a la conclusión de que lo mejor que podemos hacer por los países más pobres es seguir ofreciendo “flujos netos positivos” de financiamiento a bajo costo junto con una sólida asistencia técnica sobre gestión de la deuda. Tal como indicó el G‑20 en su nuevo Marco Común para los Tratamientos de la Deuda (i), nosotros y otros bancos multilaterales de desarrollo seguiremos elaborando opciones sobre las mejores formas de ayudar a satisfacer las necesidades de financiamiento a largo plazo de los países en desarrollo al tiempo que protegemos sus calificaciones actuales y el bajo costo del financiamiento”.