La energía, la inflación alimentaria y el aumento de las tasas de interés en el mundo añaden tensión a los importadores de petróleo
Ciudad de Washington, 5 de octubre de 2022. Se prevé que las economías de la región de Oriente Medio y Norte de África crecerán un 5,5 % este año –la tasa más alta desde 2016–, si bien la tasa disminuirá al 3,5 % en 2023. No obstante, el crecimiento de la región es dispar, ya que los países, que todavía bregan por superar los prolongados efectos de la pandemia de COVID-19, enfrentan nuevos sobresaltos ante el alza de los precios del petróleo y los alimentos provocada por la guerra en Ucrania, el aumento de las tasas de interés en el mundo y la desaceleración de la actividad económica de los Estados Unidos, China y la zona del euro.
En la última actualización económica publicada por el Banco Mundial, titulada "A New State of Mind: Greater Transparency and Accountability in the Middle East and North Africa" (Una nueva mentalidad: Mayor transparencia y rendición de cuentas en Oriente Medio y Norte de África) (i), se concluye que los países de la región que son exportadores de petróleo se están beneficiando de los elevados precios de los hidrocarburos, pero los importadores enfrentan circunstancias muy diferentes. Estos últimos afrontan mayores tensiones y riesgos derivados del aumento del costo de sus importaciones, en particular de alimentos y energía, y de la reducción del espacio fiscal, ya que gastan más en subsidios de precios para aliviar a la población las dificultades ocasionadas por el alza de los precios.
“Todos los países de la región deberán realizar ajustes para hacer frente a los fuertes aumentos de precio de los alimentos y otras importaciones, en especial si los aumentos dan origen a incrementos del endeudamiento público o a devaluaciones de la moneda”, dijo Ferid Belhaj, vicepresidente del Banco Mundial para la región de Oriente Medio y Norte de África. “Lo que los países necesitan ahora es gobernar con inteligencia para capear el temporal y comenzar la reconstrucción tras las múltiples crisis que se sumaron a la pandemia”.
El informe, que se publica dos veces al año, afirma que una gobernanza receptiva ayudará a los países a enfrentar más eficazmente esos desafíos ahora y a cimentar las bases de un crecimiento a largo plazo. Cada actualización económica sobre Oriente Medio y Norte de África se centra en un tema en particular; en este informe se analiza la manera en que las reformas orientadas a aumentar la transparencia y la rendición de cuentas en las instituciones públicas pueden promover una recuperación económica sostenible. Los países necesitan imperiosamente establecer sistemas que permitan a las burocracias estatales medir resultados, armonizar funciones, experimentar y aprender de esos resultados.
“Avanzar hacia una mayor transparencia en los datos y una mayor rendición de cuentas es decisivo para la región; puede ayudar a los países a determinar qué medidas funcionan y cuáles es preciso mejorar, y a actuar en consecuencia”, afirmó Roberta Gatti, economista en jefe del Banco Mundial para la región de Oriente Medio y Norte de África. “Los ayudará a gestionar el riesgo y a progresar hacia un futuro más sostenible e inclusivo. Los beneficios no solo son cuantiosos, sino que las reformas necesarias para que las instituciones inicien un proceso de aprendizaje están al alcance de las naciones”.
Según su análisis, el Banco pronostica vías de crecimiento divergentes en la región. Los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) van camino de tener un crecimiento del 6,9 % en 2022, que ha sido impulsado por los ingresos provenientes de los hidrocarburos y se desacelerará al 3,7 % en 2023, a medida que los precios bajen. Se estima que, en los países en desarrollo exportadores de petróleo, las tendencias serán similares, aunque con niveles de crecimiento más moderados: del 4,1 % en 2022, con Iraq a la cabeza, para retroceder luego al 2,7 % en 2023. Se prevé que los países en desarrollo importadores de petróleo crecerán un 4,5 % en 2022 y un 4,3 % en 2023. Sin embargo, la desaceleración del crecimiento de Europa plantea un riesgo particular, ya que este grupo de países depende más del comercio con la zona del euro, en especial los importadores de petróleo del norte de África más próximos a Europa: Túnez, Marruecos y Egipto.
En toda la región, las autoridades han introducido medidas, principalmente controles de precios y subsidios, para lograr que el precio interno de determinados bienes, como los alimentos y la energía, se mantenga por debajo del precio internacional. En el informe se llegó a la conclusión de que, de este modo, la inflación de la región se mantuvo en niveles más bajos que en otras regiones. En Egipto, por ejemplo, la inflación interanual promedio del período de marzo a julio de 2022 llegó al 14,3 %, pero habría sido 4,1 puntos porcentuales más alta (del orden del 18,4 %) si las autoridades no hubieran intervenido.
Algunos Gobiernos han entregado pagos en efectivo a los hogares más pobres, una forma más eficiente de ayudar a los pobres a lidiar con el alza de los precios que los subsidios generales al mercado, que reducen los precios para todos, incluso para los ricos. La reducción de la inflación promedio por el equivalente a 4,1 puntos porcentuales conseguida aplicando un subsidio a los precios de los alimentos y la energía que beneficia a toda la población le cuesta a Egipto 13,2 veces más que permitir que los precios aumenten y auxiliar solo al 10 % de los hogares más pobres con una transferencia de efectivo.
Los Gobiernos se verán obligados a incurrir en gastos adicionales a medida que incrementen los subsidios y las transferencias de efectivo para paliar la disminución del nivel de vida de sus poblaciones ocasionada por el alza de los precios de los alimentos y la energía. A los países del CCG y los países en desarrollo exportadores de petróleo, esta situación no les preocupa demasiado por el momento. El crecimiento inesperado de los ingresos públicos surgido de la subida del precio de los hidrocarburos amplió considerablemente el espacio fiscal y se traducirá en superávits fiscales en 2022 para la mayoría de los exportadores de petróleo, incluso después de deducir el gasto adicional efectuado en los programas dirigidos a mitigar la inflación.
Sin embargo, los países en desarrollo importadores de petróleo no han recibido esos ingresos inesperados y deberán recortar otros gastos, buscar nuevas fuentes de ingresos o aumentar los déficits y la deuda para financiar los programas de alivio de la inflación y cualquier otro gasto adicional. Además, con el aumento de las tasas de interés a nivel mundial se intensificará la carga del servicio de la deuda para los importadores de petróleo, que deberán pagar una tasa de interés más alta tanto por la deuda nueva que contraigan como por la que refinancien; ello afectará la sostenibilidad de la deuda de estos países, especialmente de aquellos que ya tienen niveles de endeudamiento elevados, como Jordania, Túnez y Egipto.