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ARTÍCULO Noviembre 05, 2021

Los bosques saludables son un terreno fértil para los mercados de carbono

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En Mozambique, los bosques naturales, que cubren el 43 % del territorio, son una fuente de empleo, ingresos y sustento en las zonas rurales. Fotografía: Andrea Borgarello/Banco Mundial.


TITULARES

  • Mozambique es el primer país que recibe un pago del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques del Banco Mundial.
  • Hasta la fecha, 15 países, entre ellos Mozambique, han suscrito acuerdos de compra de reducciones de emisiones que liberarán hasta USD 720 millones, monto que se destinará en su mayor parte a las comunidades locales.
  • Las soluciones basadas en la naturaleza, incluidos los bosques, pueden proporcionar hasta el 37 % de la mitigación del cambio climático necesaria para mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C.

Los parques nacionales y la rica biodiversidad de Mozambique son reconocidos a nivel mundial. Sin embargo, desde la década de 1970, el país ha sufrido una pérdida de cubierta forestal equivalente a la superficie de Portugal. En la actualidad, Mozambique y varios asociados en la tarea del desarrollo, entre ellos el Banco Mundial, están trabajando juntos para salvar los bosques y las especies vegetales y animales amenazadas del país, y al mismo tiempo ayudar a las personas a beneficiarse de la conservación.

Este año, Mozambique logró un hito al convertirse en el primer país que recibió un pago del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF) (i) del Banco Mundial por haber reducido las emisiones. El FCPF pagó USD 6,4 millones por 1,3 millones de reducciones verificadas de emisiones, o créditos de carbono, generados a través de iniciativas comunitarias en nueve distritos de la provincia de Zambezia durante un período de 12 meses. Se trata del primer pago realizado en el marco del acuerdo de compra por reducciones de emisiones (ACRE) (i) de Mozambique, en virtud del cual se destinarán hasta USD 50 millones del FCPF a comprar 10 millones de toneladas de reducciones de emisiones de carbono generadas hasta 2024.

La operación envía a los mercados internacionales del carbono la señal de que los programas a gran escala que reducen las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal (REDD+) pueden generar los créditos de carbono de alta integridad y calidad que exigen los compradores.

Fortalecimiento de la contabilidad y la confianza en los créditos de carbono REDD+

“Hay un gran interés mundial en soluciones basadas en la naturaleza y existe una enorme demanda potencial del sector privado para este tipo de créditos, pero la reducción de las emisiones debe ser real y duradera, y debe calcularse y verificarse aplicando métodos contables fiables que cumplan los estándares más elevados”, explicó Marc Sadler, gerente de práctica de la Unidad de Gestión del Fondo para el Cambio Climático del Banco Mundial.

La deforestación y la degradación forestal generan alrededor del 12 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero las soluciones basadas en la naturaleza, incluidos los bosques, pueden proporcionar hasta el 37 % de la mitigación del cambio climático necesaria para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 °C. Dichas soluciones figuran en 137 de las 165 contribuciones determinadas a nivel nacional que presentaron los países en el marco del Acuerdo de París.

Para liberar este potencial, el FCPF ha creado un marco estandarizado para calcular los resultados de las emisiones a escala jurisdiccional, que abarca provincias, regiones o estados enteros dentro de los países. Los programas de reducción de emisiones muy grandes no solo abarcan los numerosos factores que contribuyen a la deforestación y las distintas soluciones propuestas, sino que también están en mejores condiciones de superar algunos de los problemas contables y de verificación que pueden socavar la integridad ambiental de los programas más pequeños.

La alianza del FCPF, que incluye a la mayoría de los principales tomadores de decisiones de la comunidad mundial de REDD+, acordó el marco del FCPF, que hoy se está utilizando en el ACRE de Mozambique y en otros 14 acuerdos que el FCPF ha firmado con otros países para llevar adelante programas experimentales de pagos basados en los resultados.

“Este pago a Mozambique es el primero en créditos de REDD+ jurisdiccionales que cumplen con un estándar o marco específico”, señaló Simon Whitehouse, gerente del Fondo del FCPF. “Estos créditos del FCPF también vienen acompañados de las salvaguardas del Banco Mundial y de un plan aprobado de participación en los beneficios que garantiza que los fondos se compartan equitativamente con las comunidades locales y los grupos indígenas que llevan a cabo actividades de REDD+ sobre el terreno”.


Beneficios para las personas y el planeta

El programa del ACRE en Mozambique es más que un pago del FCPF. Promueve la conservación y la agricultura climáticamente inteligente en las comunidades forestales, ayuda a los agricultores a aprovechar las cadenas de suministro sostenibles para la producción de cultivos comerciales, restaura tierras degradadas, estimula la producción y el consumo más eficientes del carbón vegetal, y mejora la gestión de las zonas protegidas. La promesa de pagos futuros promueve la aceptación y se ve reforzada por el plan de participación en los beneficios (i), diseñado con una amplia participación de las partes interesadas, en el que se especifica cómo se compartirán los fondos con las personas que participan en actividades sobre el terreno, en particular las comunidades que dependen de los bosques.

“Yo tenía una pequeña granja, pero no siempre producíamos suficientes alimentos para vender y mantener a mi familia”, relató Vitória Duarte, presidenta de la Asociación de Productores de Nathelaca, que trabaja en el programa del ACRE en Zambezia. “Ahora estoy trabajando en el programa gubernamental: planté eucaliptos, estoy cuidando la plantación, y el Gobierno me garantiza el pago por el uso de mi tierra y el trabajo que hago. Gracias al proyecto, mi comunidad podrá aspirar a un futuro mejor para sus familias y el medio ambiente”.

Innovación del financiamiento climático para acelerar la acción

Mozambique es el primer país del FCPF al que se paga en función de los resultados, y no será el último. Este mismo nivel de rigor y credibilidad está incorporado en todos los ACRE del FCPF, con lo que el valor combinado total de los 15 acuerdos del FCPF supera los USD 720 millones. El financiamiento se otorgará mediante pagos basados en los resultados correspondientes a casi 145 millones de toneladas de reducciones verificadas de emisiones logradas hasta 2025 en Chile, Costa Rica, Côte d’Ivoire (i), Fiji (i), Ghana (i), Guatemala (i), Indonesia (i), Madagascar (i), Mozambique (i), Nepal (i), la República del Congo, la República Democrática del Congo (i), la República Democrática Popular Lao (i), la República Dominicana (i) y Vietnam (i).

Los ACRE están demostrando la viabilidad de un mercado incipiente para créditos de carbono REDD+ jurisdiccionales. Este mercado forma parte de una evolución en el panorama del financiamiento climático, que incluye la aceptación del Marco Jurisdiccional e Integrado de REDD+ del programa Estándar de Carbono Verificado y la iniciativa Arquitectura de las Operaciones de REDD+ en el Plan de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional (CORSIA), el nuevo esquema de compensación y reducción de carbono de las Naciones Unidas para la aviación internacional, junto con la aceptación condicional del FCPF. Esta elegibilidad es un indicador clave de que los créditos REDD+ jurisdiccionales tienen la integridad necesaria para formar parte de los mercados de carbono voluntarios y regulados en el futuro.

El Banco Mundial también ha introducido el Mecanismo para la Reducción de Emisiones Climáticas (SCALE), su nueva “ventanilla única” para el financiamiento climático basado en los resultados. Dicho mecanismo respaldará la reducción de las emisiones de carbono en tres pilares:

  • soluciones climáticas naturales: agricultura, uso de la tierra, silvicultura, mares y otros sectores que respaldan los activos de capital natural y los servicios ecosistémicos vitales;
  • soluciones de infraestructura sostenible: energía, agua, transporte, zonas urbanas y otros sectores que proporcionan bienes públicos para apuntalar la actividad económica inclusiva y sostenible;
  • soluciones fiscales y financieras: marcos y medidas regulatorias que proporcionan o movilizan recursos para la acción climática (por ejemplo, los impuestos al carbono, la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles, la ecologización de las instituciones financieras públicas o los préstamos vinculados a la sostenibilidad).

Al otorgar financiamiento climático a gran escala, el Mecanismo para la Reducción de Emisiones Climáticas (SCALE) tiene como objetivo lograr mayores reducciones de emisiones en apoyo de la implementación de las contribuciones determinadas a nivel nacional de los países y un mayor nivel de ambición climática.

Un futuro verde, resiliente e inclusivo es posible. Como lo están mostrando Mozambique y los otros países que suscribieron ACRE, la adopción de enfoques inteligentes, sostenibles e innovadores para abordar el cambio climático en la actualidad reportará beneficios durante mucho tiempo en el futuro.


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