“De niño quería ser ingeniero en sistemas para desarmar computadoras. Pero lo primero que aprendí a desarmar fue una 9 milímetros”. Así abre Agustín Coroy, guatemalteco de 29 años, su primera charla TEDx. “Pasé 13 años en una pandilla y cuando pude salir, nadie quería darme trabajo porque tenía tatuajes”, resume.
Coroy fue parte de Barrio18 una las maras (pandillas) más cruentas de Guatemala. 13 años y medio pasaron hasta que dijo “¡basta!” y comenzó a buscar otra salida.
“Empecé a lavar baños y era feliz. Luego fui empleado del mes en una juguería, un trabajo que conseguí gracias a una ONG que ayuda a ex pandilleros”, dice. “Pero no era suficiente, yo le había hecho mucho daño a mi país y quería hacer algo”, continúa.
“Podemos ser agentes de cambio, pero solos no lo podemos hacer, tenemos que unir fuerzas”, dice Coroy, dirigiéndose a los jóvenes.
Varones y jóvenes
En la actualidad, Coroy forma parte de Jóvenes contra la Violencia (JCV), una iniciativa regional que tiene la misión de promover la seguridad en Centroamérica mediante la concientización, la movilización comunitaria y el impulso de un cambio de política a nivel nacional y regional.
Al igual que Coroy, muchos otros jóvenes de la región se ven involucrados en el crimen organizado desde una edad temprana.
Se estima que en el Triángulo Norte de América Central (Guatemala, Honduras y El Salvador) hay 5,5 veces más homicidios que en Perú y 56 veces más que en los países nórdicos, según un estudio hecho por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés). La mayoría de las víctimas –y victimarios- son jóvenes varones de entre 14 y 29 años, y mayoritariamente de bajos recursos.
Por ejemplo, en Honduras el 48% de las víctimas de homicidio entre el 2010 y el 2012 tenían entre 15 y 29 años. En El Salvador, el promedio de ejecuciones durante el primer semestre de 2014 fue de 10 por jornada. Al menos 36 de ellos tenían 14 años o menos.
La violencia no solo conlleva las consecuencias de miles de pérdidas humanas, también empuja a los menores a fugarse en busca de un futuro promisorio en Estados Unidos.
Más de 11 mil niños de El Salvador fueron detenidos en la frontera de EEUU. Una paradoja, si se toma en cuenta que tanto la MS13 como la Barrio 18 - las pandillas más peligrosas del país - nacieron justamente en la ciudad norteamericana de Los Ángeles, uno de los principales destinos de los migrantes.
Se calcula que el 67% de los jóvenes en edad laboral de Honduras, Guatemala y El Salvador dejan sus países, y que esto cuesta a los gobiernos un estimado de 80.000 millones de dólares, tanto por fuga de cerebros como por los costos de repatriación.
Soluciones “jóvenes”
Según expertos, para hacerle frente a la violencia no hacen falta más cárceles, mano dura o estrategias puntuales, como treguas. La solución radica en un enfoque integral en el que los municipios puedan brindar soluciones a medida a través de la participación comunitaria y los jóvenes sean los protagonistas del cambio.
Con esta idea en mente, el 5 y 6 de noviembre en Antigua, Guatemala, se reunirán miembros de municipalidades y ONGs, expertos en seguridad ciudadana y medios de comunicación para dialogar sobre soluciones basadas en experiencias exitosas para reducir el crimen y la violencia.
Además, el evento servirá de punto de partida para la creación de una comunidad continental de especialistas, ONGs y funcionarios de gobierno que trabajan en el campo de la prevención de la violencia juvenil con el fin de compartir prácticas e iniciativas en la región.
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