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Discursos y transcripciones Abril 21, 2020

Palabras de Mari Pangestu, directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial, en la reunión virtual de ministros de Agricultura del Grupo de los 20

CIUDAD DE WASHINGTON, 21 de abril de 2020. Mari Pangestu, directora gerente de Políticas de Desarrollo y Alianzas del Banco Mundial, pronunció hoy las siguientes palabras en la reunión virtual de ministros de Agricultura del Grupo de los 20 (G-20):

Sus excelencias, ministro Al-Fadli, ministro de Medioambiente, Agua y Agricultura de Arabia Saudita, y organizaciones internacionales asociadas.

Estamos viviendo una época sin precedentes. 

Gran parte de la lucha contra la COVID-19 (coronavirus) y sus efectos exceden nuestro control. 

Uno de los impactos más alarmantes y que genera gran preocupación es que los países más pobres y vulnerables se enfrentan al riesgo de la inseguridad alimentaria debido a la caída en picada de los ingresos en divisas necesarios para importar alimentos y de los ingresos en general, mientras que, al mismo tiempo, la provisión de alimentos se ve amenazada debido a restricciones en las exportaciones y a la ruptura de las cadenas de suministro. 

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con el nuevo coronavirus, sí podemos controlar la respuesta a uno de los impactos alarmantes de la pandemia (esto es, la inseguridad alimentaria y la malnutrición) mediante acciones nacionales concertadas y la cooperación internacional.

El G-20 puede desempeñar un papel importante, como lo hizo en 2011 con su Plan de Acción sobre la Volatilidad de los Precios de los Alimentos y la Agricultura, y brindando financiamiento adicional para abordar cuestiones estructurales referidas a la producción y disponibilidad de alimentos. Puede volver a hacerlo, entre otras cosas, aumentando el financiamiento destinado a los consorcios que se dedican a la investigación en agricultura, como el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales (CGIAR).

En el contexto de la asistencia de USD 160 000 millones que el Grupo Banco Mundial brindará para hacer frente a la COVID-19 en los próximos 15 meses, tenemos cuatro mensajes clave para las respuestas en materia de políticas, que forman parte de la tarea que estamos llevando adelante con los Gobiernos.

Acciones nacionales concertadas

1. Facilitar el movimiento de alimentos, insumos agrícolas y mano de obra. Debemos asegurarnos de que las cadenas de suministro de alimentos continúen en funcionamiento y operando de manera segura; eso incluye considerar que los alimentos, los insumos agrícolas y la logística relacionada con los alimentos son esenciales y, por lo tanto, prioritarios; también incluye impartir directrices claras sobre medidas de salud y seguridad para quienes trabajan en el sistema alimentario; explorar usos innovadores de la tecnología, e intercambiar enseñanzas y datos. 

Trabajamos con Gobiernos y asociados internacionales para seguir de cerca las cadenas nacionales de suministro agrícola y alimentario y examinar cómo la pérdida de empleo e ingresos afecta la capacidad de las personas para comprar alimentos. Aprovechamos proyectos ya existentes y otorgamos financiamiento a corto y a largo plazo para ayudar a los países a establecer redes de protección social, preservar el funcionamiento de las cadenas de suministro y garantizar que los productores agrícolas puedan satisfacer la demanda de los consumidores locales durante la pandemia. Algunas medidas innovadoras consisten, por ejemplo, en recurrir a los grupos comunitarios para distribuir alimentos y utilizar tecnologías digitales para hacer un seguimiento de las condiciones de cosecha y vincular a productores con consumidores.

2. Programas de protección social para los más pobres y vulnerables: Debemos asegurarnos de que las personas tengan dinero para comer o acceso a los alimentos básicos. Un alto porcentaje de la fuerza de trabajo de los países en desarrollo, que en algunos de los países más pobres llega hasta el 80 %, son productores y consumidores netos del sector agrícola y del alimentario. Por eso, si se da prioridad a este sector, se logrará proteger tanto los medios de subsistencia como la seguridad alimentaria.

3. A mediano plazo, fortalecer la resiliencia y la prevención a largo plazo, incluso en los países más vulnerables, aplicando el enfoque denominado "Una Salud". Esto significa cerciorarse de que se invierta en los sistemas de sanidad animal y de veterinaria para evitar estos tipos de enfermedades infecciosas y fortalecer la resiliencia de los sistemas alimentarios. De los primeros 25 proyectos aprobados para recibir financiamiento relacionado con la COVID-19 en la primera fase de la respuesta del Banco Mundial, 11 incluyen componentes del enfoque "Una Salud".

Hemos asumido el compromiso de ayudar a los países a prevenir el surgimiento de la próxima enfermedad y a estar mejor preparados en caso de que los riesgos se concreten, para lo cual fortaleceremos la resiliencia de sus sistemas alimentarios. La experiencia del Banco Mundial con la gripe aviar (i) demuestra que las inversiones multisectoriales y coordinadas en salud humana, ambiental y animal (enfoque “Una Salud”) son una manera eficiente en función de los costos de gestionar riesgos y controlar enfermedades en la fuente. En India, por ejemplo, el Proyecto de Respuesta a la Emergencia de la COVID-19 y Preparación de los Sistemas de Salud permitirá mejorar los sistemas de vigilancia de enfermedades en seres humanos y animales, así como los sistemas de información sobre salud en todo el país. 

También estamos trabajando con asociados de la Organización de las Naciones Unidas y con Gobiernos nacionales para brindar apoyo inmediato y a largo plazo a fin de responder a una crisis que se produce dentro de otra crisis: la peor plaga de langostas en décadas. Ya se ha proporcionado ayuda de emergencia en Kenya, donde se han destinado USD 13,7 millones para establecer seis estaciones base y utilizar aviones para coordinar las iniciativas de vigilancia de la plaga en los países afectados. También se ha proporcionado financiamiento de emergencia con el fin de ayudar a las comunidades afectadas de Djibouti a controlar el brote y a hacerle frente.

Por último, la cooperación internacional es fundamental para lo siguiente:

4. Abstenerse de establecer restricciones a las exportaciones y evitar barreras a las importaciones y acumulaciones de existencias innecesarias. La producción y las existencias mundiales de granos se encuentran entre las más altas de todos los tiempos, por lo que no es necesario establecer restricciones ni acumular existencias nacionales. No repitamos lo sucedido en 2008, cuando las restricciones comerciales agravaron en todo el mundo las subas en los precios de los alimentos y provocaron que entre 130 millones y 155 millones de personas adicionales cayeran por debajo de la línea de pobreza, en especial, en los países más vulnerables. 

Los países miembros del G-20 representan una gran parte del comercio de alimentos y, por lo tanto, sus acciones tendrán un impacto mundial significativo. 

Juntos podemos asegurarnos de adoptar medidas concertadas para implementar políticas y programas adecuados a fin de mantener la seguridad de los sistemas alimentarios y transportar alimentos esenciales dentro de los países y entre ellos. Juntos podemos ganar la batalla contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

Agradecemos al G-20 su continuo liderazgo con respecto a esta importante cuestión. El Grupo Banco Mundial está listo para trabajar con todos ustedes y enfrentar este desafío.

Muchas gracias.

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