, centrándose claramente en la adaptación al cambio climático. De hecho, durante el último año se han puesto en marcha un récord de ocho proyectos de transporte en los PEID, todos ellos teniendo en cuenta el riesgo climático.
“El cambio climático está ejerciendo una enorme presión sobre nuestros países clientes y sus sistemas de transporte. Es una realidad que simplemente no podemos ignorar. Por eso, si mira nuestra cartera de transporte en el Pacífico, no hay un proyecto que no incluya un componente de resiliencia”, dijo Almud Weitz, gerenta de la práctica de transporte del Banco Mundial para el Sudeste Asiático y el Pacífico.
Apoyo para los PEID del Pacífico
Aunque, en muchos casos, las disposiciones sobre resiliencia son un componente de proyectos de transporte de mayor alcance, ha habido un número creciente de proyectos dedicados exclusivamente al riesgo climático, lo que refleja la importancia estratégica de la agenda de transporte para la resiliencia. Un buen ejemplo es el Programa de Transporte Resistente al Clima del Pacífico, una serie de proyectos que actualmente abarca un total de cuatro países: Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu. Se espera que más países se unan al programa en una segunda fase.
“A pesar de muchas vulnerabilidades comunes, los PEID del Pacífico tienen diferentes perfiles y prioridades de resiliencia de la infraestructura. El Programa de Transporte Resistente al Clima del Pacífico se basa en un enfoque común, pero se puede adaptar para resolver las necesidades específicas de cada país”, observó el especialista senior en infraestructura Sean Michaels, quien ha estado liderando el programa desde su inicio. “En todos los países incluidos en el programa, las intervenciones incluyen una combinación de inversiones de infraestructura ‘dura’ y de actividades ‘blandas’ de fortalecimiento de la capacidad, con el fin de ayudar a nuestros clientes a administrar de manera eficaz una infraestructura más resiliente”.
Los trabajos de infraestructura pueden implicar la construcción de carreteras complementarias para que los corredores clave puedan seguir funcionando incluso si la carretera principal está dañada, mejorando el drenaje, colocando muros de contención, instalando redes para contener el desprendimiento de rocas y un sinfín de otras medidas dictadas por las circunstancias locales.
Los esfuerzos de asistencia técnica son igualmente críticos. Al fortalecer las instituciones, incorporar la resiliencia a las normas y políticas de diseño de infraestructura, y al desarrollar herramientas de planificación sectorial y espacial, el programa está proporcionando un importante impulso de la capacidad que ayudará a los países a administrar el transporte de manera mucho más eficiente frente a las crecientes amenazas climáticas.
Por su naturaleza, los desastres son impredecibles y, aunque la preparación es crucial, también lo es la capacidad para responder rápidamente a las necesidades de emergencia y reconstrucción. El programa permite que los países reasignen los fondos del proyecto para apoyar las operaciones de recuperación. Conocido como un “componente contingente de respuesta de emergencia”, este mecanismo les brinda a los Gobiernos un margen financiero muy necesario después de una catástrofe.
Confiar en un marco común en varios países ha hecho que la ejecución de los proyectos sea más rápida y más barata, y les ha permitido a los países aprovechar sus limitados recursos de la manera más eficiente posible. Los PEID en todo el mundo están buscando cada vez más trabajar juntos —después de todo, cuando eres pequeño, lo mejor es encontrar fuerza en los números— y el modelo es adecuado para replicarlo en distintos países y sectores.
El impulso para una acción ambiciosa y coordinada está creciendo claramente. En terreno, los PEID están decididos a superar las dificultades. Como lo plantearon los líderes del clima en el Pacífico, “los pequeños Estados insulares no se están ahogando; están luchando”.
Las actividades descritas son parte de un esfuerzo más amplio a través de todo el Banco Mundial para apoyar la resiliencia climática en los pequeños Estados insulares en desarrollo:
- En toda la institución, los profesionales del desarrollo que se especializaban en problemas de infraestructura, ambientales, en cambio climático y gestión de riesgos de desastre han estado uniendo fuerzas para aumentar el apoyo a la resiliencia en los PEID, en estrecha colaboración con programas como el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación (GFDRR, por sus siglas en inglés) y los Fondos de Inversión en el Clima (CIF, por sus siglas en inglés).
- Para maximizar el impacto de este trabajo, el Banco estableció la Iniciativa para la Resiliencia de los Pequeños Estados Insulares (SISRI, por sus siglas en inglés), con el mandato de aunar conocimientos y movilizar más recursos para proyectos de resiliencia.
- Una cantidad sin precedentes de financiamiento potencial se ha puesto a disposición de los PEID tras el último ciclo de reposición de recursos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los más pobres.