Bogotá, Colombia 22 de marzo de 2023 – Ministros de educación y representantes de gobiernos de América Latina y el Caribe reafirmaron hoy su compromiso de promover una urgente recuperación educativa en la región luego de las pérdidas registradas durante la pandemia y garantizar los aprendizajes básicos para todos los niños y niñas.
Con el liderazgo del Ministerio de Educación de Colombia, las autoridades educativas se reúnen esta semana en Bogotá para discutir y acordar medidas concretas para garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes, especialmente los que están en situación de vulnerabilidad, desarrollen los aprendizajes básicos (lectura, escritura, matemáticas y competencias socioemocionales), que les permitan desarrollar todo su potencial y lograr su plena participación en la sociedad y la continuidad de sus aprendizajes.
A pesar de los importantes esfuerzos realizados por los gobiernos, profesores y padres, los niños han perdido, en promedio, 1,5 años de aprendizaje durante la pandemia. Luego de dos años de cierre de escuelas en la región, los resultados del aprendizaje podrían haber retrocedido más de diez años. Los más jóvenes y los más pobres han sido los más afectados. Las evidencias preliminares de varios países muestran mayores pérdidas en la enseñanza primaria que en la secundaria y entre estudiantes en los niveles socioeconómicos más bajos. Las pérdidas de aprendizaje colectivas perjudicarán a América Latina y el Caribe en el futuro, exacerbando las desigualdades y poniendo en peligro el crecimiento económico.
El encuentro forma parte de las iniciativas por el compromiso para la acción sobre los aprendizajes básicos, un mecanismo oficial impulsado a nivel global por el Banco Mundial, UNICEF, UNESCO, USAID, el Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones del Reino Unido (FCDO), y la Fundación Bill y Melinda Gates, y más recientemente, en América Latina y el Caribe, por el BID, El Dialogo Interamericano y la Secretaría de Educación de Bogotá. Su propósito es lograr que los gobiernos y la comunidad educativa implementen acciones para garantizar, al más alto nivel político, que todos los niños y niñas del mundo logren adquirir los aprendizajes básicos, y complementa un compromiso regional que se lanzó el año pasado para proteger y recuperar el aprendizaje.
“Las pérdidas educativas en nuestros países representan una verdadera catástrofe, es urgente trabajar para revertirlas lo más pronto posible y con especial atención a los más jóvenes y los más vulnerables”, dijo Luis Benveniste, director regional de Desarrollo Humano del Banco Mundial. “El compromiso por la educación es una herramienta fundamental, que se apoya en la noción de que nadie debe quedarse atrás, única manera de avanzar hacia el desarrollo sustentable e inclusivo.”
“En América Latina y el Caribe estamos viviendo una crisis educacional sin precedentes que tendrá repercusiones enormes y duraderas para toda la sociedad. Actualmente en nuestra región, por el efecto de la pandemia, se proyecta que 4 de cada 5 niños y niñas no sabrán leer un texto sencillo. ¿A qué futuro profesional y técnico podrían aspirar si, desde su infancia, no cuentan con las habilidades fundamentales del aprendizaje?” dijo Garry Conille, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
“Si los gobiernos de la región no toman medidas urgentes para recuperar lo perdido y asegurar los fundamentos básicos del aprendizaje, millones de niños, niñas y adolescentes están en riesgo de abandonar la escuela, especialmente aquellos de las comunidades indígenas y afrodescendientes. Dejar a la mayoría de su infancia sin saber leer ni escribir, es un costo social y económico que América Latina y el Caribe no puede y no debe permitirse. El futuro de esta crisis es ahora, no se puede esperar más para actuar”, señaló Conille.
“Vivimos un momento histórico en el que debemos fortalecer la cooperación para trabajar por la recuperación y transformación de la educación de nuestros países. Esta es una prioridad luego de que la COVID-19 exacerbara las desigualdades educativas y limitara el derecho a la educación de las poblaciones más vulnerables en América Latina y el Caribe", expresó Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO. “La región experimentó la interrupción de las clases presenciales, la más prolongada del mundo, que afectó a más de 170 millones de estudiantes y sus familias. Los impactos de esta crisis aún continúan y demandan acciones inmediatas y coordinadas para rescatar el presente y el futuro de niñas, niños y jóvenes de nuestra región”.
"La educación, y en especial la acumulación de habilidades básicas, es clave para superar las desigualdades estructurales, mejorar la movilidad social e impulsar el crecimiento de la productividad que necesita la región. En América Latina y el Caribe más del 50% de los jóvenes de 15 años no entienden lo que leen y alrededor del 60 % no tienen conocimientos básicos de matemáticas. Necesitamos garantizar los aprendizajes básicos, que son la base para luego adquirir el resto de las habilidades que se necesitan para prosperar en este siglo XXI. Cambiar esta realidad está a nuestro alcance, con soluciones basadas en evidencia. Conseguirlo, depende del compromiso de todos para avanzar hacia una educación de calidad", dijo la jefa de Educación del BID, Mercedes Mateo.
"Esperamos que este encuentro permita apalancar el esfuerzo articulado entre los gobiernos, los organismos de cooperación internacional, el sector privado y toda la ciudadanía, con el objetivo de implementar acciones urgentes, inmediatas y firmes para la recuperación educativa. Urge redoblar los esfuerzos para eliminar las desigualdades y lograr una justicia educativa, priorizando a las y los estudiantes más vulnerables", expresó Sarah Stanton, Gerente del Programa de Educación de Diálogo Interamericano.
Revertir los costos educativos de la pandemia es una tarea primordial. La estrategia para lograrlo debe seguir enfocándose en el regreso a la escolaridad y la acelerada recuperación del aprendizaje, priorizando los contenidos esenciales y considerando desafíos como el bienestar psicosocial de los niños y las persistentes brechas digitales.
Estos esfuerzos también ayudarán a garantizar los aprendizajes básicos en el largo plazo, y demandan un claro compromiso por parte de los responsables políticos, así como capacidad técnica y operativa, y los recursos necesarios.