Permítanme comenzar expresando mi agradecimiento a nuestros anfitriones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) por el generoso apoyo brindado a este acto y por su incansable labor y sus programas innovadores, que contribuyen a mejorar la vida de niños de todo el mundo. También quisiera dar las gracias a mi amigo Tony Lake, director ejecutivo de UNICEF, por su liderazgo mundial en favor de los derechos de todos los niños. Asimismo, agradezco a Novak Djokovic por estar aquí con nosotros, a pesar de encontrarse en plena preparación para el Abierto de los Estados Unidos.
La educación es uno de los mecanismos más seguros que tenemos para poner fin a la pobreza extrema en el mundo. Cuando los niños y sus familias disponen de acceso a medios para el desarrollo en la primera infancia (como servicios esenciales de atención de la salud, nutrición, educación y servicios de protección social), tienen la oportunidad de aprender y de llevar vidas saludables y productivas. Hay pruebas sólidas de que una inversión temprana en los niños pequeños aumenta su capacidad de aprender cuando comienzan la educación primaria. A su vez, esto mejora sus posibilidades de seguir estudiando, de no abandonar la escuela y de avanzar hacia la educación secundaria. Además, incrementa considerablemente su capacidad para generar ingresos cuando sean adultos.
Mientras trabajamos para garantizar que todos los niños reciban enseñanza preescolar, también debemos asegurarnos de que el tiempo que pasan en las aulas sea productivo y de que adquieran conocimientos reales. Lamentablemente, muy a menudo se presta más atención a la construcción física de las escuelas (los ladrillos) que a la construcción intelectual (la enseñanza y el manejo de los contenidos). De hecho, en todo el mundo en desarrollo hay 250 millones de niños que no saben leer ni escribir, pese a que muchos de ellos han asistido a la escuela.
Estos desafíos exigen que aumentemos nuestro compromiso con los niños, especialmente con los más pequeños. Es un gran placer anunciar que el Banco Mundial va a establecer una nueva asociación sobre el desarrollo del niño en la primera infancia con la Fundación Novak Djokovic. La labor de la asociación incluirá la promoción a nivel mundial de la importancia del desarrollo en esa etapa, así como actividades en Serbia para mejorar el desarrollo temprano de niños desfavorecidos.
Los beneficios de los programas de desarrollo del niño en la primera infancia son más evidentes en los grupos pobres y desfavorecidos. Gracias a los estudios realizados, sabemos que los niños de familias desfavorecidas que participaron en programas de desarrollo en la primera infancia obtienen remuneraciones un 25 % superiores a las del resto al llegar a la edad adulta. ¿Qué produce estos sorprendentes resultados? Las intervenciones basadas en datos empíricos, algunas tan sencillas como alentar a las madres a jugar y a hablar en el hogar con sus bebés.
Entre 2001 y 2013, el Banco Mundial ha invertido US$3300 millones en programas de desarrollo del niño en la primera infancia. Sin embargo, las necesidades siguen siendo enormes. Incluso en Serbia, país de ingreso mediano alto, menos del 10 % de los niños de los hogares más pobres va a la escuela. La situación es peor para los niños romaníes: solo el 6 % de los que viven en asentamientos precarios accede a programas de educación temprana. Es evidente que tenemos que emprender una intensa labor de promoción para dar a los pequeños de todos los países la ventaja inicial que necesitan.
Pero los anuncios que hacemos hoy —el nuestro y el de UNICEF— aumentan nuestros anhelos para los niños de todo el mundo. Novak Djokovic ha sido una inspiración para mí. A Djokovic se lo conoce por ser uno de los mejores deportistas del mundo, pero a partir de hoy también se lo reconocerá por el compromiso de encaminar a los niños hacia una vida mejor. Estoy convencido de que esta nueva asociación entre el Banco Mundial y la Fundación Novak Djokovic dará un mayor impulso a todos los que trabajamos, en distintas partes del mundo, en pro del desarrollo del niño en la primera infancia.
En las canchas de tenis, Novak se destaca por ser un jugador versátil y completo. Es el tenista con la mejor devolución de saque y rara vez desaprovecha la oportunidad de ganar un punto. Tengo la esperanza de que ahora, con la inspiración de Novak, aprovecharemos plenamente esta nueva posibilidad. Debemos contar con nuevos recursos y prestar más atención al desarrollo de los más pequeños, y creemos que Novak puede atraer el tipo de atención que se necesita con urgencia. Un objetivo adecuado para todo el mundo es el acceso universal a los programas de desarrollo del niño en la primera infancia. Podemos conseguirlo. Desaprovechar esta ocasión de colaborar con Novak sería cometer un error no forzado de graves proporciones. Agradezco a Novak, a UNICEF y a todos nuestros asociados por el trabajo que hacemos juntos para ayudar a los niños.