Se prevé un importante nivel de asistencia para los países más afectados.
WASHINGTON, 25 de septiembre de 2014. En vista de la alarmante evidencia que existe sobre la propagación de la epidemia de ébola en África occidental, el Grupo Banco Mundial anunció hoy que aumentará a casi el doble, es decir, a US$400 millones, los fondos destinados a ayudar a los países más afectados a enfrentar la emergencia y fortalecer los sistemas de salud para los próximos años.
El incremento equivale a US$170 millones en nuevos fondos. En el marco del anuncio de hoy, el Banco destinará US$230 millones a la respuesta de emergencia y US$170 millones a proyectos de mediano y largo plazo. Los nuevos recursos —que serán analizados por el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial en las próximas semanas— estarán orientados a incrementar rápidamente el personal de la salud y a comprar los suministros necesarios para llevar la atención y los tratamientos médicos a todo el territorio de los países afectados. Los fondos también apuntan a fortalecer el sistema de salud, dado que se prevé impartir capacitación a los trabajadores de la salud para que refuercen la atención médica en las comunidades de la región afectada.
“Actualmente, la comunidad mundial está respondiendo con la urgencia y en la escala necesarias para revertir esta crisis de ébola sin precedentes”, señaló hoy el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, durante su alocución sobre el virus del Ébola en una sesión especial de las Naciones Unidas. “El verdadero desafío ahora es llevar la atención y los tratamientos médicos a las zonas más aisladas y a las distintas ciudades con miras a consolidar el sistema de salud. Estos fondos ayudarán a los países a emprender una ampliación a gran escala de las actividades de capacitación de los trabajadores de la salud en las comunidades y a proveer los suministros y equipos necesarios”.
El Grupo Banco Mundial había anunciado previamente que movilizaría un paquete de US$230 millones para los tres países más afectados por la crisis (Guinea, Liberia y Sierra Leona), lo que incluía una respuesta de emergencia por valor de US$117 millones. Este apoyo —que contó con la estrecha coordinación de la Organización Mundial de la Salud (AMS), las Naciones Unidas, Estados Unidos y otros asociados nacionales e internacionales— ha ayudado a los países a tratar a los enfermos, afrontar el impacto económico y mejorar los sistemas de salud públicos.
El apoyo adicional previsto permitirá disponer inmediatamente de US$113 millones, que en el paquete anterior se habían asignado específicamente a la ayuda a largo plazo, para destinarlos a la ayuda de emergencia. El nuevo paquete incluirá una reserva de US$170 millones en concepto de asistencia a mediano y largo plazo para los sistemas de salud de los países.
En la epidemia de ébola de 2014 en África occidental han muerto más personas que en todos los brotes anteriores combinados de esta enfermedad desde que se descubrió el virus en 1976. En un análisis del Banco Mundial que se dio a conocer la semana pasada se concluye que, si la propagación del virus continúa intensificándose en los tres países más afectados, el impacto económico podría resultar catastrófico para esos Estados, que ya son frágiles. Sin embargo, también se señala que los costos económicos pueden limitarse si las respuestas nacionales e internacionales inmediatas logran contener la epidemia y mitigar el temor derivado de la inquietud que sienten las personas acerca del contagio, situación que exacerba el impacto económico.
“Se trata, ante todo, de una catástrofe humanitaria”, afirmó Kim. “Pero las repercusiones económicas son muy amplias y podrían prolongarse en el tiempo. Nuestra evaluación muestra un impacto económico mucho más grave en los países afectados de lo que se había estimado anteriormente. Nos sentimos muy alentados por el gran aumento que ha registrado la asistencia de la comunidad internacional, pero ahora todos nosotros debemos lograr resultados sobre el terreno que se correspondan con la magnitud de la crisis”.
La mayor parte del financiamiento de emergencia (US$105 millones de los US$117 millones) fue aprobada por el Directorio Ejecutivo del Grupo Banco Mundial el 16 de septiembre de 2014 y corresponde a recursos nuevos proporcionados a título de donación con cargo al Mecanismo de Respuesta a las Crisis, de la Asociación Internacional de Fomento (AIF). Los otros US$12 millones del financiamiento de emergencia fueron reasignados a fines de agosto de 2014 de proyectos de salud en curso en Liberia y Sierra Leona (US$6 millones en cada país) con el propósito de poner fondos a disposición en forma inmediata. En la mañana del jueves, el Banco ya había transferido el 80 % del paquete de US$117 millones a los tres Gobiernos y los organismos de las Naciones Unidas y había previsto desembolsar el resto de los fondos al final de la semana.
Estos fondos se están utilizando para financiar suministros y medicamentos esenciales, equipos de protección personal y materiales para el control y la prevención de infecciones, capacitación de trabajadores de la salud, pagos por condiciones de trabajo peligrosas y prestaciones por defunción para los trabajadores de la salud y voluntarios en la crisis de ébola, búsqueda de contactos, vehículos, equipo para la gestión de datos, y campañas educativas puerta a puerta sobre salud pública. El Banco ha brindado apoyo a las respuestas de los países en consonancia con la hoja de ruta elaborada por la OMS.
“Podemos —y debemos— actuar con mayor rapidez para contener la propagación del virus del Ébola y ayudar a esos países y sus habitantes. Ya se han perdido demasiadas vidas y el destino de otros miles de personas depende de una respuesta que pueda contener y luego detener esta epidemia”, manifestó Kim.
En un análisis del Banco Mundial sobre la epidemia de ébola que se dio a conocer la semana pasada se advierte que, si la propagación del virus continúa intensificándose en los tres países más afectados (Guinea, Liberia y Sierra Leona), el impacto económico podría ser ocho veces mayor. No obstante, se señala que los costos económicos pueden limitarse si las respuestas nacionales e internacionales inmediatas logran contener la epidemia y mitigar la “conducta de aversión”, un factor de temor derivado de la inquietud que sienten las personas acerca del contagio, situación que exacerba el impacto económico.