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ARTÍCULOMayo 20, 2024

La función fundamental del agua en la prosperidad compartida y el crecimiento inclusivo

The World Bank

A nivel mundial, existen disparidades generalizadas en el acceso a los recursos y servicios hídricos, y en los impactos de las crisis del agua relacionadas con el clima. Se necesita una respuesta razonada para mejorar el acceso al agua y la resiliencia climática, al tiempo que se alivia la pobreza y se impulsa la prosperidad compartida.

La seguridad hídrica es la base de la prosperidad compartida. El agua limpia es esencial para el consumo y la producción de alimentos, que son la base de una vida saludable y productiva. Es un insumo clave en la producción y el crecimiento económicos, en particular en el sector agrícola. El agua también es vital para la salud de los ecosistemas y hace que nuestro planeta azul sea habitable.

Sin embargo, el mundo se enfrenta a una crisis hídrica, y los que “tienen” y los que “no tienen” contribuyen al aumento de la desigualdad y la fragilidad mundiales. En 2022, 2200 millones de personas carecían de acceso a agua potable gestionada de manera segura; 3500 millones aún no contaban con servicios de saneamiento seguro, y 2000 millones no accedían a servicios básicos de higiene. Debemos actuar con rapidez, de manera colectiva y en una escala mucho mayor si queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con el agua para 2030.

En una nueva publicación conjunta del Banco Mundial y el Gobierno de Indonesia, Water for Shared Prosperity (i) (Agua para una prosperidad compartida), se explora la conexión entre el agua y el crecimiento inclusivo, y se presentan ideas que pueden servir de base para soluciones prácticas a la crisis y mejores maneras de gestionar nuestros valiosos recursos hídricos. En el documento también se ponen de relieve las grandes desigualdades que existen dentro de los países y entre ellos en el acceso a los servicios de abastecimiento de agua y la exposición a los riesgos climáticos.

Las disparidades en el acceso al agua siguen siendo generalizadas

Ha habido una mejora en el acceso a los servicios de agua y saneamiento en todos los grupos de ingresos a los que pertenecen los países. Sin embargo, en los países de ingreso bajo, el crecimiento demográfico ha superado al incremento de la tasa de acceso. Entre 2000 y 2022, el número de personas sin acceso a agua potable gestionada de manera segura y saneamiento básico aumentó en 197 millones y 211 millones de personas, respectivamente. Además, en estos países, el acceso a mejores servicios de agua y saneamiento en las escuelas y los centros de salud no ha subido mucho desde 2014.

El informe muestra que la alta pobreza coexiste con el bajo acceso a agua potable y saneamiento. A nivel mundial, alrededor de 1600 millones de personas viven en puntos críticos caracterizados por un alto nivel de pobreza y un bajo nivel de acceso. Si se mantienen las tendencias actuales, se prevé que esta cifra se duplicará para 2050.

El cambio climático exacerbará los riesgos hídricos en todo el mundo, ya que el aumento de las temperaturas dará lugar a un clima más impredecible y fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes. En el informe se muestra que los países en desarrollo, que tienen menor capacidad de adaptación, experimentan sequías más extendidas e intensas, enfrentan un mayor riesgo de inundaciones y sufren inundaciones más duraderas que los países desarrollados. En los países, los hogares pobres son más vulnerables a las conmociones climáticas.

Los países de ingreso bajo también enfrentan un mayor riesgo de variabilidad estacional del suministro de agua disponible que los países de otros grupos de ingresos. Esta irregularidad podría tener consecuencias en la creación de empleo y el crecimiento económico, dado que casi el 60 % de la población de los países de ingreso bajo trabaja en la agricultura.

Intervenciones inclusivas y en favor de los pobres para mejorar la seguridad hídrica

Para garantizar que los recursos, la infraestructura y los servicios hídricos se gestionen, desarrollen y presten de manera adecuada, en el informe se recomiendan tres áreas de intervención que pueden mejorar significativamente la seguridad hídrica y, al mismo tiempo, reducir la pobreza y aumentar la prosperidad compartida.

En primer lugar, aumentar la resiliencia frente a las inundaciones y sequías. Entre las medidas previstas figuran crear sistemas de alerta temprana sólidos e inclusivos; desarrollar programas de seguros contra riesgos climáticos y reducir la exposición a los riesgos hidroclimáticos mediante reglamentaciones y apoyo financiero, y ampliar los esquemas de protección social para ayudar a las comunidades vulnerables afectadas por las inundaciones y sequías.

En segundo lugar, mejorar el desarrollo, la gestión y la asignación de los recursos hídricos. Esto puede lograrse ampliando las soluciones basadas en la naturaleza mediante mecanismos de financiamiento innovadores y enfoques basados en evidencias; mejorando la coordinación y la cooperación en la asignación del agua a través del intercambio de información e incentivos financieros, y adoptando la contabilidad de los recursos hídricos para orientar las decisiones sobre la distribución del agua.

En tercer lugar, mejorar la prestación equitativa e inclusiva de los servicios de abastecimiento de agua. Entre las medidas se incluyen introducir reformas institucionales y arancelarias para movilizar la inversión; establecer una gestión de los recursos hídricos participativa para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas; crear un entorno regulatorio y normativo propicio para promover la innovación, y mejorar la coordinación entre las instituciones responsables del agua, la salud, la educación y la planificación urbana.


Extender los servicios a las comunidades rurales de Indonesia

En el informe Water for Shared Prosperity se presentan innovaciones de Indonesia para abordar la inseguridad hídrica e impulsar la prosperidad compartida. Un ejemplo relacionado con la mejora de la prestación equitativa e inclusiva de los servicios de abastecimiento de agua es el programa de suministro hídrico basado en la comunidad de Indonesia PAMSIMAS. Este programa nacional tiene como propósito aumentar el número de poblaciones rurales y periurbanas desatendidas que pueden acceder a servicios de abastecimiento de agua sostenibles como parte del objetivo del país de lograr el acceso universal al suministro de agua.

Con el apoyo del Banco Mundial entre 2006 y 2022, PAMSIMAS proporcionó capacitación y donaciones a las comunidades para planificar, establecer y gestionar sistemas de abastecimiento de agua. En 2016, el programa introdujo un enfoque de inclusión de la discapacidad para garantizar que las instalaciones atiendan las necesidades de las personas con discapacidades físicas. Desde su creación, PAMSIMAS ha proporcionado acceso a instalaciones de agua mejoradas para más de 24,4 millones de personas y a instalaciones de saneamiento para 16,4 millones de personas. Estos resultados demuestran el poder transformador de la participación comunitaria, la inclusión y las prácticas sostenibles.


El Banco Mundial da prioridad a las medidas sobre el agua

La seguridad hídrica es una de las prioridades del Banco Mundial en su misión de poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida en un planeta habitable. Para impulsar un cambio significativo, busca fortalecer la seguridad hídrica y la adaptación al cambio climático a través de la planificación, las reformas y la inversión integradas en el abastecimiento de agua, el saneamiento, el riego, la gestión de los recursos hídricos y la reducción del riesgo de desastres. Cabe destacar que el Banco Mundial se ha comprometido a priorizar la velocidad, la escala y el impacto en sus esfuerzos para ayudar a los países a desarrollar soluciones sobre el agua inclusivas que beneficien a todos los segmentos de la población, con el objetivo de lograr un mundo con seguridad hídrica para todos.

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