“¡La electricidad es todo! La vida se detiene si esta tecnología no está disponible. ¡No eres nada sin luz eléctrica, porque no puedes lavar la ropa, ver la TV, o limpiar la casa!”. Con estas palabras, Fatma Ayaz, propietaria de una cafetería en Bilecik (Turquía) describe cuán importante es la luz eléctrica. En su vida cotidiana, depende de un suministro de electricidad asequible tanto para hacer funcionar su hogar como para servir a sus clientes. En un sentido más amplio, la necesidad de tener acceso a energía es fundamental para el crecimiento económico de todos.
en los últimos años, lo que demanda esfuerzos constantes para ampliar las fuentes de energía confiable y limpia. Mediante una serie de medidas interrelacionadas, iniciadas a comienzos de los años 2000, el país logró satisfacer esta creciente demanda y, al mismo tiempo, fomentar la inversión del sector privado y la innovación. Y ha recurrido desde entonces a la ayuda del Grupo Banco Mundial.
¿Qué se necesita para transformar un sector y satisfacer las necesidades de un país al tiempo que se asegura la sostenibilidad a largo plazo? El sector de la energía eléctrica de Turquía, en el que el Grupo Banco Mundial ha participado durante más de dos décadas, ofrece una perspectiva de lo que está en juego y de cómo se puede ayudar.
Crisis y oportunidades
Durante los años 2000 y 2001, Turquía enfrentó una grave crisis económica. Entre muchos otros problemas, esta crisis puso de manifiesto las deudas de los esfuerzos iniciales de privatización del sector de la energía eléctrica emprendidos en el país. Algunos de los acuerdos entre el Gobierno e inversionistas privados logrados en la década de 1990 no sobrevivieron a la crisis. El Gobierno se vio obligado a cancelar algunos de sus contratos y varios casos fueron revisados por el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), la entidad del Grupo Banco Mundial que se encarga de solucionar disputas relacionadas con inversiones internacionales.
Según un funcionario del Banco Mundial que trabajaba en la cartera de proyectos de Turquía en ese momento, se trató de “un periodo en que se puso fin al sector privado”, en particular, las empresas que habían empezado a invertir en el sector de la energía eléctrica del país.
Pero, el Grupo Banco Mundial tenía conocimiento de la situación cuando se produjo la crisis. Había proporcionado asesoramiento al Gobierno de Turquía en la década de 1990 cuando este evaluó la incorporación de actores privados en el sector eléctrico. Si bien el modelo inicial de privatización del Gobierno no resistió la crisis, el Banco apoyó al país durante la recesión, y renovó su compromiso de ayudar a encontrar soluciones más sostenibles. Con el tiempo, esta colaboración ha llevado a una participación del sector privado más estable y equitativa en el sector.
Al examinar retrospectivamente esos años, ¿cuáles fueron los elementos que ayudaron a impulsar esta transformación?