La cartera actual del Grupo Banco Mundial en la Amazonía incluye proyectos en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam.
Los proyectos se centran en la gestión forestal, la planificación del uso de la tierra, la promoción de la agricultura climáticamente inteligente, el fortalecimiento del entorno empresarial y el acceso a la financiación, así como en inversiones clave en infraestructura básica, en sistemas de salud y de educación.
Estos son algunos de los proyectos más emblemáticos:
El apoyo del Banco Mundial a Guardianes del Bosque (anteriormente conocida como Bolsa de Floresta) es parte del Primer Financiamiento de Políticas de Desarrollo Programático para la Sostenibilidad Fiscal y Ambiental del Estado de Amazonas (Amazonas DPF). Con el préstamo de 200 millones de dólares, Amazonas tomó medidas para reorganizar las finanzas públicas (como la reforma de la previsión estatal), aumentar la transparencia en la administración (como la creación del portal e-Obras), reforzar la preservación del medio ambiente y avanzar en la conformación de un sistema REDD+ para la gestión de concesiones forestales. Los fondos también se utilizaron para ampliar el alcance de los Guardianes del Bosque de 9.602 a 14.500 familias, lo que permitió la implementación de infraestructura comunitaria —como la construcción de pequeños puertos fluviales— en el interior del estado.
El proyecto Corazón de la Amazonía es parte del Programa Paisajes Sostenibles de la Amazonía (ASL por sus siglas en inglés), financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) e implementado por el Ministerio de Ambiente, el Instituto de Investigaciones SINCHI, Parques Nacionales Naturales de Colombia, IDEAM, Corpoamazonía, CDA, Fondo de Patrimonio Natural, y cuenta con el apoyo del Banco Mundial. El objetivo de este proyecto es mejorar la gobernanza y promover actividades de uso sostenible de la tierra para reducir la deforestación y conservar la biodiversidad.
Este proyecto tiene como objetivo ampliar el área bajo protección legal, mejorar la gestión de las áreas protegidas y aumentar el área bajo restauración y manejo sostenible en la Amazonía brasileña. Con un financiamiento de $80 millones, el proyecto es el más grande en la historia del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM). El proyecto interviene en nueve estados de la Amazonía y apoya el Programa Regional de Áreas Protegidas de la Amazonía, la iniciativa de conservación de bosques tropicales más grande del mundo. La implementación del proyecto está liderada por el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático en asociación con las agencias ambientales estatales de Acre, Amazonas, Pará y Rondônia; el Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio); el Servicio Forestal Brasileño (SFB); con el Fondo Brasileño de Biodiversidad (FUNBIO), Conservación Internacional-Brasil y la Fundación Getúlio Vargas (FGV) como agencias ejecutoras.
La Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés) invertirá en un bono de Natura para promover la bioeconomía en la Amazonía y contribuir a la protección y regeneración de la selva amazónica. La inversión de la IFC también contribuirá a impulsar la economía y a las comunidades locales, y a apoyar las cadenas de suministro sostenibles de agroforestería.
BBVA y la IFC emitieron el primer tramo de US$15 millones del primer bono de biodiversidad del mundo, que alcanzará los US$70 millones, con el objetivo de financiar proyectos que aborden los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad, especialmente enfocados en la reforestación, la regeneración de bosques naturales en tierras degradadas, la agricultura climáticamente inteligente, y la restauración de hábitats de vida silvestre, entre otros.
El préstamo garantizado por el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA, por sus siglas en inglés) se utilizará para apoyar las operaciones de préstamos locales de BdB a pequeños agricultores que se dedican a la agricultura de siembra directa, considerada una práctica agrícola climáticamente inteligente que ofrece beneficios de captura de carbono y resiliencia climática.
Más de 2,300 familias indígenas y comunidades locales son los principales beneficiarios de este proyecto que tiene como objetivo recuperar 380.500 hectáreas de tierras forestales, con un financiamiento de US$12,2 millones.
El proyecto de US$280 millones ayudará a mejorar los servicios sociales y la seguridad alimentaria, a fortalecer el aprendizaje y a promover la conservación forestal en una región donde los medios de vida dependen directamente de los recursos naturales. Se espera que alrededor de 550.000 personas en 144 municipios se beneficien directamente de estas actividades.
