En 2010, la carne se convirtió en el segundo rubro de exportación más importante de Nicaragua, ante la demanda de países como Venezuela que pasó a ser el principal importador de carne procesada nicaragüense.
Tan promisorio potencial, sin embargo, ha sacado a la luz los desafíos internos a la hora de expandir el mercado. Un pequeño productor de ganado en Nicaragua llega a pagar más del doble para que sus vacas lleguen a la mesa, en comparación con un gran productor. El traslado de los animales desde el rancho al matadero y del matadero al mercado conlleva gastos, pérdidas de tiempo y, sobre todo, un efecto negativo en la calidad de los productos.
Y mientras menos tiempo esté la carne en las estanterías, menos oportunidad para que se venda, lo que resultará, indirectamente, en menos ingresos para el pequeño productor.
El transporte terrestre de mercadería impacta directamente en la pobreza, según los expertos. Cuando funciona bien, genera millones de puestos de trabajo, aporta a una parte significativa del PIB en países de baja y media renta e, incluso, influye para reducir los precios de los alimentos. Cuando no, resulta en un círculo vicioso que afecta la rentabilidad y eficiencia de las economías, presionando al alza los precios en comparación con otros países.
Según un estudio realizado por el Banco Mundial, hay cinco razones por las cuales el transporte es excesivamente caro en Centroamérica:
- El alto precio de los combustibles
- Los costos por seguridad
- El traslado de contenedores vacíos
- El tiempo excesivo de los viajes
- Escasa inversión y acceso a créditos (para mantener y renovar la flota de vehículos)
Por ejemplo, una encuesta realizada a 250 compañías de transporte reveló que los precios del combustible pueden representar entre el 40% y el 60% de sus costos variables – comparado a un 20% en EE UU y Canadá. Tan solo un 34% de los encuestados promueve prácticas de eficiencia del combustible, las cuales no solo ayudan a reducir los gastos, sino también a disminuir las emisiones de dióxido de carbono.
Por otra parte, para las compañías de transporte del istmo la seguridad representa entre un 3% y 4% de sus costos operacionales. “Las exportaciones de carne de calidad y café deben pagar por un móvil de seguridad o guardia armado para acompañar a los vehículos durante los trayectos”, asegura el estudio. Mientras, los costos de seguridad han subido un 25% en los últimos cuatro años y son propensos a aumentar a medida que suban los índices de crimen y violencia.
El retorno de contenedores vacíos también explica los altos costos en el transporte de mercaderías. La primera parte del viaje sube de precio pues debe compensar por su vuelta con capacidad ociosa. En Guatemala, por ejemplo, alrededor del 77% de los contenedores vuelven sin productos. Este problema afecta a todos los países centroamericanos, sin importar si las firmas de transporte son pequeñas o grandes.