La brecha mundial en el acceso a la energía se agrava a medida que el crecimiento demográfico supera la cantidad de nuevas conexiones: en 2022, en todo el mundo 685 millones de personas vivían sin acceso a la electricidad y 2100 millones seguían dependiendo de combustibles nocivos para cocinar.
Un nuevo informe (i) dado a conocer hoy elaborado por la Agencia Internacional de Energía, la Agencia Internacional de Energías Renovables, la División de Estadísticas de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud revela que el mundo sigue lejos de poder alcanzar para 2030 el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 referido a la energía.
El Objetivo 7 insta a garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. Esto abarca lograr el acceso universal a la electricidad y a formas limpias de cocinar, duplicar los niveles históricos de mejora de la eficiencia energética y aumentar considerablemente la proporción de energías renovables en el conjunto de fuentes energéticas en el mundo. El logro de este objetivo tendrá un profundo impacto en la salud y el bienestar de las personas, ya que ayudará a protegerlas de riesgos ambientales y sociales como la contaminación atmosférica, y ampliará el acceso a la atención y los servicios de salud primarios.
En la edición de 2024 del informe titulado Tracking SDG 7: The Energy Progress Report (Seguimiento del ODS 7: Informe sobre los avances en energía) (i) se advierte que los esfuerzos actuales no son suficientes para cumplir a tiempo este objetivo. Se han logrado algunos progresos en elementos específicos de la agenda del ODS 7 —por ejemplo, el aumento del despliegue de energías renovables en el sector eléctrico—, pero son insuficientes para alcanzar las metas establecidas.
En este informe se confirma que el número de personas sin acceso a la electricidad aumentó por primera vez en más de una década, ya que la población creció (principalmente en África subsahariana) a un ritmo mayor que el de las nuevas conexiones eléctricas: en 2022 carecían de electricidad 685 millones de personas, 10 millones más que en 2021. Una combinación de diversos factores contribuyó a esta situación, entre ellos, la crisis energética mundial, la inflación, el creciente sobreendeudamiento en muchos países de ingreso bajo y el aumento de las tensiones geopolíticas. Sin embargo, se observan tendencias prometedoras en la implementación de soluciones energéticas descentralizadas (en gran parte basadas en energías renovables) que ayudan a acelerar el avance, en especial en las zonas rurales, donde viven hoy en día 8 de cada 10 personas sin acceso.
Mientras tanto, 2100 millones de personas aún no pueden acceder a tecnologías y combustibles limpios para cocinar, cifra que se mantuvo prácticamente sin cambios el año pasado. Esto conlleva enormes consecuencias para la salud, la igualdad de género y el medio ambiente, ya que contribuye a provocar 3,2 millones de muertes prematuras cada año. El renovado impulso político en el Grupo de los Siete (G-7) (i) y el Grupo de los Veinte (G-20) (i), y los nuevos compromisos financieros asumidos en la Cumbre sobre Formas Limpias de Cocinar en África (i) están mejorando las perspectivas de lograr avances más sólidos en los próximos años de esta década. No obstante, estos esfuerzos siguen siendo insuficientes para lograr el acceso universal a la electricidad o a formas limpias de cocinar para 2030.
Otros componentes de la agenda del ODS 7 han obtenido mejores resultados recientemente. La energía renovable ha mostrado un fuerte crecimiento en los últimos dos años, y la tasa de mejora de la eficiencia energética se incrementa gradualmente después de la disminución producida durante la pandemia, aunque todavía no basta para alcanzar la meta del ODS 7. Las nuevas metas globales a las que se comprometieron más de 130 países en el Consenso de los Emiratos Árabes Unidos (i) refuerzan las aspiraciones del ODS 7, pues se busca triplicar la capacidad de generación de energía renovable y duplicar la tasa de eficiencia energética. Se requieren medidas concretas inmediatas para cumplir con estas metas, en especial para abordar la marcada disparidad en la inversión en energía limpia, el 80 % de la cual seguía concentrada en solo 25 países en 2022.
Principales observaciones del informe:
En 2022 se registró un retroceso: el número de personas que vivían sin electricidad aumentó por primera vez en más de una década. En la actualidad, 685 millones de personas viven sin acceso a la electricidad, es decir, 10 millones más que en 2021. En 2022, 570 millones de habitantes de África subsahariana vivían sin electricidad, lo que representa más del 80 % de la población mundial sin acceso al servicio. El déficit de acceso en esta región se ha incrementado respecto de los niveles de 2010.
El mundo sigue lejos de poder lograr el acceso universal a formas limpias de cocinar para 2030. Unos 2100 millones de personas aún utilizan combustibles y tecnologías contaminantes para cocinar, principalmente en África subsahariana y Asia. El uso tradicional de biomasa también significa que los hogares pasan hasta 40 horas a la semana recogiendo leña y cocinando, lo que dificulta que los niños vayan a la escuela y que las mujeres obtengan un empleo o participen en los organismos locales de toma de decisiones.
La contaminación del aire en los hogares generada por el uso de combustibles y tecnologías contaminantes para cocinar provoca 3,2 millones de muertes prematuras cada año.
El consumo de electricidad de fuentes renovables creció más de un 6 % interanual en 2021, lo que elevó la participación de las energías renovables en el consumo mundial de electricidad al 28,2 %.
La capacidad instalada de generación de energía renovable per cápita alcanzó un nuevo récord en 2022, con 424 vatios per cápita a nivel mundial. Sin embargo, se observan grandes disparidades. Los países desarrollados (con 1073 vatios per cápita) tienen 3,7 veces más capacidad instalada que los países en desarrollo (293 vatios per cápita).
La tasa de mejora de la intensidad energética mostró un ligero aumento con un 0,8 % en 2021 en comparación con el 0,6 % del año anterior. Sin embargo, esta cifra sigue muy por debajo del promedio a largo plazo. El lento avance de 2021 se produjo en el contexto de la sólida recuperación económica tras la pandemia de COVID-19, cuando se registró el mayor aumento anual del consumo de energía en 50 años. Para alcanzar la meta 7.3 del ODS, la mejora anual promedio debe acelerarse y superar el 3,8 % hasta 2030.
Los flujos financieros públicos internacionales en apoyo de la energía limpia dirigidos a los países en desarrollo mostraron un repunte en 2022 y alcanzaron los USD 15 400 millones, una suba del 25 % respecto de 2021. Sin embargo, todavía representan cerca de la mitad del máximo registrado en 2016, de USD 28 500 millones.
Si se mantienen las políticas actuales, en 2030 todavía habrá 660 millones de personas sin acceso a la electricidad y alrededor de 1800 millones sin acceso a tecnologías y combustibles limpios para cocinar. Los avances en las tasas de eficiencia energética también están rezagados: llegan a solo el 2,3 %, muy por debajo del nivel necesario para alcanzar la meta del ODS 7.
El informe se presentará a los principales responsables de la toma de decisiones en un evento especial de lanzamiento el 15 de julio, durante el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible, en el que se supervisan los avances respecto de los ODS. Los autores instan a la comunidad internacional a reorientar sus esfuerzos y brindar el apoyo financiero, tecnológico y normativo necesario para reducir el déficit en el acceso y garantizar que todos los países y comunidades puedan beneficiarse de un despliegue acelerado de las energías renovables y una mayor eficiencia energética.
Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía: “Para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, necesitaremos muchas más inversiones en las economías emergentes y en desarrollo, de modo de ampliar el acceso a la electricidad y a las tecnologías y los combustibles limpios para cocinar. En la actualidad, solo una pequeña parte del total de la inversión en energía se destina a los países donde los problemas de acceso a la electricidad y a las formas limpias de cocinar son críticos, en particular en África subsahariana. Además de beneficios climáticos y ambientales, abordar estos desafíos traerá consigo una serie de ventajas sociales y económicas, vinculadas a la igualdad de género, la salud, la educación y el empleo. En nuestra reciente Cumbre sobre Formas Limpias de Cocinar en África se movilizaron USD 2200 millones, lo que generó impulso para seguir avanzando”.
Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables: “Año tras año, las energías renovables aparecen como elemento clave en la ampliación del acceso a la energía y la electricidad gracias a la expansión constante de la capacidad de generación de energía renovable. Pero la disparidad en la distribución sigue siendo notoria, como se refleja en los flujos financieros públicos internacionales destinados al apoyo de la energía limpia. El repunte en estos flujos constituye una señal positiva, pero aún está muy lejos de la cantidad que se necesita para alcanzar el ODS 7. Esto debería servir como un claro recordatorio de que no solo corremos contra el reloj para alcanzar el objetivo, sino que también les seguimos fallando a los más desatendidos del mundo. La comunidad internacional debe reconocer la urgencia de la situación para acelerar las inversiones en infraestructura de energía renovable y en tecnologías sostenibles, haciendo hincapié en los países menos adelantados y las economías en desarrollo”.
Stefan Schweinfest, director de la División de Estadísticas de las Naciones Unidas: “El Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 ha sido un faro que ha guiado los esfuerzos por proporcionar energía limpia y asequible a cada vez más personas, pero en vista de las tendencias actuales, sus metas parecen difíciles de alcanzar. El acceso a la electricidad y a formas limpias de cocinar se ha ampliado desde 2015, pero al parecer el avance ahora resultará más trabajoso. El despliegue de la electricidad de fuentes renovables muestra una tendencia creciente, mientras que otros tipos de energía renovable están rezagados, y las mejoras en la eficiencia energética parecen haber llegado a un cuello de botella. El tiempo se acaba, y es fundamental contar con políticas e inversiones más específicas a fin de garantizar el suministro de energía sostenible para todos para 2030”.
Guangzhe Chen, vicepresidente de Infraestructura del Banco Mundial: “El acceso a la electricidad es esencial para el desarrollo, y tenemos que trabajar más arduamente en favor de los 685 millones de personas privadas de este recurso, 10 millones más que el año anterior. Existen soluciones para revertir esta tendencia negativa, entre las que figura acelerar la instalación de minirredes solares y sistemas domésticos de energía solar. El Banco Mundial está trabajando activamente para respaldar esta aceleración, y junto con el Banco Africano de Desarrollo nos hemos comprometido a suministrar electricidad a 300 millones de personas más para 2030”.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud: “La contaminación atmosférica y la pobreza energética se cobran vidas, provocan sufrimiento y obstaculizan el desarrollo. Es esencial acelerar la transición hacia tecnologías limpias para cocinar y utilizar energía limpia a fin de proteger la salud de los 2100 millones de personas que carecen de acceso, y la salud del planeta, del que dependen todas las formas de vida”.
El informe se puede consultar aquí (i).