Los parques nacionales y la rica biodiversidad de Mozambique son reconocidos a nivel mundial. Sin embargo, desde la década de 1970, el país ha sufrido una pérdida de cubierta forestal equivalente a la superficie de Portugal. En la actualidad, Mozambique y varios asociados en la tarea del desarrollo, entre ellos el Banco Mundial, están trabajando juntos para salvar los bosques y las especies vegetales y animales amenazadas del país, y al mismo tiempo ayudar a las personas a beneficiarse de la conservación.
Este año, Mozambique logró un hito al convertirse en el primer país que recibió un pago del Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques (FCPF) (i) del Banco Mundial por haber reducido las emisiones. El FCPF pagó USD 6,4 millones por 1,3 millones de reducciones verificadas de emisiones, o créditos de carbono, generados a través de iniciativas comunitarias en nueve distritos de la provincia de Zambezia durante un período de 12 meses. Se trata del primer pago realizado en el marco del acuerdo de compra por reducciones de emisiones (ACRE) (i) de Mozambique, en virtud del cual se destinarán hasta USD 50 millones del FCPF a comprar 10 millones de toneladas de reducciones de emisiones de carbono generadas hasta 2024.
La operación envía a los mercados internacionales del carbono la señal de que los programas a gran escala que reducen las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal (REDD+) pueden generar los créditos de carbono de alta integridad y calidad que exigen los compradores.
Fortalecimiento de la contabilidad y la confianza en los créditos de carbono REDD+
“Hay un gran interés mundial en soluciones basadas en la naturaleza y existe una enorme demanda potencial del sector privado para este tipo de créditos, pero la reducción de las emisiones debe ser real y duradera, y debe calcularse y verificarse aplicando métodos contables fiables que cumplan los estándares más elevados”, explicó Marc Sadler, gerente de práctica de la Unidad de Gestión del Fondo para el Cambio Climático del Banco Mundial.
La deforestación y la degradación forestal generan alrededor del 12 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero las soluciones basadas en la naturaleza, incluidos los bosques, pueden proporcionar hasta el 37 % de la mitigación del cambio climático necesaria para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 °C. Dichas soluciones figuran en 137 de las 165 contribuciones determinadas a nivel nacional que presentaron los países en el marco del Acuerdo de París.
Para liberar este potencial, el FCPF ha creado un marco estandarizado para calcular los resultados de las emisiones a escala jurisdiccional, que abarca provincias, regiones o estados enteros dentro de los países. Los programas de reducción de emisiones muy grandes no solo abarcan los numerosos factores que contribuyen a la deforestación y las distintas soluciones propuestas, sino que también están en mejores condiciones de superar algunos de los problemas contables y de verificación que pueden socavar la integridad ambiental de los programas más pequeños.
La alianza del FCPF, que incluye a la mayoría de los principales tomadores de decisiones de la comunidad mundial de REDD+, acordó el marco del FCPF, que hoy se está utilizando en el ACRE de Mozambique y en otros 14 acuerdos que el FCPF ha firmado con otros países para llevar adelante programas experimentales de pagos basados en los resultados.
“Este pago a Mozambique es el primero en créditos de REDD+ jurisdiccionales que cumplen con un estándar o marco específico”, señaló Simon Whitehouse, gerente del Fondo del FCPF. “Estos créditos del FCPF también vienen acompañados de las salvaguardas del Banco Mundial y de un plan aprobado de participación en los beneficios que garantiza que los fondos se compartan equitativamente con las comunidades locales y los grupos indígenas que llevan a cabo actividades de REDD+ sobre el terreno”.