Podría darse por descontado en muchos países, pero una infraestructura sólida y acorde a las necesidades escolares marca un mundo de diferencia a la hora de ofrecer una educación de calidad. Para Miriam Chipana, estudiante de la Unidad Educativa Jaime Escalante ubicada en el barrio Cotahuma de la Paz por lo menos es así: “Es el mejor colegio de la zona ya que tenemos cancha propia, sala de computación, mejores baños y es todo más amplio y con más luz”.
Odón Willy Barrientos, dirigente de la junta de vecinos, padre de familia y ex alumno de la Unidad Educativa Luis Espinal del barrio Pasankeri, coincide totalmente: “Es un cambio trascendental, hace 30 años nosotros pasábamos clases en asientos de adobe y traíamos maderitas como mesas para escribir, ahora con esta nueva infraestructura se motiva a los estudiantes a salir adelante”.
Ambas escuelas fueron remodeladas en el marco del proyecto de Transformación de Educación Secundaria (Protes), financiado por el Banco Mundial, en zonas periurbanas de La Paz. El programa ha incluído la construcción de cuatro sedes educativas y la rehabilitación de otras tres, que comprenden 137 aulas que albergan a más de 6.000 estudiantes.
Todas están en funcionamiento con instalaciones sanitarias y administrativas, mobiliario, equipamiento informático y laboratorios virtuales nuevos. A esto hay que agregar la construcción y equipamiento de 95 aulas en 12 escuelas.
“Todo esto se ha traducido en una mejora en la calidad, pero también en el incremento de la cobertura”, señala Patricia Álvarez, especialista del Banco Mundial y gerente del proyecto. Por su parte, Freddy Mamani, director de la Unidad Educativa Luis Espinal confirma un aumento de estudiantes en esa sede escolar: “La matrícula ha subido y se ha incrementado un paralelo en cada curso y así estamos con la capacidad máxima de alumnos.”