Las playas de Lima, Perú, ilustran tal vez como ninguna otra, la cotidiana convivencia de los latinoamericanos con la constante amenaza de una catástrofe natural.
En la Costa Verde, llaman la atención los surfistas sorteando las olas con sus trajes térmicos durante todo el año, y también los numerosos carteles en los que se lee “Zona de Evacuación de Tsunamis”, en un área que se extiende a lo largo de varios kilómetros.
Lima, como muchas de sus pares latinoamericanas, está ubicada en una zona expuesta a amenazas naturales que tienen un impacto en la seguridad y calidad de vida de sus habitantes. Pero no es fácil para una ciudad de 9 millones de personas prepararse para hacer frente a los efectos devastadores de terremotos y tsunamis.
Entre enero y marzo del año pasado, más de medio de un millón de personas en América Latina y el Caribe fueron afectados por desastres naturales, la gran mayoría por inundaciones debido a cambios intensos en el régimen de lluvias anuales, según la ONU. De acuerdo a estimados del Banco Mundial, las consecuencias de los fenómenos naturales representan un costo para la región de unos $2,000 millones anuales.
Sin embargo, no hace falta que tales eventos se conviertan en desastres. El uso de la tecnología y una estrategia coordinada para reducir el riesgo con anticipación y responder rápido ante un fenómeno natural puede salvar muchas vidas y amortiguar pérdidas económicas.
Es algo que sabe bien Eldrena St. Luce, nativa de Castries, Santa Lucía. Cada año la temporada de lluvia conlleva la posibilidad de deslizamientos de tierra. Hoy una nueva estrategia comunitaria para a los vecinos sobre los riesgos de desastres y la instalación de sistemas de drenaje de aguas lluvias ha hecho que en las pronunciadas pendientes que rodean la capital se reduzca el número de deslizamientos.
“[Durante el huracán Tomas] el nivel del agua era tan alto y abundante como nunca había visto. La instalación de los desagües se hizo en el momento justo antes de la tormenta, por lo que no produjeron deslizamientos de tierra como sucedía antes”, describió Eldrena.