¿Experiencia o personalidad? ¿Qué cuenta más en una entrevista de trabajo? Hasta hace muy poco, lo que más se valoraba en un candidato laboral eran sus conocimientos sobre el área en la que iba a trabajar. Alguien con más estudios o con más años de experiencia corría con ventaja contra alguien con un nivel académico inferior o con menos años haciendo tareas similares.
Sin embargo, hoy en día los empleadores han comenzado a fijarse en otras características, algunas especialmente relacionadas a la personalidad.
De acuerdo a un estudio del Banco Mundial, la determinación (entendida como la perseverancia para lograr objetivos a largo plazo) es la habilidad más buscada por las organizaciones. Proactividad, adaptabilidad, honestidad y capacidad de trabajar en equipo son otras habilidades muy valoradas en los futuros empleados.
“Cada vez veo más avisos que dicen ´capacidad para trabajar bajo presión´”, comenta Rommel Cáceres, que ya lleva varios años trabajando en diversas empresas peruanas. “Es importante desarrollar esta habilidad mientras se estudia porque si no puede resultar difícil mantenerse en cualquier trabajo”, agrega.
Las habilidades socioemocionales son un conjunto de características que permiten a un ser humano relacionarse exitosamente en la vida. Todo empieza por una buena nutrición, una buena salud y un entorno estimulante durante los primeros 1000 días. Posteriormente, estas habilidades se desarrollan en la casa y en la escuela.
Características como la empatía y la tolerancia, la confianza en sí mismo, la creatividad, la autorregulación y la perseverancia son germinadas durante la niñez. Se ha visto que las personas que desarrollaron este tipo de habilidades antes de los 5 años tuvieron menos conductas de riesgo como el uso de drogas, el embarazo adolescente, el pandillaje, e incluso la criminalidad.
De acuerdo a la UNESCO, en América Latina y el Caribe hay casi 117 millones de niños, niñas y adolescentes en edad escolar. En general, los educadores latinoamericanos consideran que están preparando adecuadamente a los jóvenes para el mercado laboral, mientras que los empresarios lamentan la falta de habilidades sociales y emocionales.
Esto se debe principalmente a que la educación está centrada en la parte cognitiva. Hay muy poco tiempo en clase dedicado a la formación de habilidades sociales en los estudiantes. En la mayoría de los casos, los docentes no están capacitados para desarrollar y hablar del control de las emociones y esta tarea se dificulta aún más en zonas de mayor pobreza y de mayor violencia social.