Desde los Andes peruanos hasta las playas de arenas blancas de México, América Latina y el Caribe alberga el 34% de las especies de flora y el 27% de las especies de mamíferos del mundo, cifras que la convierten en una “superpotencia” mundial en materia de biodiversidad.
Y puesto que destina el 20% de su superficie terrestre a la conservación, la región es también líder mundial en la protección de dicha biodiversidad, según un nuevo informe del Banco Mundial titulado: Expandiendo el financiamiento para la conservación de la biodiversidad (i).
Sin embargo, se requiere mucho más que la voluntad “ecológica” de los latinoamericanos para proteger esta riqueza, que por lo demás sirve de sustento a millones de criaturas, plantas y personas. También se necesita una billetera colectiva repleta del tipo de “verde” que hace que el mundo gire. El costo estimado de este esfuerzo a nivel mundial es de aproximadamente US$76.000 millones.
En los últimos dos decenios, América Latina ha estado a la vanguardia de la “conservación de la diversidad biológica mundial” al reservar el 20% de su superficie terrestre para áreas protegidas. Esto contrasta con el 13% promedio de otras regiones en desarrollo.
Los novedosos métodos ideados para financiar este esfuerzo, como asociaciones público-privadas, sistemas de pago por servicios ecosistémicos, acuerdos de conservación basados en incentivos y cogestión con comunidades y ONG, entre otros, son el puntal del liderazgo de la zona en este campo.
Si bien el informe reconoce los grandes avances obtenidos por América Latina, dado el difícil contexto económico actual es un desafío para cualquier país encontrar las ingentes sumas que aseguren estabilidad a largo plazo.
“Numerosas zonas han sido delimitadas, pero para garantizar una verdadera protección en el tiempo se necesita mucho más que eso. Estamos hablando de guardaparques, gestión integral, etc.” Todo eso cuesta dinero, no basta con marcar la zona en un mapa”, indica Karin Kemper, autora principal del informe y Directora Regional del Banco Mundial para Medioambiente.
El estudio sostiene que pese a los progresos alcanzados en materia de preservación, los actuales presupuestos nacionales no logran cubrir las necesidades financieras.
En promedio, los Gobiernos de América Latina asignan apenas el 1% de los recursos del país destinados a medioambiente a áreas protegidas, lo cual equivale a un promedio de US$1,18 por hectárea. Esta cifra cubre solo el 54% de las necesidades básicas, advierte el informe.
La preservación de la biodiversidad se traduce no solo en garantizar que los bosques de la región sigan en pie y que los ríos fluyan libres de contaminantes; se trata, principalmente, de la vida cotidiana de los latinoamericanos, ya que la protección del delicado equilibrio ecológico incide directamente en su calidad de vida, agrega Kemper.
Muchos de los ecosistemas más vulnerables de la región se encuentran en zonas valiosas y altamente cotizadas, donde la agricultura, la minería y la acelerada expansión urbana ejercen presión adicional sobre las iniciativas de conservación. En México, por ejemplo, la pérdida de recursos forestales debido a la deforestación ha afectado el sustento de 12 millones de personas que dependen de los bosques para complementar sus ingresos.