En vez de espantar a la gente, la energía liberada por los puntos débiles escondidos a profundidad en la tierra pronto podría ayudar a echar a andar coches, lámparas y maquinarias.
Esto es especialmente cierto en las pequeñas islas del Caribe, que además de ostentar playas paradisíacas, cuentan con una recién descubierta fuente de energía subterránea que podría ser la gran respuesta al caro y poco sostenible consumo de combustibles fósiles.
Siete países del Caribe oriental tienen enorme potencial para la generación de energía geotérmica, según un estudio del Banco Mundial. Por ejemplo, en la isla de Guadalupe ya se han desarrollado recursos geotérmicos con la planta eléctrica La Bouillante, que genera 15 Megavatios (MW), lo suficiente como para satisfacer las necesidades de 64.000 hogares.
Los recursos en esa región continúan inexplorados, pero los expertos sugieren que el potencial comercialmente explotable podría alcanzar los 850 MW.
Una vez desarrollada, esta energía podría ofrecer a las islas una fuente alternativa y a la vez limpia, económica y menos vulnerable a circunstancias inevitables como el cambio climático. Además, ofrecería un suministro energético confiable a un precio estable --una buena noticia para los usuarios caribeños, que cada fin de mes enfrentan, comparativamente, algunas de las facturas de luz más caras del mundo.
A merced del petróleo
Hoy en día, el uso de la electricidad va de la mano del desarrollo, pero en muchas partes del Caribe y Centroamérica el acceso a este servicio fundamental es cada vez más costoso por su dependencia del petróleo.
Y mientras países como Brasil y México gozan de fuentes de energía renovable abundantes y diversas para satisfacer sus requerimientos además del petróleo, los pequeños países del Caribe oriental están cada vez más a merced del impredecible mercado del petróleo.
“El reto principal para los países del Caribe oriental (OECS, en inglés) es su alta dependencia del petróleo para generar electricidad. En algunos países entre el 60% y el 100% del suministro viene de petróleo,” explica Migara Jayawardena, especialista en infraestructura del Banco Mundial. "Fuentes renovables disponibles como la energía solar o eólica son intermitentes y por lo tanto no son una buena alternativa para energía de carga base continuamente", agregó.
En promedio, los estados insulares gastan colectivamente más de 67 millones de sólares al día en petróleo para satisfacer sus necesidades energéticas. Pero con los cambios constantes de precios, cualquier aumento se traslada al consumidor, encareciendo aún más servicios ya costosos, reduciendo la competitividad de las empresas y empeorando la calidad de vida de los caribeños.