Una familia promedio del Valle de México -además de pagar una tarifa mensual por agua potable, drenaje y saneamiento- gasta más de 4,000 pesos al año para compensar por los cortes recurrentes y otras deficiencias en el servicio.
Las familias que no tienen agua potable, tienen que pagar mucho más para poder bañarse, cocinar, lavar la ropa y quitarse la sed.
Si bien el 91,6% de la población en el Valle de México tiene una conexión de agua potable en su casa, el servicio no suele ser regular.
Además de estos problemas, los habitantes de la zona ya consumen más agua de la que está disponible.
El pronóstico del informe “Agua urbana en el Valle de México: ¿Un camino verde para mañana?” es claro: si no se toman medidas, para 2030 serán necesarios tres sistemas como el de Cutzamala, que es donde se potabiliza y distribuye el agua para el estado de México y el Distrito Federal.
Ni eficiente, ni sustentable, ni equitativo
El estudio destaca que el manejo del agua en el Valle de México no está a la par de otras grandes ciudades de Latinoamérica. “No es ni eficiente, ni sustentable, ni equitativo y amenaza así la capacidad de generaciones futuras de aprovechar también un recurso tan vital como el agua”, dice el informe.
La población de la región ha crecido 5.6 veces entre 1950 y 2005, pero hay muy poca disponibilidad de agua. La ciudad de Monterrey tiene, por ejemplo, 6.5 veces más agua disponible por habitante y por año que el Valle de México.
Además, 32% del agua que se usa en el Valle proviene de ríos, lagos y otras fuentes que se están agotando por la sobrexplotación.
Si se analiza el uso del recurso bajo estándares internacionales, una tercera parte del agua no se usa eficientemente, entre otras razones, por la cantidad que se pierde por fugas en la red y en los hogares.