La mayor flexibilidad en los tipos de cambio y las inversiones que fluyen hacia la región podrían ser el amortiguador que América Latina necesita para sobrellevar los trastornos económicos, ayudándole a mantener una trayectoria de crecimiento sostenible a futuro.
Este fue el mensaje del economista en jefe del Banco Mundial para la región, Augusto de la Torre, quien dijo que el pesimismo reinante respecto a la desaceleración económica que enfrenta la región es "exagerado".
Hoy, mientras presentaba las proyecciones económicas semestrales del Banco Mundial para la región, De la Torre predijo que la región como un todo seguirá creciendo en 2013, si bien a una tasa comparativamente más baja de alrededor de 2,5%.
Sin embargo, una devaluación estratégica de las monedas locales, allí donde exista capacidad monetaria, podría servir no solo como amortiguador para la región sino también estimular la demanda doméstica a medida que los productos locales cubren el vacío dejado por el aumento relativo en el precio de las importaciones. Asimismo, una moneda competitiva impulsaría las exportaciones locales.
Aunque reconoció que las anteriores tentativas de alterar los tipos de cambio fueron contraproducentes para la región, De la Torre le aseguró reiteradamente a la audiencia de un chat en vivo organizado junto a El País América que el contexto económico actual de la región carecía de los tres principales motivos de preocupación en torno a una devaluación.
- Deuda regional: En lugar de endeudarse con la comunidad internacional, hoy en día América Latina acumula reservas en moneda internacional, convirtiéndose en acreedor de la comunidad mundial
- Dolarización: Mientras que en la década de 1990 los préstamos y deudas se calculaban en dólares, el proceso regional de desdolarización significa que actualmente cuenta con la estructura financiera necesaria para hacer préstamos en moneda local —básicamente eliminando el problema de tener que pagar una deuda en moneda local luego de una devaluación.
- Inflación: El 80% de las economías latinoamericanas ahora establecen sus políticas monetarias en torno a metas de inflación. Como resultado, una devaluación no se traduciría en un alza de precios destinada a asegurar la permanencia del capital extranjero en el país.
"El tipo de cambio puede jugar un nuevo papel en las economías regionales", explica De la Torre. "En la década de 1990, las devaluaciones monetarias eran vistas como un signo de debilidad financiera o el presagio de una posible crisis. Hoy en día un buen número de países latinoamericanos eliminaron este problema".
De cualquier forma, hubo palabras de advertencia para las economías más pequeñas de la región —especialmente en el Caribe y en América Central— que no tienen tanto espacio de maniobra o flexibilidad en sus tipos de cambio.
Junto a la devaluación, De la Torre mencionó el mayor flujo de inversiones extranjeras y medidas reguladoras más estrictas como razones para ser optimistas.